Ciudadanos de dos decenas de países podrán a partir de esta semana viajar a la República Popular en las mismas condiciones que antes de la pandemia. Con la excepción de un requisito adicional para la obtención de visas: deben demostrar que están inmunizados contra el coronavirus con un producto de los laboratorios farmacéuticos chinos. Si en un país la vacuna china no ha sido aprobada, los residentes no podrán pedir un visado.
Zhao Lijian, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, negó que entre los objetivos de la nueva exigencia para obtener una visa de ingreso estuviera el de acelerar la aceptación de las vacunas chinas entre los países que todavía no lo hicieron.
China está reanudando el procesamiento de visas para extranjeros de decenas de países, pero solo las otorgará a quienes hayan sido inoculados contra el COVID-19 con una vacuna fabricada en China.
La medida ha planteado dudas sobre las razones que motivan la exigencia, dado que las vacunas de factura china no han sido aprobadas en varias de esas naciones que sin embargo se han sido beneficiadas con la opción de viajar. Y China no aceptará el ingreso de quienes se hayan aplicado vacunas fabricadas por laboratorios extranjeros, aun si estén incluidas entre las aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Como una de las regulaciones establecidas para controlar el crecimiento exponencial de contagios y casos de Covid-19, Beijing había prohibido cuando se vio más afectada por la pandemia los viajes de trabajadores no esenciales a China. La reanudación de los viajes es un factor clave para la recuperación económica. Muchos países están discutiendo la ingeniería de burbujas cuidadosamente gestionadas, o de pasaportes de vacunación mutuamente reconocidos, a medida que implementan y avanzan las campañas nacionales de vacunación.
Los anuncios hechos por las embajadas chinas de unos 20 países esta semana varían ligeramente para cada uno de ellos, pero en su mayoría prometen un retorno al procesamiento de visas de tiempos prepandémicos, a fin de reanudar los “intercambios entre personas de manera ordenada”.
Después de las primeras críticas y sospechas sobre la falta de datos de ensayos científicos referidos a vacunas contra el Covid-19 publicados en China, hay ahora en el mundo una aceptación más amplia de las vacunas chinas, aunque las informaciones sobre las tasas de eficacia varían enormemente. En el caso de las vacunas en general, aún se desconoce qué tan bien bloquean la transmisión, tanto en individuos como a nivel de población, cuando se aplica más de un tipo de ellas.
China cuenta ahora con cinco vacunas propias aprobadas para uso general o de emergencia, incluidas tres que también se distribuyen a otros países a través del comercio o la ayuda humanitaria. El impulso para proveer vacunas a nivel internacional ha sido etiquetado como una campaña de «diplomacia de la vacuna» para realzar el lugar de China como un benefactor a la salud global, que se la ha reconocido abiertamente en el Asia oriental, el África subsahariana y en Sudamérica.