Más de una cuarta parte de la población de Chile está vacunada. Sin embargo, la ocupación de las unidades de cuidados intensivos ha alcanzado un nivel crítico. El gobierno recibe muchas críticas.
Mucha gente pensó que la crisis del coronavirus estaba tocando a su fin en Chile: a mediados de enero, la curva de incidencia, que había aumentado abruptamente después de Navidad, se volvió horizontal y cayó hasta finales de febrero. Chile era entonces el «campeón de vacunación de América Latina» con el 18 por ciento de la población vacunada con la primera dosis. Luego aumentó la incidencia de siete días y se duplicó de 130 a 260 en cuestión de un mes.
Muchos casos severos a pesar de las vacunas
También aumentó el número de casos graves por COVID-19, y las unidades de cuidados intensivos estuvieron en una situación crítica en la segunda quincena de marzo. A fines de marzo, el número de muertes volvió a aumentar, y el Gobierno endureció las medidas de confinamiento a partir del 1 de abril. La semana siguiente decidió que la elección de la Asamblea Constituyente se pospondría cinco semanas.
Sobre todo, la gran cantidad de casos severos por COVID-19 golpeó a Chile de manera inesperada, porque la estrategia de vacunación del Gobierno era considerada una de las más consistentes y efectivas.
Una cuarta parte de la población vacunada con dos dosis
Entre tanto, más de 12 de los 19 millones de habitantes en Chile han recibido la primera dosis. Más de cinco millones, es decir, más de una cuarta parte de la población, han recibido la segunda. El Gobierno espera que el país logre la inmunidad de rebaño en junio.
El número de personas que murieron por COVID-19 también ha aumentado, de alrededor de tres por millón de habitantes en un promedio de siete días a mediados de enero, a 5,9. No obstante, el país se encuentra en una mejor posición que su vecino Perú, donde el índice de fallecidos se corresponde con el promedio sudamericano, de diez.
Críticas contra el Gobierno
Muchos critican al Gobierno. Uno de ellos es Simone Reperger, de la Fundación Friedrich Ebert en Santiago de Chile. «Desde el inicio de la estrategia de vacunación, todo en Chile se ha concentrado en la vacunación». Se descuidan otras medidas importantes como los tests, el rastreo de contactos y la preve. La actitud del Gobierno también llevó a la gente en Chile a ser más descuidada: «Debido al ranking como ‘campeón de vacunación’ y el discurso del Gobierno, los chilenos no se protegieron tanto como antes en los últimos meses de verano, en las vacaciones en enero y febrero. Hubo menos uso de barbijos, más fiestas en la playa, en bares, y centros comerciales llenos”.
A pesar de la vacunación de un cuarto de la población en Chile, los fallecimientos y casos de COVID-19 han aumentado con rapidez
El confinamiento volverá a reducir la incidencia
De momento, las fronteras y las tiendas vuelven a estar en gran parte cerradas. Además se han impuesto estrictos toques de queda.
Está permitido hacer algo de ejercicio al aire libre entre las seis y las nueve de la mañana, y en las zonas con el nivel de alerta más alto las personas solo pueden salir de sus hogares dos veces por semana para hacer diligencias esenciales.
En el nivel dos, esto solo se aplica los fines de semana. En el nivel tres, se puede acudir a restaurantes bien ventilados, hacer deporte en grupos limitados y visitar a amigos. En el nivel cuatro, se permiten grupos más grandes. Actualmente 244 de los 345 municipios chilenos se encuentran en el nivel uno y 56, en el nivel dos.
¿Es responsable de los altos contagios en el país la rápida relajación de medidas de confinamiento o la vacuna Sinovac?
Según admitió un funcionario, Sinovac solo protegería en un 50 por ciento contra el contagio. Y esta es precisamente la vacuna que han recibido el 90 por ciento de la población de Chile.