Contaminación en el mar: detectaron microplásticos en 3 marcas de sales finas marinas

Ocho millones de toneladas de plásticos provenientes de bolsas, botellas, envases o etiquetas llegan cada año a los mares. Esta contaminación impacta en sus ecosistemas y también en las dietas humanas, ya que diversos productos alimenticios provienen de los océanos. La sal marina es uno de ellos.

Un estudio enmarcado en el Máster Internacional en Tecnología de Alimentos (MITA; Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA)-Universidad de Parma, Italia) encontró microplásticos —fragmentos de plástico que miden menos de cinco milímetros— en las tres marcas de sal fina marina analizadas, en una concentración de entre 5 y 20 micropartículas de plástico por kilogramo de sal.

Advierten sobre la falta de normativas para regular el problema.

“Cada año, unas 8 millones de toneladas de plásticos terminan en los mares, y por la acción de los rayos solares, las olas y las temperaturas, principalmente, se fragmentan en pedazos pequeños. Las partículas de microplástico que quedan en el agua alteran los ecosistemas marinos e, incluso, podrían afectar la salud humana al ingerir productos alimentarios que provienen del mar. Un ejemplo es la sal marina que se obtiene a partir de la evaporación del agua de mar”, explicó María Ángeles Guraya, Licenciada en Nutrición de la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano y reciente egresada del MITA.

En este marco, Guraya evaluó la presencia y la concentración de microplásticos en distintas marcas comerciales de sal marina fina en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe. “En las tres marcas que analizamos detectamos microplásticos. En el 44% de las muestras encontramos entre 0,005 y 0,02 microplásticos por gramo de sal marina. Dicho de otra forma, esto representa entre 5 y 20 micropartículas de plástico por kilo de sal marina”, resaltó.

La investigadora contó que en función de los resultados de su estudio, los argentinos estaríamos consumiendo partículas de microplásticos en sales marinas y en otros productos que las usan como insumo. “Hay que seguir investigando el problema. En otros estudios en sales marinas se encontraron concentraciones aun mayores que las de mi trabajo. La cantidad de microplásticos aumenta si tenemos en cuenta que otros alimentos de origen marino también pueden contener microplásticos, como los mariscos y los pescados”.

“Por el momento existen pocas certezas sobre los efectos de los microplásticos en la salud humana”, afirmó María Ángeles, y añadió que no se conoce en profundidad cómo actúan y se acumulan en el cuerpo, ni qué otros problemas pueden traer asociados. “La problemática relacionada con la industria plástica es relativamente nueva. Desde la mitad del siglo pasado, el material se difundió a la producción y el consumo, y aumentó su presencia en nuestras vidas”.

Además, Guraya, quien cursa el doctorado en Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la Universidad Nacional del Litoral, señaló que a nivel global no existen normas que regulen la presencia de microplásticos en los alimentos. “El Código Alimentario Argentino determina qué requisitos deben cumplir los alimentos. Si un elemento no está incluido en sus artículos, se lo debe considerar prohibido. Como el código no menciona microplásticos, no se deberían permitir residuos plásticos ni en las sales marinas ni en ningún otro alimento”.

Para finalizar, la investigadora señaló que hay que abordar la problemática de los microplásticos desde diferentes ángulos y de manera conjunta: “Se necesitan leyes que prohíban expresamente la presencia de microplásticos en los alimentos, mejores sistemas de gestión de residuos para que los plásticos no terminen más en los océanos y políticas que estimulen su reciclado y reutilización. También es clave pensar materiales alternativos y rentables para la industria. Obviamente, la conciencia ambiental ayuda a reducir el consumo de plásticos”.

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