Entidades del sector naviero impulsan la construcción del primer remolcador propulsado con gas natural licuado. El Gobierno, empresas y gremios trabajan en conjunto para reactivar las industrias naval y mercantil.
El gas natural licuado es utilizado como combustible para la propulsión de barcos desde hace más de cincuenta años. No es el combustible más difundido, pero es una de las alternativas que la industria naval mundial esta considerando para reducir el impacto ambiental de sus embarcaciones.
El combustible naval «clásico» es el búnker-oil, literalmente el desecho del proceso de refino petrolero: es espeso, tóxico y su combustión incompleta genera humos y hollines que hacen de los puertos muy activos del mundo sitios que concentran patologías respiratorias como la EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) y diversos cánceres.
Por esa causa, el GNL también está siendo considerado en Argentina, donde gremios y empresas navales trabajan para relanzar la industria naval nacional mediante la construcción de barcos a GNL.
El Centro de Patrones y Oficiales Fluviales, de Pesca y de Cabotaje Marítimo, la Cámara de la Industria Naval Argentina, el Astillero Río Paraná Sur y empresas relacionadas con el sector impulsan la construcción del primer remolcador de empuje a gas natural licuado (GNL) del país. El proyecto fue presentado formalmente en marzo del año pasado y está siendo promocionado entre armadores y otros potenciales compradores como YPF.
Un remolcador es el buque utilizado para ayudar a la maniobra de otras embarcaciones, principalmente tirar o empujar de barcos o barcazas en puertos, pero también en mar abierto o a través de ríos o canales. En el caso del proyecto del remolcador a GNL, cuya parte técnica estuvo a cargo del Astillero Río Paraná Sur, se trata de una embarcación capaz de mover entre 15 y 20.000 toneladas, ideal para empujar barcazas en ríos y canales.
Silvia Martínez, presidenta de la Cámara de la Industria Naval Argentina (CINA), destaca que el gas natural licuado “es un combustible limpio, no tóxico y económico”. La ventaja económica central está en el ahorro de costos. “En la navegación hay dos costos significativos que son los salarios y el gasto en combustible. Con el GNL el gasto en combustible se reduce en un 62%.
La reducción en los costos de transporte fluvial también beneficia al resto de la economía. “El país necesita ser más competitivo en sus productos de exportación. Con esta logística nos podemos animar a vender más y llegar a nuevos mercados”, dice la presidenta de CINA.
Silvia Martínez, presidenta de CINA
El GNL es gas natural que ha sido enfriado hasta el punto que se condensa a líquido, lo cual ocurre a una temperatura de aproximadamente -161 °C y a presión atmosférica. La licuefacción reduce el volumen del gas natural 600 veces: por cada litro de GNL se obtienen cerca de 570 litros de gas natural gaseoso. De esa manera se puede concentrar cierta cantidad de energía en un volumen muchísimo menor.
Un desafío en la adopción de la propulsión naval a GNL es la logística para el abastecimiento del combustible debido a la limitada capacidad de licuefacción que existe en el país. No obstante, Martínez explica que existen distintas formas de garantizar el abastecimiento. Una es la licuefacción a pequeña escala y su transporte en camión cisterna hasta el consumidor final. Este modelo fue implementado recientemente por Buquebus para abastecer al buque Papa Francisco, un catamarán a GNL. La planta modular de licuefacción y el camión cisterna fueron provistos por Galileo Technologies, una empresa argentina que desarrolló esa tecnología.
El ejemplo de Buquebus y Galileo y la capacidad de los astilleros argentinos dan cuenta de que están dadas las condiciones industriales, tecnológicas y logísticas para impulsar la construcción y el uso de embarcaciones a GNL. En ese sentido, las entidades que impulsan el proyecto convencieron a YPF sobre la conveniencia de utilizar este combustible. “Desde YPF dijeron que van a tomar dentro de su flota el transporte fluvial con propulsión a gas porque baja sus costos. Van a propiciar en las próximas licitaciones que las embarcaciones sean con GNL”, cuenta Martínez.
La construcción de embarcaciones a GNL forma parte de una serie de iniciativas desde adentro de la industria naval para salir a flote de una crisis profunda. El sector se contrajo significativamente en las últimas tres décadas producto de malas decisiones de la política económica de los sucesivos gobiernos, perdiendo terreno incluso frente a competidores regionales. “Paraguay tiene leyes tributarias mucho más económicas que las nuestras y un financiamiento ágil, pero además tiene promociones para el desarrollo industrial. En Argentina tenemos cargas tributarias severas y una falta de financiamiento para este tipo de iniciativas”, dice Martínez.
La crisis también involucra a la marina mercante y de cabotaje. El transporte de mercaderías que ingresan y salen del país se hace casi en su totalidad a través de barcos de bandera extranjera. La situación es similar en el cabotaje: menos del 10% del transporte entre puertos argentinos es con barcos de bandera nacional. Los armadores (las empresas que operan esos barcos a cuenta propia o de terceros) pueden y prefieren operar bajo las leyes laborales y las menores cargas impositivas de otros países. En concepto de fletes al extranjero, Argentina pierde cerca de 4000 millones de dólares por año.
Actualmente, el Gobierno y legisladores trabajan con empresas y gremios a través de la Mesa de Trabajo de la Marina Mercante y la Industria Naval para revisar las leyes de promoción de ambos sectores. El Congreso aprobó en 2017 las leyes 27.418 de promoción de la industria naval argentina y 27.419 de marina mercante. Sin embargo, el ex presidente Mauricio Macri vetó artículos claves en ambas. En el caso de la 27.418 fue vetado el artículo 10, que asignaba 1500 millones de pesos al Fondo para el Desarrollo de la Industria Naval Nacional (Fodinn).
Desde la CINA destacan una serie de soluciones que permitirían elevar la actividad de la industria. Una es estimular en la Hidrovía del Paraná-Paraguay la utilización de barcazas construidas en el país. Otra más interesante es impulsar la renovación de la flota arenera y pesquera, una medida que podría servir para introducir el GNL también en este tipo de embarcaciones.
De todas formas, el buque remolcador es la iniciativa con mayor prioridad. “Es un proyecto de innovación que muestra a la Argentina con una capacidad industrial y de mano de obra calificada, y es un bien de capital que puede ser exportado”, señala la presidenta de CINA. También se adecúa a las nuevas normas de la Organización Marítima Internacional para la reducción de las emisiones. El gas natural es un combustible fósil menos contaminante y más barato que el fueloil, el combustible más utilizado en las embarcaciones. “El GNL es realmente una buena oportunidad para salir adelante y poder incrementar las exportaciones. Necesitamos industrializarnos para agregar valor».