La compañía Colonial, que transporta 2,5 millones de barriles diarios al sur y el este del país, incluida la región metropolitana de Nueva York, se ha visto obligada a suspender sus actividades tras haber sufrido un ciberataque cuya autoría y alcance se desconocen.
El paro afecta a las operaciones de Colonial en los 8.850 kilómetros de oleoductos que gestiona, vitales para abastecer a los grandes núcleos de población del este y el sur de Estados Unidos. En la región metropolitana de Nueva York llegan 380 millones de litros de combustible al día.
La compañía transporta al día hasta 2,5 millones de barriles de gasolina, diésel y combustible de aviación desde las refinerías del golfo de México alrededor de Houston (Texas) hasta las grandes ciudades de la mitad oriental del país. El suministro de energía de Colonial es especialmente importante en la costa este del país, pues representa el 45% del transporte de combustible en esa área.
Colonial, que no ha especificado cuánto tiempo estará cerrada la red de ductos, ha contratado a una empresa de ciberseguridad “de primera fila” para investigar el suceso, además de alertar a las fuerzas de seguridad del Gobierno de Estados Unidos “y otros organismos federales”, ha explicado la firma en un comunicado. El ciberataque fue det y se conoció poco antes de la medianoche de ayer.
“Nuestro objetivo prioritario es restablecer con seguridad y eficiencia nuestros servicios para que vuelvan a funcionar con normalidad”, asegura el comunicado.
El ataque informático se produce poco antes de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firme, en los próximos días, una orden ejecutiva para incrementar la ciberseguridad en infraestructuras críticas para la economía del país. Según el diario The New York Times, el decreto presidencial podría demandar un incremento de los requisitos de seguridad a aquellas empresas que prestan servicios al Gobierno federal.
Washington contempla desde hace tiempo con preocupación la posibilidad de que países como China y Rusia puedan valerse de ciberataques contra infraestructuras básicas para golpear la economía, y a la vez minar la credibilidad de la primera superpotencia mundial. El último ejemplo es el ciberpirateo masivo conocido como Solar Winds, que comprometió a millares de redes informáticas del Gobierno estadounidense y que empujó a la Casa Blanca a adoptar duras sanciones contra Rusia, a quien atribuyó el ataque.
Tangencialmente relacionado con el riesgo de ciberataques a la línea de flotación económica, el colosal plan de infraestructuras presentado por Biden, y pendiente de aprobación en el Congreso, busca remediar la obsolescencia de algunas de ellas, especialmente las más vitales para el funcionamiento de la economía.
La última vez que la red de oleoductos de Colonial se vio afectada fue con ocasión del huracán Harvey, que azotó el golfo de México en 2017. La lucha activa contra el cambio climático y contra el recrudecimiento de fenómenos naturales como huracanes que se deriva del calentamiento global es otro de los factores que Biden ha esgrimido a la hora de defender el citado plan de infraestructuras y su primera propuesta de presupuesto federal.