El Gabinete de Seguridad de Israel, y Hamás, el movimiento islamista que gobierna de facto en Gaza, aceptaron un acuerdo de alto el fuego tras 11 días de enfrentamientos que dejaron una mayoría de víctimas civiles. Ambos bandos dieron su aprobación a la propuesta de mediación de Egipto para un cese de los combates “recíproco, simultáneo y sin condiciones”.
La tregua ha entrado en vigor a las 2.00 de la madrugada de hoy viernes (hora local).
Mientras se anunciaba el alto el fuego, ambas partes prosiguieren los ataques esporádicos con lanzamientos de cohetes desde la Franja hasta 10 minutos ante de su entrada en vigor. Los mediadores egipcios ultimaron los detalles de su aplicación en Jerusalén, ante las autoridades hebreas, y en Ramalah, sede de la Autoridad Palestina. “La resistencia palestina cumplirá el acuerdo mientras lo cumpla el poder ocupante (por Israel)”, aseguró un portavoz de Hamás. Un comunicado oficial israelí enfatizó que “la evolución de la realidad sobe el terreno determinará el futuro de las interacciones militares”.
En una breve alocución desde la Casa Blanca, el presidente de EE UU, Joe Biden, anunció que había hablado con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien le había confirmado la hora de entrada en vigor del alto el fuego. Biden valoró los esfuerzos diplomáticos de Egipto para llevar a buen puerto las negociaciones y señaló que había recibido información a través de las autoridades de El Cairo de que Hamás también había aceptado el acuerdo.
Biden ha asegurado a Netanyahu que EE UU reforzará el sistema antimisiles Cúpula de Hierro, que ha interceptado numerosos cohetes de Hamás, y, al mismo tiempo, ha expresado su compromiso para enviar a Gaza ayuda humanitaria en coordinación con la comunidad internacional.
En esta oportunidad, Egipto está protegiendo su alianza con Washington, al mismo tiempo que defiende sus intereses como potencia regional y su papel como interlocutor entre las partes.
Las hostilidades habían proseguido el jueves en Gaza mientras se intensificaban las negociaciones para alcanzar un alto el fuego. Sin apenas disparos de cohetes hacia Israel durante horas y con los ataques de la aviación israelí cada vez más espaciados y concentrados sobre objetivos militares de Hamás, la escalada bélica de Gaza se encaminaba desde ayer hacia un principio de alto el fuego. La presión ejercida el miércoles hacia Israel por el presidente de Estados Unidos para forzar una inmediata desescalada pareció haber surtido efecto. Al menos durante la madrugada anterior, no se produjeron bombardeos aéreos ni lanzamientos de proyectiles. Pero la lógica de la guerra de golpe por golpe se impuso en ambos bandos, que reanudaron las hostilidades durante la jornada.
Musa abu Marzuk, dirigente de Hamás, fue quien más claramente detalló las exigencias islamistas en una entrevista emitida por un canal de televisión libanés durante la noche del miércoles. Como condiciones, Hamás exigió a Israel que no vuelva a penetrar con sus fuerzas de seguridad en la mezquita de Al Aqsa de Jerusalén, tercer lugar sagrado del islam, y cancele los procesos de desahucio contra decenas de familias palestinas amenazadas con ser expulsadas de sus viviendas en el barrio de Sheij Yarrah, al norte de la Ciudad Vieja.
Las maniobras diplomáticas:
Mientras se iba reduciendo paulatinamente desde el lunes la intensidad de las hostilidades y la lista diaria de bajas, la diplomacia ha intentado abrirse paso hacia un alto el fuego. El enviado de Naciones Unidas para Oriente Próximo, Tor Wennesland, se reunió en Qatar, país también involucrado en la mediación, con el máximo líder de Hamás, Ismail Haniya.
En Jerusalén, el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Heiko Maas, se reunió con Netanyahu, a quien le expresó el pleno apoyo de Berlín al derecho de Israel a defenderse, al tiempo que responsabilizó a Hamás de haber desatado la escalada bélica. El ministro Maas respaldó ante el primer ministro israelí “los esfuerzos internacionales en favor de un alto el fuego, a la vista del rápido aumento de las víctimas civiles”, antes de ser recibido en Ramala, sede de la Autoridad Palestina, por el presidente Mahmud Abbas.
Asamblea General de la ONU
La Asamblea General de la ONU también se reunió de urgencia ayer jueves para debatir sobre la situación en Medio Oriente. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, se mostró “profundamente impresionado por los continuados bombardeos aéreos y de artillería de Israel en Gaza y por los disparos indiscriminados de cohetes por Hamás. En una intervención ante la Asamblea General, Guterres denunció que las hostilidades habían causado graves daños a las infraestructuras civiles, por lo que más de 50.000 personas han tenido que abandonar sus hogares en medio de los ataques.
La embajadora estadounidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfied, defendió ante la Asamblea General que su país “ha respondido a esta crisis centrándose en lograr el fin del conflicto lo más rápidamente posible”. “No creo que haya ningún otro país que haya hecho más”, insistió la diplomática ante las críticas de otros miembros del Consejo de Seguridad, donde Washington ha frenado varios intentos de sacar adelante una declaración de consenso pidiendo un alto el fuego. EE UU descartó secundar una propuesta de Francia en el Consejo para exigir a ambas partes que detengan los combates, al tiempo que expresaba su confianza en que se va a confirmar la desescalada.