La Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) -que reúne a 140 cooperativas agropecuarias y 50.000 productores rurales- practica su expansión a lo China: sigilosa, calculadora y penetrante, dice el periodista Facundo Borrego en el portal Letra P.
Esta forma paciente para ampliar su espalda agroexportadora la sostiene, incluso, cuando algo inesperado rompe todos los esquemas, como sucedió con el default de la cerealera Vicentin, de quien resultó ser el mayor acreedor privado con 5.000 millones de pesos. Con un estilo por momentos inadvertido, enmarcó el problema en su hoja de ruta para convertirse, 17 meses después del estallido, en damnificada y dueña a la vez, luego de blanquear sus intenciones de comprar parte del paquete accionario de la agroexportadora.
En diez meses la entidad cooperativa cumplirá 100 años de vida y, probablemente, coincida con el punto más alto de su desarrollo estructural. Para ese entonces puede tener a tiro junto a Viterra Argentina S.A., del grupo francés Glencore, y a Molinos Río, del Grupo Pérez Companc, hasta el 90% de las acciones de la cerealera concursada y dar inicio a una nueva Vicentin.
ACA se movió distinto al resto de los acreedores desde el comienzo. Al mes de la cesación de pagos y antes de que la cerealera solicitara el concurso, se hizo cargo de la deuda de cada una de las 150 cooperativas del agro asociadas a cambio de la subrogación para negociar la acreencia. Además tuvo intenciones de avalar el Acuerdo Preventivo Extrajudicial (APE) previo al concurso que juntó rechazos y quedó en la nada.
Cuando el anuncio de Alberto Fernández sobre la expropiación de Vicentin explotó la agenda política, rompió su perfil bajísimo para oponerse abiertamente. Poco después, coqueteó con los planes de una empresa mixta, en momentos en que la intervención provincial de Omar Perotti estaba en pie. Es decir, fue de los pocos acreedores que quería una salida productiva y empezar a recuperar lo perdido.
Si bien fue una de las que motorizaron una auditoría forense para detectar posibles fraudes de la cerealera y se acercó al veedor / interventor judicial Andrés Shocron, no mostró una cara hostil como sí lo hizo el Banco Nación y la banca internacional. Hay que tener en cuenta que una de sus grandes socias es la Unión Agrícola Avellaneda Cooperativa, ubicada en el pueblo de los Vicentin. Ese andar sin extremos la encontró operando a fasón las plantas de Vicentin al punto de convertirse hoy en día en un pulmón de la cerealera que está impedida de operar.
Todo esto fue logrando un posicionamiento que, entre los vaivenes del concurso y los cambios internos en Vicentin, terminó colocándola de los dos lados del mostrador con la propuesta de compra de la cerealera.
Para la concursada es determinante que ACA sea una de las compradoras porque le da un aval extra a sus planes. “Que el actor privado con más acreencias a cobrar apueste a la nueva Vicentin transmite plena confianza en el resto de los acreedores. Las condiciones de semejante negociación con suerte podrían conocerse una vez concretada la venta.
La comisión de seguimiento del caso compuesta por legisladoras y legisladores de Santa Fe intentó varias veces reunirse con la directiva de la cooperativa pero no tuvo respuestas, como sí de otras piezas, incluso la cerealera. “La posición de ACA ha sido ambigua. Quisimos saber su punto de vista, incluso porque Sergio Nardelli, dueño de Vicentin, nos comentó que estuvieron en negociación antes del default”, comenta el diputado Frente Social y Popular, Carlos Del Frade.
Una compañía creada desde cero o una Vicentin renovada no es la cuestión de fondo, porque ACA igualmente saldrá ganando. Podrá capitalizar la deuda y quedarse con activos de valor como plantas procesadoras, y así seguir con su expansión exportadora que habitualmente la tiene en los últimos lugares del top ten de agroexportadores. Además, sigue apostando al negocio del bioetanol a base de maíz con su planta cordobesa ACA BIO. La segmentación que propuso el proyecto de Máximo Kirchner para privilegiar pymes y reducirles cupo a las grandes generó un lobby fuerte en su sector.
Se puede decir que supo neutralizar la atomización que por definición tiene el cooperativismo y moverse como una compañía grande. Hoy tiene dos puertos a pocos kilómetros de Rosario, y uno en la bonaerense Quequén. El ubicado en Timbúes lo inauguró en julio de 2020, cuando había bajado un poco el fragor por la intención del Gobierno de expropiar Vicentin. Los 140 millones de dólares invertidos fueron un cartel que el Presidente no se quiso perder y llenó de elogios a la economía cooperativista, de la cual dijo ser “un enorme admirador”.
Esa suerte de transversalidad, que en 20 días pasó de criticar al Gobierno por la expropiación a abrirle la mesa para inaugurar el puerto en Timbúes, es característica de su despliegue en el terreno político. Es que si bien toda firma de semejante tamaño no puede permanecer ajena a los círculos de poder, sus intereses parecen ser más cooperativos y técnicos, y no tanto de trasfondo político.
Se llevó medianamente bien con Raúl Alfonsín, confrontó con el modelo menemista y fue armoniosa con el kirchnerismo hasta la resolución 125. Esto se explica fácilmente en el vínculo institucional estrecho con Coninagro, entidad rural con el menor espesor político e ideológico de las que integran la Mesa de Enlace. De ahí se impulsó al ex secretario de Agricultura de la Nación del gobierno actual, Julián Echazarreta.
Coninagro no tiene incidencia política como sí sucede con la Federación Agraria Argentina (FAA), la Sociedad Rural Argentina (SRA), o la propia Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), cuestión que quedó en evidencia al no plegarse a algunos paros. En esta línea, ACA aplica pragmatismo sobre ideología, aunque en ocasiones apremiantes deja en claro su postura, como con la expropiación y también con la Hidrovía, al oponerse a que el Estado se encargue del peaje.
Aquel fatídico 5 de diciembre del default de Vicentin puede terminar siendo, al final de la novela, una oportunidad de expansión para ACA a diferencia del resto de los acreedores que con suerte podrán cobrar su deuda licuada y a destiempo.