Esta semana la Legislatura de Tierra del Fuego aprobó una ley que prohibe la cría de salmones en jurisdicción provincial. Esta medida, de orden local, despertó interés y una polémica nacional, porque intervienen concepciones contrapuestas sobre la protección ambiental y la actividad económica. No es sobre una u otra. Ambos lados del debate difieren sobre cómo proteger el ambiente y cómo estimular la economía.
AgendAR tiene sus propias opiniones sobre el tema (y algunas discusiones internas, también). Pero queremos plantear ambos lados del debate, y aportar una reflexión al final de la nota.
Primero, acercamos una nota de la agencia estatal Télam, con un sesgo claramente favorable a la medida:
La noticia impacta: Tierra del Fuego aprobó una legislación pionera en el mundo al prohibir la cría de salmones. Esto ocurrió tras un año de resistencia comunitaria y proyectos en contra de la instalación de esa industria en el Canal Beagle. Ahora la Legislatura provincial aprobó el proyecto para prohibir la instalación de ese tipo de criaderos.
Es una medida catalogada de “histórica” por sus impulsores debido a la protección que supone para el medio ambiente marítimo. La norma es el corolario de un proceso iniciado en 2018, cuando se instaló con fuerza el posible establecimiento de salmoneras (jaulas para la cría de salmones en cautiverio) en el lecho marino del Beagle.
Una política ambiental
El viceministro de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, Sergio Federovisky, sostuvo que se trata de una “decisión importante” porque “va en el sentido de la transición productiva que tiene que hacer tanto la Argentina como todo el mundo: la de pasar de explotaciones altamente insustentables a otras que no lo sean”.
“Tanto por lo que significa como introducción de una especie exótica, como por los impactos que tiene sobre la flora y la fauna local, más la competencia desleal que hace de especies autóctonas, la salmonicultura como está planteada en la actualidad solo significa un beneficio económico para un sector muy acotado y un alto perjuicio para una región cuya potencialidad del ambiente, explotado de manera sustentable, resulta crucial para pensar el futuro de otro modo”, consideró Federovisky.
El viceministro agregó que la provincia hizo uso del “principio precautorio”, “un eje esencial de la política ambiental moderna. Cuando una actividad se presume dañina para el ambiente no debe permitirse que comience hasta que no estén dadas todas las garantías de que no va a perjudicar los recursos naturales. En el caso de la salmonicultura, esas garantías no están dadas, y por eso corresponde no avanzar en proyectos de estas características”.
Además de ONG’s, referentes científicos del Conicet y entidades académicas como la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, se habían pronunciado en contra de la cría de salmones en el Beagle.
El doctor en biología e investigador principal del Conicet Adrián Schiavini, explicó que uno de los riesgos de las salmoneras es el escape de ejemplares al mar, que luego compiten con especies nativas y diseminan enfermedades.
“Una jaula de red, colgada en el mar, llena de salmones, es como poner un tarro lleno de caramelos en la puerta de un colegio, para el que pase se sirva. Para los lobos marinos, los salmones gratis se obtienen empujando y rompiendo las redes”, ejemplificó el científico.
Además, los salmones criados en cautiverio generan enfermedades que afectan a la producción. “La más famosa es el virus ISA (Anemia Infecciosa del Salmón). Para contrarrestar este problema, se usan antibióticos y fungicidas (algunos prohibidos como la Verde Malaquita) que se incorporan en la comida y, en consecuencia, son liberados al medio ambiente. No sabemos cómo esas sustancias afectan a las bacterias, que son los organismos esenciales para sostener a todos los ecosistemas”, completó Schiavini.
La organización “Sin azul no hay verde”, el programa marino de la Fundación Rewilding en Argentina, explicó -en un comunicado- que entre las consecuencias de la salmonicultura se encuentran “las mortandades de salmones masivas, la intensificación de blooms de algas tóxicas (como la marea roja), la introducción de especies exóticas, la alteración de los ecosistemas y pérdida de fauna local, la generación de zonas “muertas” y el enmallamiento de mamíferos marinos”.
La organización destacó que, a lo largo de los años, las empresas salmoneras “se han visto envueltas en numerosos escándalos relacionados a los escapes, mortandades y el uso indebido de antibióticos”.
Y la vocera de la campaña Océanos de Greenpeace, Estefanía González, dijo que la ley “sienta un precedente histórico para el resto del país y el mundo, evita un desastre ambiental y es un gran triunfo de la ciudadanía y las organizaciones civiles y ambientales”.
? LO LOGRAMOS ? ¡Argentina se convierte en el primer país del mundo que prohíbe la salmonicultura! Hace instantes, la Legislatura de Tierra del Fuego aprobó de forma unánime la ley que prohíbe la instalación de cualquier tipo de cultivo y producción de salmones. pic.twitter.com/Z5cWBD0p7c
— Greenpeace Argentina (@GreenpeaceArg) June 30, 2021
La otra campana
El sociólogo Daniel Schteingart -Director del Centro de Estudios para la Producción (CEP-XXI) en el Ministerio de Desarrollo Productivo- expresó su opinión en un largo hilo de Twitter. Sus conceptos invitan a reflexionar sobre esta prohibición de la salmonicultura (cría de salmones).
1) Argentina es importadora de salmón. Todo viene de Chile, donde la actividad está muy desarrollada. En los últimos 12 meses importamos salmón por más de 45 millones de dólares, cifra récord para las importaciones de este pescado.
2) Junto con las bananas, el café, el cacao, la carne porcina, la palta y las almendras, el salmón está dentro de los alimentos que más importamos. Argentina es un exportador neto de alimentos pero en estos rubros somos deficitarios.
3) El salmón es un consumo de hogares de ingresos medios y altos. Más de la mitad del consumo de salmón en los hogares lo explica el 20% de mayores ingresos. Esa cifra sube aún más si contemplamos el gasto en salmón vía restaurantes (mayormente sushi).
4) ¿Qué países son productores de salmón? Noruega es uno de ellos. Cerca de la región, Chile. En el país vecino, la salmonicultura tuvo un profundo crecimiento en las últimas décadas. En la prepandemia las exportaciones de salmón chileno superaron los 5.000 millones de dólares.
5) Solo para poner en contexto, eso equivale casi dos veces a lo que exportamos de carne bovina el último año. El salmón es un sector muy importante para la generación de divisas en Chile, y es la principal exportación no minera de Chile.
6) Entonces, ¿por qué el rechazo acá? Porque en Chile hubo problemas ambientales ligados a la industria salmonera (marea roja, eutrofización, escape de salmones de las jaulas -en Chile el salmón es especie invasora-)
7) Argentina tiene un enorme potencial acuícola (la acuicultura implica la cría de peces, lo que la diferencia de la tradicional pesca de captura), en múltiples provincias. La salmonicultura es una de las formas de la acuicultura, que es una categoría más amplia.
8) Algunos números de un trabajo de 2018 del Centro Interdisciplinario de Estudios en Ciencia, Tecnología e Innovación @ciecti muestran un potencial gigantesco solo de la acuicultura marina (salmones + mejillones), con montos que van desde más de 60.000 millones de dólares de exportaciones a 600.000 millones.
9) Cito: «El potencial económico de la acuicultura marina va desde el 12% a más del 100% del PBI argentino (…) La actividad podría tener lugar en un horizonte de tiempo no muy lejano un importantísimo impacto sobre el PBI, el empleo y lageneración de divisas».
10) La acuicultura nacional (marina y de agua dulce) hoy es marginal, pero puede y debe ser desarrollada (con diversas especies, por ej, la trucha), y hacerlo sosteniblemente. Eso es fundamental para el desarrollo territorial y para generar exportaciones en nuestro país.
11) Muchas veces no visualizamos lo fundamental de exportar y lo difícil que es exportar. De las exportaciones dependen nuestros salarios, a pesar de que la gran mayoría de la población no trabaja en empresas exportadoras. ¿Por qué?
12) Porque cuando exportamos ingresan dólares al país. Cuando ingresan dólares, los riesgos de devaluar bajan. Y eso es bueno. Ya sabemos lo que pasa cuando nos quedamos sin dólares y nuestra moneda se deprecia: nuestros salarios caen y la pobreza sube.
13) Respecto a lo de Tierra del Fuego de ayer, no creo que esté bueno FESTEJAR una prohibición a una actividad productiva. Me parece bien discutir cómo regularla, escalas, zonificaciones, pruebas piloto, modos de producción. No PROHIBIR de cuajo
14) Mucho menos me parece atinado cuando la pobreza subió DIECISEIS puntos en tres años, donde la economía se achicó y cuando nos cuesta muchísimo desarrollar actividades productivas nuevas y hacer crecer las existentes.
15) Discutamos estándares, controles estatales, regulaciones, zonificaciones, rentas. Las prohibiciones que se festejan son las que prohíben el trabajo infantil y la trata de personas, no la de actividades productivas.
16) Argentina necesita urgentemente crecer y para eso necesita exportar. Si no, seguiremos multiplicando la pobreza año tras año. Y por supuesto, necesita hacerlo con sostenibilidad tanto macroeconómica como ambiental. Festejar prohibiciones no creo que sea el camino.
Reflexión de AgendAR:
En nuestro portal publicamos notas en 2018 y 2019 -por ejemplo ésta– donde recogimos las preocupaciones de sectores fueguinos sobre los riesgos de la cría industrial de salmones. En particular en el Beagle, un espacio más cerrado que las aguas abiertas del Atlántico Sur. Estas preocupaciones surgían, surgen, de científicos y organizaciones menos dogmáticos que Greenpeace.
No descartamos, entonces, los argumentos del «lado ambientalista» del debate. Pero, más allá de los límites a imponer, que también Schteingart reconoce necesarios, vemos la medida como lo que es, una decisión local. Similar a la que tomó la legislatura de Río Negro al prohibir la instalación de centrales nucleares en su provincia. Hogar, recordemos, del Centro Atómico Balseiro y de INVAP.
Los habitantes de una región toman decisiones basándose en sus intereses o temores inmediatos, como es su legítimo derecho. Corresponde al estado nacional -es su función fundamental- evaluar los intereses del conjunto… y tratar de convencer a las provincias, de negociar con las localidades. Argentina es un estado federal, recordemos, aunque leyendo los medios masivos uno no se daría cuenta.
Si en el estado nacional no se ponen de acuerdo, va a ser difícil convencer a nadie.