Durante el fin de semana largo y en la antesala de la final de la Copa América, la Comisión Nacional de Valores y el Banco Central sacaron una resolución y una comunicación, respectivamente, para restringir el acceso al dólar Contado con Liquidación (CCL). Se llama así a la compra con pesos de un bono o título con cotización en dólares aquí y en el exterior, al sólo efecto de ser liquidado en una plaza extranjera para poder sacar esas divisas del país.
En el caso de la CNV, ésta dispuso un límite de 50.000 a la cantidad nominal de bonos de legislación local (AL30) y otro de 50.000 al número de bonos de legislación extranjera (GD30) que se pueden operar por cuenta por semana, aunque redujo de 3 a 2 días hábiles el denominado “parking” (lo que hay que esperar entre la compra y la venta de un bono).
El BCRA complementó las restricciones con más controles para grupos económicos, de manera que las empresas no puedan acceder al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) e ir al CCL con dos CUIT diferentes y no efectúen un canje entre títulos locales y bonos estadounidenses para luego vender estos contra contado con liquidación en vez de hacer el CCL tradicional.
¿Complicado, engorroso? Sí. Es uno de los costos de regular el mercado de cambios. Pero hoy sería más costoso no hacerlo.