El descenso del nivel del río Paraná -no se veía nada parecido en nuestra Mesopotamia desde 1944- provocado por la peor sequía en casi un siglo en Brasil, puso en alerta a distintas plantas de generación de energía argentinas.
Yacyretá opera al 50% de su capacidad, y hay problemas operativos en centrales térmicas como Vuelta de Obligado, San Martín y San Nicolás. Han contratado una draga para garantizar la toma de agua de Atucha I y II. Los próximos 20 días son claves: hay casi 3000 MW en riesgo. Reproducimos el muy buen informe de EconoJournal
La bajante histórica que afecta al río Paraná por la peor sequía en casi un siglo en Brasil encendió las alarmas de las distintas plantas de generación de energía en la Argentina que necesitan abastecerse de agua de esta cuenca para su funcionamiento. El efecto inmediato es una baja en la generación hidráulica de Yacyretá. Pero, además, por la caída del Paraná están en riesgo potencial 2.400 MW de distintas centrales térmicas y las nucleares de Atucha I y II.
Según aseguraron fuentes gubernamentales, en el corto plazo “tenemos incertidumbre” y lo que ocurra con el caudal del río aguas arriba en los próximos 20 o 30 días “es clave” para la operación de las centrales eléctricas.
“La sequía tiene un primer efecto directo y es la bajante del Paraná, que va a significar menos generación de energía de Yacyretá”, explicó un funcionario del área eléctrica del gobierno argentino. “Pero hay un efecto indirecto que es la dificultad en las tomas de agua de las centrales térmicas”, añadieron desde la compañía. La falta de agua en el Paraná ya provocó que el gobierno tenga que reforzar las importaciones de combustibles convalidando precios récord.
“La cota (altura del río en la toma de agua de las centrales) en mayor riesgo es la de la Central Térmica de Vuelta de Obligado, pero como todavía no tenemos la previsión para los próximos dos meses estamos evaluando las condiciones. No tenemos certezas”, remarcaron las mismas fuentes del gobierno, que trabajan sobre los informes de previsión del Instituto Nacional del Agua (INA). Si la situación permanece estable en estos niveles del Paraná, “no vemos un problema de abastecimiento, pero si de costos (en la generación de energía). Es decir, si perdemos un ciclo combinado lo tenemos que reemplazar con más combustibles”, aclararon desde Cammesa.
Las plantas que están en riesgo
Por la sequía histórica que afecta a la cuenca del Paraná están con riesgo 2.400 MW. En todos los casos, los operadores están trabajando con planes de contingencia:
– La generación de Yacyretá, que está aportando 800 MW para la Argentina y 200 MW para Paraguay, podría verse afectada en el corto plazo. Según el último informe de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), esta semana se registró un caudal de 5.700 metros cúbicos por segundo (m3/s), cuando el promedio es de 13.000 m3/s en esta época del año. En junio, el caudal mensual promedió 6.200 m3/s, un valor igual al registrado en la caída de 1934 y el segundo más bajo desde 1901. La EBY cree “muy probable la profundización de la bajante del río Paraná”. Desde Cammesa estimaron que, si baja el entrante en 1.000 m3/s, la baja en turbinado de Yacyretá para la Argentina sería de alrededor de 200 MW.
–La Central Termoeléctrica de Vuelta de Obligado de 250 MW, en la localidad de Timbúes en Santa Fe, es la planta que tiene más riesgo de perder generación si el caudal del Paraná continúa bajando. La operación de esta central depende de cómo se comporte el río en los próximos días.
-La Central Termoeléctrica San Martín de 250 MW (también en Timbúes), si bien no tiene los niveles de riesgo de la de Vuelta de Obligado, su operación podría complicarse si se profundiza la baja del río.
-Con menor riesgo a las anteriores aparecen las centrales de generación de la localidad de San Nicolás, en la provincia de Buenos Aires, que suman 1.100 MW. Se trata de la planta a turbo vapor San Nicolás I de 300 MW y de la Central Térmica San Nicolás I (AES Paraná) de 800 MW.
–Las centrales nucleares Atucha I y II, instaladas en el partido de Zárate (Buenos Aires), toman agua de la misma cuenca. Están aportando en estos momentos alrededor de 1.000 MW. Si bien el riesgo es aún menor al de las centrales térmicas, la operación de estas plantas podría complicarse si persiste la caída del río Paraná. De hecho, se contrató una draga para garantizar la disponibilidad del agua.
-La bajante del Paraná también despertó una alarma por el acceso de los buques regasificadores de gas natural licuado (LNG) a la terminal de Escobar. Por ahora no hay riesgos de operación, pero si es necesario que los barcos hagan maniobras distintas a la habituales.
Sequía en Brasil y efecto aguas abajo
Como ya dijimos, .a sequía en Brasil es la peor en casi un siglo. Las precipitaciones se sostienen por debajo del promedio histórico desde octubre de 2019. Aguas abajo, el efecto es de una fuerte caída en todo el río Paraná que también está afectado el transporte por barco y, en algunas zonas, ya hay efectos sanitarios. En Cammesa también explicaron que la situación del río en la Argentina va a depender no sólo de las lluvias, sino también de lo que haga Brasil con los embalses.
Según el Instituto Nacional del Agua (INA), por el Paraná está ingresando a la Argentina el 40% del promedio de los últimos 25 años del caudal de agua y la bajante de 2021 está en los niveles de los registros históricos de 1934 y 1944. En Rosario, por caso, se registraron bajas de tres metros.