Sigue la gran bajante del Paraná. Consecuencias para la producción y para el ambiente

Ya se superaron los 740 días duración de esta bajante histórica. Se calcula que hasta fin de año no se producirán mejoras sustanciales. El fenómeno afecta desde el comercio hasta las centrales nucleares.

La gravísima bajante que enfrenta el río Paraná no sólo afecta al transporte de gran parte del comercio argentino a través de la Hidrovía, sino que pone en riesgo ambiental a todas las provincias argentinas que bordean este cause de agua.

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En el gobierno nacional aseguran que se trata de la mayor bajante registrada en los últimos 77 años, y desde el ministerio de Obras Públicas, a través del Fondo de Emergencia Hídrica, ya se destinó mil millones de pesos para trabajos en las tomas de agua sobre el río Paraná y arroyos interiores; la adquisición de bombas y dragados para tomas de agua, adecuación de canales, cañerías de conducción y aducción e impulso, y pontones para tomas temporarias, cuyo relevamiento está haciendo la Prefectura Naval Argentina.
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Este fenómeno no quedó exento de polémicas. Rafael Colombo, miembro de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas, asegura: «Lo que está ocurriendo en el Río Paraná es un auténtico holocausto ambiental y es el resultado directo de una serie compleja de intervenciones antrópicas asociadas a la expansión del extractivismo agroindustrial, ganadero, forestal, fluvial y minero».

La Hidrovía Paraná-Paraguay es el cauce de salida del 80% de las exportaciones argentinas por lo que navegan por ella miles de embarcaciones que transportan millones de toneladas de mercadería año tras año. Según Colombo, este permanente tránsito y movimiento «genera mucha presión y mucho hostigamiento sobre el río Paraná y, por supuesto, también está ligado a la pérdida y a la conservación del suelo fruto del deterioro de bosques, de la selva y los montes nativos que han generado que los suelos hayan perdido la capacidad de absorber el agua de las lluvias para poder preservarla y posteriormente derivarla a vertientes, arroyos».

Quienes consideran este cuestionamiento poco serio, preguntan «¿Y por qué el transporte fluvial en el Támesis, el Danubio y el Sena -para no hablar del Mississippi- no provoca estos resultados lamentables?».

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Carlos Ramonel, profesor de la Facultad de Ingeniería en Ciencias Hídricas de la Universidad Nacional del Litoral, afirmó que la razón de este fenómeno no se debe a las represas de Brasil, como se había pensado en un primer momento, sino en la fuerte reducción de precipitaciones que se viene arrastrando en las épocas de primavera y verano de los últimos años. Además, aclaró que recién se esperan lluvias importantes en el sur de Brasil hacia fin de año, por lo que antes de ese momento no se revertirá la situación actual.

Consecuencias

Los efectos de esta bajante son diversos y no sólo afectan a la navegabilidad y al comercio. Un aspecto central que se va a ver perjudicado es la provisión de agua de muchas ciudades. Neiff destacó la inversión anunciada por el Gobierno nacional ya que estos recursos “ayudarán para realizar obras en esta emergencia, como la instalación de bombas y acueductos”.

Por otro lado, el investigador explicó que, de no producirse un cambio importante, puede ocurrir que en el verano proliferen cianobacterias por la proliferación de algas que son tóxicas. “Hay un aumento de probabilidades para el desarrollo de estas algas, lo genera que el tratamiento para la potabilización del agua sea más costoso”, explicó el investigador del Conicet.

Al respecto, detalló que “puede ocasionar problemas hepáticos en los animales si la consumen y también en las personas que se metan y traguen agua del río. Puede generar también algún tipo de alergia en la piel”.

Acerca de la fauna íctica, Neiff expresó que “lamentablemente algunas provincias no entienden que la pesca debería estar prohibida” y mencionó especialmente a las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos.

En cuanto a los incendios que han sido muy graves en los últimos años, desde el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible informaron que se incrementó la presencia de brigadas y medios aéreos y se instaló un sistema de cámaras de detección temprana de humo y calor.

Finalmente, también se realizó un anuncio desde la empresa Nucleoeléctrica Argentina, la cual opera las centrales nucleares de Embalse y Atucha I y II. Informó que se adquirieron tres bombas flotantes “a fin de asegurar la refrigeración de los sistemas de las unidades y la instrumentación de las bombas, con el propósito de obtener alerta temprana on-line del comportamiento de las mismas, en el período de bajante extrema”.

El Sistema Nacional para la Gestión Integral del Riesgo (SINAGIR) emitió en los últimos días recomendaciones ante la severa bajante. Entre ellas propicia ahorrar agua para el consumo diario y no quemar basura, pastizales o cualquier corteza vegetal, para reducir las posibilidades de provocar incendios forestales.

Se observan las ciudades de Santa Fe y Paraná, separadas por el Río Paraná, y la laguna Setúbal. En color negro se ven los cuerpos de agua, notablemente reducidos en la imagen del 2021. Se destaca la disminución en la laguna, en humedales y en el cauce del río Paraná.

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