El avance de las urbanizaciones sobre los humedales. Carpinchos vs desarrolladores inmobiliarios

El carpincho, capybara, o -para los zoólogos- Hydrochoerus hydrochaeris, es el roedor viviente de mayor tamaño y peso del mundo. Pero, animal pacífico y tímido, hasta ahora no se le prestaba mucha atención, salvo por los turistas en los esteros del Iberá.

De repente se convirtió en estrella en los medios, en las redes sociales, y hasta el respetable The Guardian -200 años de periodismo- titula ¡en Gran Bretaña! «¿Ataque de roedores gigantes o guerra de clases? Los ricos de Argentina sacados de quicio por los nuevos vecinos«.

Todo empezó cuando los residentes de Nordelta reclamaron porque la presencia de los roedores en el barrio creció un 17 % en el último año. Y tenemos que corregir a The Guardian: los nuevos vecinos son los residentes. Los carpinchos estaban ahí de antes.

Esta nota cuenta la historia. Sólo agregamos, por ahora, que hay muchos casos donde un ecosistema alterado provoca el desequilibrio de una especie.

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«Un pingüino paseando por las playas de Miramar, un carpincho en las calles de Necochea y la presencia de ciervos de los pantanos en el entorno natural del delta del río Paraná sorprendían y conmovían a los argentinos desde las ventanas de sus hogares, en un nuevo avance de la fauna sobre las urbes vaciadas de tránsito y personas en el periodo más estricto de la cuarentena a causa del aislamiento social por coronavirus en el 2020.

Más de un año después, los vecinos de un barrio privado se organizan y denuncian la «reproducción explosiva» de carpinchos que «atacan perros y destruyen jardines» en Nordelta. Una situación que dividió a un country, replicó memes en las redes sociales y responde a graves consecuencias medioambientales en zona de humedales.

Del conflicto en el barrio privado se supo a partir de los testimonios de los residentes que se comunicaron con los medios televisivos y dieron a conocer el caso de Oreo, un perro de raza schnauzer mini que fue atacado por un animal de esta especie el primero de mayo: “Quisiera que trasladen a los carpinchos porque atacaron a mi mascota en mi propio jardín. Casi lo matan. Se salvó de milagro porque vino una vecina veterinaria a los 5 minutos de escuchar sus gritos desgarradores”, afirmó su dueño.

Los relatos sobre la «rebelión de carpinchos» comenzaron a salir a flote y se replicaron en las pantallas: un roedor adulto cruza veloz un sendero cuando embiste a -o es embestido por- un motociclista que termina tendido en medio de la calle (foto de la izquierda). Otros cuatro quedaron fotografiados buscando alimento en el jardín de una vivienda (foto de la derecha).

A partir de las acusaciones por parte de usuarios de las redes que reflejan indignación con los denunciantes por «rechazar» la presencia de los animales en el barrio, un texto difundido que lleva la firma de la «Comisión Pro Equilibrio Carpinchos Nordelta» indica que los residentes de Nordelta “aman” a los carpinchos, que la responsabilidad de su «inexorable reproducción”, que comenzó en 2019, se debe a las autoridades de la provincia de Buenos Aires y los administradores del complejo, y que deberían trasladarse “los ejemplares que el ecosistema Nordelta no puede alimentar”.»

Sigue: «La situación es insostenible hoy, para los carpinchos porque ya no les alcanza el alimento para tanta cantidad, y se expanden hacia las afueras de Nordelta. A este paso, pueden generar problemas fuera de los límites de Nordelta mismo en muy poco tiempo. Y, como se pudo ver en videos, generando accidentes viales y otros peligros mutuos para ellos y los humanos que convivimos», cierran.

El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible salió a responder y aseguró que el avance de la urbanización sobre los humedales -el caso de Nordelta, en el municipio bonaerense de Tigre- afecta a la fauna nativa de manera directa y que, como consecuencia de esa situación, especies como el carpincho «han quedado excluidos de su ecosistema».

«Los carpinchos son animales que viven en zonas de humedales, son herbívoros y no representan ningún peligro para las personas u otras especies en tanto no son predadores», indicó el Ministerio a través de una serie de mensajes que publicó en su cuenta de Twitter el jueves por la noche.

Por su parte, la presidenta del Partido Verde de la provincia de Buenos Aires, Fabiana Zanutti, dijo que «los carpinchos no estaban de paseo por Nordelta, no son agresivos y son una especie autóctona que debe ser preservada y protegida».

Zanutti sostuvo que en un comienzo los barrios privados adoptaron a los carpinchos como integrantes de sus cuidados parques ya que resultaban atractivos y «generaban una apariencia proteccionista», pero el animal «en condiciones de buena alimentación y sin predadores nativos, se reproduce en forma escalonada».

Además, sostuvo que «hoy como la población de esos animales silvestres robados de las islas creció, son eliminados o se los considera peligrosos para su entorno, muchos de ellos son liberados a las calles o desterrados de formas inhumanas«.

La especialista en ecología y manejo de carpinchos, María José Corriale, enfatizó que el barrio avanzó sobre una zona que no estaba intervenida y en ese lugar había muchos carpinchos. «El desmonte hizo que los carpinchos que estaban en ese lugar pasen a la zona más urbana buscando nuevos lugares donde establecerse», comentó.

La Asociación Vecinal Nordelta aseguró en un comunicado que «está trabajando con la Dirección de Flora y Fauna de la provincia de Buenos Aires, la Municipalidad de Tigre y especialistas del Conicet para buscar una solución a la situación de los carpinchos que viven en nuestra ciudad» y apunta que la actividad de estos animales creció un 17% sólo en el último año.

«Hoy estamos construyendo espacios de refugio, haciendo campañas de concientización y analizando con las autoridades medidas de más largo plazo», agregaron.

el avance de la urbanización sobre los humedales afecta a la fauna nativa de manera directa

Desde Ambiente aseguran que el avance de la urbanización sobre los humedales afecta a la fauna nativa de manera directa. Y los carpinchos son los habitantes originales de estas tierras. «Lo más lógico es que haya carpinchos en el área. Si no existiese el barrio, los carpinchos igualmente estarían y tal vez habría otras especies con las que se mantendría estable la población; como gatos monteses y zorros, que cazan principalmente a las crías. Naturalmente se da que haya poblaciones de carpinchos en este área», indica Magdalena Salas, Licenciada en Biología de la UBA, quien estudió el compartimiento de coipos o roedores en ambientes urbanos.

¿De qué se alimentan los carpinchos? «De vegetación, y eligen parches donde esta sea más alta y lugares más protegidos. Las condiciones en los barrios generan un ambiente de tranquilidad donde se pueden sentir más confiados, donde pueden salir en diferentes horarios y extender sus patrones: no solo salir de noche, sino también de día, (a diferencia de ambientes naturales con depredadores o más urbanos. Esto permite que haya más presencia de esta especie», dice Salas.

Asimismo, los barrios cerrados «modifican toda la planicie del Río Luján y afectan la dinámica del río de entrada y salida del agua, por lo que generan un impacto antrópico muy elevado y ese el mayor problema», agrega.

David Clauser, Lic. en Cs. Biológicas de la FCEN-UBA, describe lo que sucede cuando se realizan emprendimientos inmobiliarios o desarrollos urbanos en zonas cercanas a los ríos, en su planicie de inundación u en otros tipos de humedales. «Lo que se genera es una alteración en la dinámica hídrica de estos cuerpos de agua. Esto se debe a que se suelen hacer diques, terraplenes, rellenos y otras intervenciones en el terreno para llevar adelante estos proyectos urbanísticos. El objetivo de estas obras es que no se inunden estos espacios que normalmente se inundarían. Debido a esto, el agua que sería retenida en estos terrenos antes inundables, termina por llegar en mayor cantidad a los barrios aledaños, los cuales suelen ser habitados por personas de menores ingresos económicos, que terminan sufriendo inundaciones que quizás antes no sufrían o, si lo hacían, era de manera menos frecuente«.

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