En Argentina, la producción de videojuegos es una industria que ya factura U$S 86 millones

Desarrollar videojuegos en nuestro país es cosa seria, y así lo muestran las cifras presentadas por el informe 2021 del Observatorio de la Industria Argentina de Desarrollo de Videojuegos de la Universidad Nacional de Rafaela (UNRaf).

A partir de un relevamiento que indaga sobre las actividades de las empresas del sector, sus equipos de trabajo, productos y mercados -y que este año contó con la participación de 84 firmas- pudo estimarse el tamaño de la industria argentina de desarrollo de videojuegos en U$S 86.716.560.

Los datos volcados en el informe permiten concluir que en la actualidad predominan en el sector las microempresas (51%) con pocos años de antigüedad (el 71 % comenzó a operar entre 2015 y 2020). El 66% se financia a través de los aportes del emprendedor, dueño o socio. Sólo en un 9% de los casos fue identificada la figura del publisher como la principal fuente de financiación. El rol del publisher en la industria de los videojuegos puede compararse con el de la editorial o del sello discográfico en otras industrias culturales. Aumentar el acceso a financiamiento a través de publishers es el anhelo de la mayoría de las empresas participantes en el relevamiento.

Made in Argentina

Los videojuegos que se desarrollan en el país son en su mayoría (53%) de género casual, es decir, los que sirven como entretenimiento para períodos cortos de tiempo, como una sala de espera o un viaje en colectivo y que apela a un jugador social. Lo siguen los de género educativo y de acción. Estos juegos, en el país, se desarrollan principalmente para dos tipos de plataformas: PC y dispositivos móviles.

A la hora de comercializar los videojuegos argentinos, en promedio, el principal destino es Estados Unidos y Canadá (37%), luego sigue el consumo local (26%) y Europa es el tercer destino con un 17%.

Trabajar en videojuegos

El relevamiento contabilizó un total de 1.916 personas trabajando, desde diferentes perfiles, en la producción de videojuegos; la cuarta parte lo hace de manera “freelance”. El informe también detalla la participación según género y, en este sentido, apenas el 13% de las personas empleadas en el sector son mujeres, y el porcentaje se reduce al 6% cuando se observan los puestos gerenciales o directivos según género. También se relevó que las personas trans o no binarias representan el 1% de la industria.

A la hora de valorar cuáles son los conocimientos requeridos para desempeñarse en el desarrollo de videojuegos, las empresas destacaron en primer lugar el dominio del idioma inglés; en segundo lugar, la capacidad de programación y, en tercero, tener “cultura lúdica”, es decir, ser o haber sido gamer. Por otra parte, las empresas “rankearon” los perfiles más difíciles de conseguir en el sector; las firmas colocaron en primer lugar la comercialización, en segundo el rol de producción y en tercero el game design.

“La profesionalización de los recursos humanos va a permitir ir al siguiente nivel en la industria y eso es algo que ya estamos viendo. En estos nuevos profesionales hay todo un pensamiento sistémico en la generación de productos, que en el autodidacta es guiado por la intuición“, destacó Andrés Rossi, director de la Licenciatura en Producción de Videojuegos y Entretenimiento Digital a la hora de evaluar el mercado laboral.

“La transformación se vive en el presente y está generando las bases para que la industria pueda escalar a más y mejores proyectos”, subrayó.

Ecosistema

El Observatorio de la Industria Argentina de los videojuegos fue creado por la UNRaf y realiza relevamientos e informes anuales desde 2018. Esta iniciativa de la Universidad tiene como socio estratégico a la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos de Argentina (ADVA) que nuclea a los actores del sector.

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