Decenas de pacientes con bata verde y un punto negro en el rostro para indicar el ojo que será operado están esperando ser atendidos en la India. Es un novedoso modelo de cirugía de catarata, que ha ayudado a millones de personas a recuperar la vista.
Con un sistema similar a las líneas de ensamblaje de la cadena de comida rápida McDonald’s, la red oftalmológica Aravind realiza alrededor de 500.000 operaciones al año, muchas de ellas gratuitas.
Más de un cuarto de la población mundial, unas 2.200 millones de personas, sufren de discapacidad visual, y de ellas, 1.000 millones de casos pudieron ser evitados o quedaron sin ser tratados, según el informe global sobre la visión de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En India hay alrededor de 10 millones de ciegos y otros 50 millones con algún tipo de discapacidad visual, siendo las cataratas (opacidad del cristalino del ojo) la causa principal.
«La mayoría de estos casos de ceguera son evitables porque en gran parte se deben a cataratas, que pueden ser tratadas fácilmente con una cirugía simple», comentó Thulasiraj Ravilla, uno de los fundadores de Aravind.
El hospital Aravind fue creado por el doctor Govindappa Venkataswamy, quien se inspiró en el expresidente de McDonald’s Roy Kroc y aprendió sobre la economía de escala del gigante de la comida rápida.
«Si McDonald’s lo puede hacer con hamburguesas, ¿por qué no lo podemos hacer por la atención ocular?», cuestionó. Aravind comenzó en 1976 con 11 camas en Madurai, en el estado sureño de Tamil Nady, pero se expandió a centros médicos y clínicas comunitarias en toda India.
El modelo tuvo tanto éxito que fue objeto de varios estudios, incluido uno del Harvard Business School. Su capacidad de salir al encuentro de los pacientes es el eje de su trabajo, en un país donde 70% de la población vive en áreas rurales.
«El acceso es la principal preocupación, así que estamos llevando el tratamiento a la gente en lugar de esperar que vengan a nosotros», explicó Ravilla.
La cirujana Aruna Pai, de Aravind, dijo que los médicos reciben una formación rigurosa para garantizar que puedan realizar las operaciones rápidamente. La tasa de complicaciones en Aravind es de menos de dos por cada 10.000 casos, menos que en Reino Unido o Estados Unidos, según el hospital.
«Tenemos laboratorios donde aprendemos a operar con ojos de cabra. Esto nos ayuda a afinar nuestra capacidad», indicó Pai, quien realiza un centenar de cirugías diarias.
En el plano económico, Aravind, en lugar de depender de las ayudas caritativas o las subvenciones del gobierno, utiliza los ingresos de las consultas a los enfermos con más recursos para costear los tratamientos de los más desfavorecidos.