Las conferencias internacionales -salvo las que se hacen en medio o al final de una guerra- son, y no pueden ser otra cosa que, relaciones públicas. Presencia en los foros, encuentros bilaterales, y oportunidades para hacer discursos y anunciar inversiones.
Hay que tener claro, entonces, que los compromisos que se firman ahí son siempre menos ambiciosos que los que se planteaban, y sujetos a revisión (para menos). Pero esto no significa que no sean importantes. Reflejan las expectativas de la opinión mayoritaria en los países más desarrollados, y, por lo tanto, lo que van a exigir sus diplomáticos, sus inversores, y sus mercados.
Así, son también la ocasión en que cada gobierno debe decidir, previamente, cuáles son los pasos que planea dar. Porque el aumento de la temperatura global promedio, y sus consecuencias, existen. Y todos los países van a moverse en este nuevo escenario. El periodista Nicolás Deza hizo un lúcido resumen para EconoJournal de lo que se planea hoy en nuestro gobierno en el decisivo plano de las fuentes de energía. Lo reproducimos. Y lo discutiremos en futuras notas:
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El gobierno presentó nuevos avances en el diseño del . Entre las novedades aparecen las propuestas incluidas en los «Lineamientos para un Plan de Transición Energética al 2030», elevados por la Secretaría de Energía al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
Ahí, la Secretaría de Energía propone algunas líneas de acción específicas, como el crecimiento de las energías limpias y la “gasificación”. Fueron presentadas en la Mesa Ampliada del Gabinete Nacional de Cambio Climático. La Ley N° 27520l, sancionada en 2019 e institucionalizada en diciembre pasado, establece la elaboración de un Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático (PNAyMCC), a cargo de dicho gabinete.
La apertura del encuentro estuvo a cargo del secretario de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación del Ministerio de Ambiente, Rodrigo Rodríguez Tornquist. De acuerdo con el marco legal, Ambiente tiene el rol de coordinación técnica administrativa y la responsabilidad de brindar asistencia técnica a los distintos sectores y grupos de trabajo para facilitar la integración de la agenda climática dentro de las políticas sectoriales. “No es Ambiente el que define las políticas de los sectores sino que los sectores son los que tienen la responsabilidad de integrar los criterios relacionados al desarrollo sostenible y cambio climático”, explicó Tornquist.
El secretario también aclaró que el plan nacional no esta cerrado y seguirá en discusión. “Tanto el plan nacional de adaptación y mitigación al 2030 como la estrategia de desarrollo resiliente al 2050 se encuentran en constante y permanente elaboración. No existe tal cosa como un documento de Ambiente que se va a presentar en la COP 26”, dijo Tornquist.
Argentina oficializará en la cumbre en Glasgow la nueva contribución nacional para la limitación de las emisiones al 2030. Por otro lado, presentará los avances del plan nacional al 2030 en el marco de un evento paralelo co-organizado por el país.
Líneas estratégicas
Ambiente presentó en la mesa ampliada los avances consensuados hasta el momento en el PNAyMCC para el cumplimiento de las metas de adaptación al cambio climático y de mitigación de las emisiones para el 2030. En materia de mitigación el objetivo es limitar las emisiones de dióxido de carbono en 349 megatoneladas anuales para el 2030.
El plan nacional contiene hasta el momento seis líneas estratégicas para lograr esas metas: Transición energética; Transporte sostenible; Agricultura, ganadería, pesca y bosques; Conservacion de ecosistemas y recursos naturales; Transición productiva; Territorios sostenibles y resilientes.
La línea estratégica de Transición energética contiene siete líneas de acción específicas: Eficiencia energética; Energía limpia en emisiones de GEI; Gasificación; Desarrollo de capacidades tecnológicas nacionales; Federalización del desarrollo energético, Estrategia nacional para el desarrollo del hidrógeno; Resiliencia del sistema energético. Todas estas líneas abarcan distintas áreas de desarrollo, como industrial, residencial, comercial, agropecuario, transporte, construcción e industria de la energía.
Transición energética
El documento de Energía describe el escenario internacional y nacional en materia de transición energética y profundiza en la definición de las líneas de acción propuestas.
La secretaría señala la complejidad del contexto y la dirección que la descarbonización debe tomar. “El proceso de transición global encuentra a la Argentina frente a una compleja situación social y macroeconómica. Por lo tanto, el rumbo hacia una estructura productiva que sea inclusiva, estable, dinámica, federal, soberana y sostenible debe contemplar escenarios energéticos que sean compatibles con estos principios. La descarbonización de la matriz energética debe pensarse para abastecer a una Argentina inclusiva en lo social y dinámica en términos productivos”, describe.
La propuesta se organiza con miras a seis objetivos de política energética para la transición, “para caracterizar una matriz energética que sea inclusiva, dinámica, estable, federal, soberana y ambientalmente sostenible”: Inclusión; Estabilidad y Desarrollo; Soberanía Energética, Dinamismo, Federalismo; Sostenibilidad. El objetivo de Soberanía Energética consiste en “lograr el autoabastecimiento energético, mediante la utilización plena de los recursos más abundantes, disponibles y valiosos, de las cuencas onshore y off shore”.
Para cumplir con esos objetivos, la secretaría propuso distintas líneas de acción específicas. La línea de Energía limpia en emisiones de gases efecto invernadero (GEI) señala los objetivos en generación de electricidad. “Más del 90% del incremento de la potencia instalada entre 2022 y 2030 provendrá de fuentes energéticas bajas en emisiones, aumentando significativamente su generación con respecto al promedio de los últimos años, superando el 55% de participación en la generación eléctrica y desplazando las centrales térmicas menos eficientes y más contaminantes. Este sendero de descarbonización se manifestaría en una reducción cercana al 50% de la intensidad de carbono de la matriz eléctrica respecto a la actualidad”, señala el documento.
Otra de las líneas planteadas es la de “gasificación”. Se implementarán medidas tendientes a gasificar consumos energéticos hoy abastecidos por medio de combustibles líquidos derivados del petróleo y se promoverá la exportación de gas. “A través del desarrollo de sus cuencas hidrocarburíferas, costa adentro y costa afuera, Argentina buscará transformarse en un proveedor de gas natural a escala regional y global, colaborando con la viabilidad de las transiciones energéticas de otros países”, explica el documento.
Escenarios energéticos
El documento también incluye Escenarios energéticos al 2030, en materia de demanda eléctrica y de gas natural, demanda de combustibles, oferta de energía eléctrica y oferta local de petróleo y gas, entre otros puntos. En cuanto a la oferta de energía eléctrica, se plantean dos posibles escenarios. El escenario REN 20 implica mayores requerimientos de petróleo y gas natural con una participación en la generación de las energías renovables del 20% en la matriz eléctrica al 2030. En el escenario REN 30, se supone mayor requerimiento de gas natural y relativamente menores requerimientos de petróleo junto con una mayor participación de las energías renovables en la generación eléctrica alcanzando el 30%.
Por el lado de la demanda eléctrica y de gas natural, estima que para el período 2022-2030 el consumo eléctrico crecerá un 2,4% por año, alcanzando los 168 TWh en el escenario vigente, cuyo incremento podría reducirse a 155 TWh (a una tasa de 1,7% i.a.) si se aplican diversas medidas de eficiencia energética, según los resultados obtenidos para el escenario eficiente (permitiendo un ahorro de hasta 13 TWh, aproximadamente un 8% del total).
En función de los escenarios presentados, se estima que el consumo final de gas natural para el período 2022-2030 tendría un incremento de 2,7% anual acumulado en el escenario vigente y de 3,6% en el escenario ambicioso explicando la diferencia por la mayor participación del uso de gas en el sector transporte. De este modo, el consumo de gas distribuido final al 2030 alcanzaría los 113 y 103 millones de metros cúbicos diarios en los escenarios ambicioso y vigente, respectivamente. Estos valores podrían reducirse a 104 y 93 millones de metros cúbicos diarios respectivamente luego de aplicarse políticas de eficiencia en el consumo, lo que representaría un ahorro de aproximadamente 9 MMm3/d.
Estrategia al 2050
A su vez, el PNAyMCC al 2030 se enmarca dentro de una Estrategia de Desarrollo Resiliente con Bajas Emisiones a largo plazo para el 2050. “Hay consistencia entre estos dos instrumentos. La principal diferencia es el horizonte temporal”, señaló ayer la Directora Nacional de Cambio Climático, Florencia Mitchell. La estrategia a 2050 propone alcanzar la carbono neutralidad.
Las líneas estratégicas en la estrategia al 2050 son similares a las planteadas en el PNAyMCC. Una es sobre Transformación del sistema energético, que organiza las acciones para alcanzar la neutralidad de carbono a largo plazo en tres ejes: Producción y oferta de energía; Desarrollo de nueva infraestructura resiliente y adecuación de la existente; Demanda eficiente y racional de la energía.
En materia de Producción y oferta de energía se propone que la generación eléctrica provenga de fuentes renovables (energía solar fotovoltaica, energía eólica, bioenergía, pequeños aprovechamientos hidroeléctricos), de energía nuclear y de centrales hidroeléctricas. También se plantea la producción de hidrógeno, con generación energética adicional para su producción y para ser utilizado como energía térmica industrial, en transporte y para exportación. Se contempla además la producción de biocombustibles, generación distribuida eléctrica y transición a través de gasificación.