Los venezolanos eligen cargos regionales y los chilenos a su próximo presidente.
Los comicios en Venezuela volverán a tener observadores de la Unión Europea tras 15 años de ausencia de misiones internacionales. Más importante, verán con el retorno de la oposición, que no participaba desde 2018.
Según el nuevo Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE) -que ha incorporado a dos miembros vinculados a la oposición-, este 21 de noviembre se eligen gobernadores de los 23 estados, 335 alcaldes, 253 legisladores de los Consejos Legislativos y 2.471 concejales municipales. En total, hay 3.082 cargos en juego.
Compiten entonces 70.244 candidatos de 37 partidos nacionales: 329 para los 23 cargos de gobernador, 4.462 candidatos para las 335 alcaldías y 65.453 para las asambleas legislativas y concejos municipales.
Pero la atención mayor, al menos en Argentina y el resto del Cono Sur, estará volcada en las elecciones en Chile. Porque las falibles encuestas indican que los candidatos vinculados a las formaciones de centro derecha y centro izquierda que gobernaron alternadamente desde el final de la dictadura de Pinochet están desprestigiados.
Y los candidatos que aparecen con la mayor intención de voto, y serían por lo tanto los protagonistas de un previsible balotaje, son dos «caras nuevas» y muy distantes entre sí.
Gabriel Boric expresa a una izquierda joven que se ha alimentado de las revueltas callejeras de 2019. Anuncia una política que atienda a las demandas de los sectores más pobres, y los más insatisfechos, como los estudiantes, sin cuestionar el modelo económico chileno.
José Antonio Kast expresa a una derecha económica y cultural, que se apoya en el rechazo -y el miedo- que esas manifestaciones despertaron no sólo entre las clases acomodadas sino en parte de las clases medias y bajas. Sus temas son previsibles: la inseguridad, la inmigración (sobre todo venezolana y peruana). Y agrega el rechazo al aborto y a las políticas de género.
Es natural entonces que en Argentina seguiremos con mucha atención la marcha del escrutinio, también por señales sobre lo que puede pasar en nuestra sociedad.
Pero el punto más concreto es el peligro que se dé una situación similar a la que atravesó Perú recientemente y que acentúa su inestabilidad: un balotaje entre dos candidatos, en el que la mayoría de los votos que consigan serán contra el otro.
A. B. F.