Ayer circuló en las redes sociales en forma insistente esta imagen:
Esperable. El Frente de Izquierda fue, es, un participante activo en las protestas que se han registrado en nuestro país contra la «megaminería». Y es lógico que quienes desconfían de lo que llaman «ambientalismo de maceta», ironizaran sobre esta diferente actitud: rechazo a la actividad minera por contaminante / reclamo que no se cierre una fuente trabajo… en una mina a cielo abierto. Además, El Aguilar, como otras explotaciones de la empresa Glencore, no se ha distinguido por el cuidado del ambiente, ni por preocuparse por los residuos tóxicos que deja detrás. Que la protesta a que se refiere el afiche se haya hecho a fines de 2018 no tapa la contradicción.
Pero queremos señalar que -más allá de las diferentes estrategias que puede asumir un partido político, lo que se refleja aquí son las distintas actiudes de dos sectores de la sociedad, hasta geográficamente separados.
Para una parte de nuestros compatriotas -una gran mayoría, por lejos, vive en ciudades- la preocupación por la ecología puede ser real, pero distante: no conviven con las cosas que les preocupan.
En cambio, para los habitantes de esas localidades, la explotación minera puede ser una amenaza a sus cultivos y sus animales, o una fuente muy necesaria de trabajo bien pago. A veces, las dos cosas.
Cualquier política que se dé el Estado, debe contemplar en primer lugar esas necesidades cercanas.