Sobre un índice que va de 0 a 100 puntos, la confianza promedio en las vacunas en Argentina es de 85,5. Pero en 2020 había sido de 86,9 y en 2019, antes de que estallara la pandemia de CoVid-19, de 93,7. El dato se desprende del Índice de Acceso y Confianza a las Vacunas (ICAV), que elabora anualmente la Fundación Bunge y Born.
«Es un índice que viene disminuyendo pero que sigue alto si se lo compara con otros lugares del mundo», destaca Guadalupe Nogués, bióloga y «fellow» de la fundación a cargo de la investigación.
El ICAV encuestó a 7.054 personas mayores de 15 años de todo el país durante noviembre y diciembre de 2021 para obtener resultados actualizados de un estudio que se lleva a cabo desde 2019.
Basado en un modelo de investigación londinense, el índice de confianza se establece al consultar por la importancia para los niños, la seguridad y la efectividad que cada persona le asigna a las vacunas. En el desagregado de estas cualidades, la que mas retrocedió entre 2019 y 2021 (de 95,9 a 88) es la noción de que las vacunas son seguras. En el índice general, en el último año se registró una baja mucho menos pronunciada que entre 2019 y 2020, pero continúa la tendencia hacia la caída.
Los índices más bajos de confianza en la vacuna se registraron en personas de entre 15 y 40 años
Los índices más bajos de confianza en la vacuna -por debajo del promedio nacional- se registraron en personas de entre 15 y 40 años, especialmente entre los grupos de 15 a 20 y de 31 a 40. En cambio, las personas de 41 años o más tienen un índice de confianza mayor al promedio, que aumenta a medida que aumenta también la edad.
Esto revirtió una tendencia de 2020, el año en que las vacunas contra el CoVid-19 estaban en plena investigación y la confianza había caído sobre todo en personas de más de 40 años y alcanzaba el índice más bajo entre los mayores de 65.
La misma investigación mide el acceso concreto a las vacunas en la Argentina, que recuperó su nivel respecto de una caída muy drástica en 2020. En 2019 había sido, entre 0 y 100 puntos, de 76,6 y en 2020, de 39,5: los mayores impedimentos de acceso se habían dado entre marzo y mayo de ese año, cuando estaban vigentes las restricciones más duras para la circulación de personas, apenas el CoVid-19 llegó a la Argentina.
En 2021 el índice que se construye con información sobre la disponibilidad de centros de salud cercanos, la distancia y el costo de ese traslado hacia el lugar de vacunación, el éxito o fracaso en la vacunación una vez que se llega al centro y las causas ante una no vacunación, se recuperó: fue de 76,4. «Esta es una noticia muy importante porque la baja de 2020 había sido llamativa y grande», sostuvo Nogués.
¿Cómo impacta el índice de confianza en la aplicación concreta de la vacuna? De las más de siete mil personas encuestadas en la investigación, el 92% se había aplicado una o más dosis de la vacuna contra el CoVid-19 al momento de responder las preguntas del ICAV.
El 8% que no había recibido ninguna dosis tenía en su interior distintos escenarios: el 4,6% del total de encuestados sostuvo que pensaba en vacunarse «más adelante», el 1,6%, que no sabía si vacunarse o no, y el 1,9%, que no quería vacunarse.
En resumen, menos del 2% de la población argentina se opone deliberadamente a aplicarse vacunas. Ese 1,9% que podría identificarse como «antivacunas» es, lógicamente, la población que menos confianza tiene en las vacunas: 20,3 puntos sobre un total de 100. Los que no saben si van a vacunarse llegan a 52,9 puntos de confianza, y los que se vacunaron, a 87,7 puntos de confianza.
Aunque el índice de confianza en las vacunas se retrajo entre 2020 y 2021, cabe destacar que durante el primer año de la pandemia el 28% de las personas encuestadas sostuvo que no se vacunaría y, aún así, a fines de 2021 más del 90% de la población consultada se había aplicado al menos una primera dosis.
Los investigadores de la fundación estiman que hay indicios respecto de que, a mayor nivel educativo, mayor confianza en las vacunas, aunque sin diferencias considerables hasta ahora.
A la vez, explican que no habían cruzado esos datos sobre confianza con el nivel socioeconómico de las personas encuestadas. Las personas de Cuyo, el NEA, el NOA y Patagonia se ubicaron, en cada región, por debajo del promedio nacional de confianza en las vacunas.
La previsión es que a fines de 2022 se vuelva a llevar a cabo la encuesta nacional: determinará si la confianza argentina en las vacunas sigue a la baja o la tendencia se revierte, y si los llamados «antivacunas» crecen en número o se mantienen como una población marginal.