A partir de la flexibilización del cepo cambiario para las empresas que incrementen su producción de petróleo y gas, el Gobierno espera un salto de las inversiones en el sector. La hoja de ruta de los funcionarios que diseñaron la medida plantea que de acá a 2026 las empresas volcarán capitales por unos u$s 40.000 millones.
La norma de 34 artículos, que fue anticipada por el portal especializado EconoJournal, le garantiza las empresas la libre disponibilidad de dólares por un equivalente al 20% de la inyección adicional que logren en petróleo y del 30% en los proyectos de gas natural en todas las cuencas, respecto a niveles de 2021.
La iniciativa fue anunciada el martes por el presidente Alberto Fernández; el ministro de Economía, Martín Guzmán; el presidente del Banco Central, Miguel Pesce; y el secretario de Energía, Darío Martínez, durante un acto en el Museo del Bicentenario del que participaron los empresarios de mayor peso en el sector y gobernadores de las provincias petroleras.
El gobierno busca con esta medida allanar el camino para la llegada de nuevas inversiones, que permitan escalar la producción –sobre todo en Vaca Muerta– y revertir el déficit de la balanza comercial energética. Los funcionarios consideran que, en un primer momento, la sustitución de importaciones de gas natural licuado (GNL) será clave para alcanzar ese objetivo.
Para este año, el equipo económico proyecta inversiones por unos u$s 6.000 millones. Y estima que estas crecerán progresivamente hasta superar los u$s 9.000 millones anuales hacia 2026. Así, se acumularían u$s 40.000 millones a lo largo del período.
En el plan oficial, esas nuevas inversiones (sumadas a la construcción del gasoducto Néstor Kirchner) permitirían escalar la producción para cubrir las necesidades internas que hoy se satisfacen con costosas importaciones de GNL. Y también dar un salto en el excedente exportable.
En concreto, esperan que de acá a 2026 el sector pase a aportar u$s 18.000 millones anuales en nuevas ventas al exterior. Para ello, estiman un crecimiento del 71% en la producción de petróleo y del 30% en la de gas. La potencialidad de este sector entusiasma al Gobierno con alcanzar el difícil objetivo de superar la restricción externa, el principal problema estructural de la economía argentina.
Como contrapartida al desembolso de capital de las compañías, el Gobierno concede una flexibilización del cepo largamente exigida por las empresas. El decreto crea regímenes de acceso especial a divisas para las compañías que aumenten la producción de hidrocarburos en el país respecto del nivel que cada firma tuvo en 2021.
Sobre el monto incremental, las empresas dispondrán de un 20% en el caso del petróleo y del 30% en el del gas para girar al exterior utilidades y dividendos, repatriar inversiones y realizar pagos de deudas comerciales y financieras en moneda extranjera.
Las compañías podrán incrementar esos porcentajes si cumplen con otras condiciones: una mayor cobertura del mercado interno, una reversión del declino en los yacimientos de hidrocarburos convencionales, un aumento de la producción en pozos hoy inactivos mediante el proceso de recuperación terciaria y la contratación de proveedores de servicios nacionales. Según los funcionarios, el tope al que podrán acceder en el caso de los productores de petróleo será del 37-38% y número similar en el caso del gas.
El acceso al beneficio estará condicionado a que las firmas cumplan los compromisos del Plan Gas y la presentación de un plan de desarrollo de proveedores nacionales.
«Las petroleras deberán cumplir obligatoriamente con un régimen de Promoción del Empleo y el Trabajo y el desarrollo de Proveedores Regionales y Nacionales, que se establece en el propio DNU, y cuyo seguimiento y control estará en manos de una comisión integrada por las Organizaciones de Trabajadores y las Cámaras Pymes, Regionales, y Nacionales», se afirma.