Colombia llega a estas elecciones con un escenario muy diferente a las anteriores: el crecimiento inédito de la izquierda, las dificultades del centro para capitalizar sus votos y el repliegue del uribismo crean una coyuntura particular con final abierto.
El PBI de Colombia es el 4° de América Latina, detrás de Brasil, México y Argentina. Su población, la 3°, con casi 52 millones de habitantes. No es irrelevante para los argentinos lo que pase hoy.
«Colombia celebra elecciones presidenciales hoy 29 de mayo y una posible segunda vuelta el 19 de junio. De estos comicios saldrán el presidente y vicepresidente de la República para el periodo 2022-2026. Si gana Gustavo Petro, como apuntan las encuestas, sería la primera vez que la izquierda gobierna el país.
El sistema político de Colombia es presidencialista, similar al argentino. Los poderes ejecutivo y legislativo son independientes entre sí y se eligen por separado mediante sufragio universal directo. El presidente de la República, que no puede ser reelegido, es jefe de Estado, jefe de Gobierno y comandante de las Fuerzas Armadas, pero no puede disolver el Congreso. No obstante, este supervisa las actividades del Ejecutivo y debe dar consentimiento para que se aprueben algunas de sus iniciativas o nombramientos. En ese sentido, el reparto de poder en el Congreso condiciona la capacidad de acción del presidente colombiano.
De ahí la importancia de las elecciones legislativas del pasado marzo. De ellas salieron los 268 miembros que ocuparán la Cámara de Representantes (166) y el Senado (102) en los próximos cuatro años. Las presidenciales, donde suele haber primarias junto a las legislativas, constan de dos vueltas. Para ganar en primera, un aspirante debe obtener más del 50% de los votos. De lo contrario, los dos candidatos más votados disputan una segunda ronda tres semanas después, en la que basta la mayoría simple. El vencedor, en cualquier caso, toma posesión el 7 de agosto.
Los candidatos
La primera vuelta de estas elecciones presidenciales en Colombia tendrá ocho candidatos, aunque solo cuatro registran una intención de voto significativa:
Gustavo Petro, de izquierdas, es el favorito en estas elecciones. Ex congresista, ex alcalde de Bogotá y antiguo miembro de la guerrilla urbana M-19, Petro lidera la coalición de izquierda Pacto Histórico. Es su tercer intento de llegar a la presidencia, pero esta vez lidera la intención de voto con un 35,8%. Su programa plantea reformas profundas al modelo económico, en especial al extractivismo; al sistema impositivo, con un impuesto adicional a las grandes fortunas, y a las fuerzas de seguridad. Desde la derecha le tildan de populista y sostienen que sus propuestas llevarían al país a la ruina financiera.
Federico Gutiérrez, a la derecha, se postula como el principal rival de Petro. El ex alcalde de Medellín es el candidato de la coalición de derecha Equipo por Colombia y representa el establishment con apoyo de los partidos tradicionales. Los sondeos lo sitúan con un 20,8% de los votos. Su programa propone fortalecer la seguridad y la justicia con leyes antimafia para las estructuras militares, endurecer la lucha contra la corrupción y construir un entorno fiscal que evite la evasión de impuestos. Sus opositores le atribuyen ser el candidato del ex presidente Álvaro Uribe y de continuar con la política del actual presidente, Iván Duque.
Rodolfo Hernández se presenta como un outsider pragmático. Ingeniero civil, empresario y también ex alcalde, Hernández se declara ajeno al establishment y a los partidos tradicionales. En solo un mes ha duplicado su apoyo hasta llegar al 19,1% de intención de voto, con una retórica fuerte y un discurso directo a través de redes sociales. Como representante de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, su programa lleva por bandera la lucha contra este problema, pese a que llega a las elecciones presidenciales con un caso abierto en su contra.
Sergio Fajardo se desinfla como la opción de centro. Ex alcalde de Medellín y ex gobernador del departamento de Antioquia, Fajardo se presenta como solución a la polarización política. En 2018 estuvo cerca de la segunda vuelta, aunque esta vez las encuestas sitúan al representante de la Coalición Centro Esperanza con un escaso 5% de los votos. Entre sus propuestas están la lucha anticorrupción, el impulso de la educación gratuita y un cambio del modelo energético. Sus rivales a cada lado del espectro le critican que favorece al otro con su falta de claridad en temas clave.
El país llega descontento y polarizado
Colombia llega a la cita electoral atravesada por el malestar y el descontento con el gobierno de Iván Duque, que lleva meses con una desaprobación de en torno al 70%. A finales de 2019, un paquete de reformas de austeridad, la corrupción y la violencia de grupos armados propiciaron un estallido social que resurgió en 2021, después de que el presidente anunciase una reforma fiscal. Las protestas pronto se convirtieron en una denuncia de la brutalidad policial, de la pobreza y desigualdad, agravadas por la pandemia de coronavirus, y del deterioro institucional y la insatisfacción con la democracia.
El miedo a que la izquierda pueda canalizar este descontento marca el clima político de las presidenciales. Petro ya ha denunciado que el Gobierno actual tiene pensado suspender las elecciones y a principios de mayo tuvo que cancelar parte de su gira de campaña por un posible atentado contra su vida. Su número dos, Francia Márquez, también ha recibido amenazas y tuvo que abandonar el mitin de cierre de campaña. De hecho, la plataforma colombiana Misión de Observación Electoral ha afirmado que el periodo preelectoral ha sido el más violento de los últimos doce años.
Gustavo Petro tiene muchas papeletas para ganar las elecciones presidenciales en Colombia del 29 de mayo. Ante la desaprobación de Duque y las protestas de los últimos años, el programa del Pacto Histórico promete un cambio progresista. Además, a Petro se suma la popularidad de Francia Márquez. Esta lideresa afrocolombiana y activista medioambiental representa la voz de la periferia, que nunca ha sido protagonista en la política tradicional. No obstante, en una posible segunda vuelta, Federico Gutiérrez o Rodolfo Hernández podrían reunir a la derecha y parte del centro para ganar, como ya hizo Duque en 2018.»