Con prácticamente la totalidad de las mesas escrutadas, el candidato de izquierda Gustavo Petro se consagró ganador en la primera vuelta de las elecciones presidenciales para el periodo 2022-2026 con el 40,32% de los votos. Se enfrentará en la segunda vuelta el domingo 19 de junio con Rodolfo Hernández, autoproclamado ajeno a la política, que acumuló el 28,15%.
El tercer lugar quedó para el derechista Federico “Fico” Gutiérrez con el 23,91%. Atrás, Sergio Fajardo, del Centro Esperanza, con el 4,2% de los votos, y otros dos candidatos que no llegaron al 1,5%.
Qué planteaban los candidatos
Gustavo Petro, de izquierdas, llegó a estas elecciones con la mayor intención de voto en las encuestas. Ex congresista, ex alcalde de Bogotá y antiguo miembro de la guerrilla urbana M-19, Petro lidera la coalición de izquierda Pacto Histórico. Es su tercer intento de llegar a la presidencia. Su programa plantea reformas profundas al modelo económico, en especial, poniendo límites al extractivismo; al sistema impositivo, con un impuesto adicional a las grandes fortunas, y a las fuerzas de seguridad. Desde la derecha le tildan de populista y sostienen que sus propuestas llevarían al país a la ruina financiera. Ha firmado un compromiso de no recurrir a la expropiación de bienes privados. Si gana el balotaje, será la primera vez que la izquierda gobierna Colombia.
Hace falta destacar la presencia de quien lo acompaña en la fórmula, la candidata a vicepresidenta Francia Márquez. Abogada, líder social, activista medioambiental, defensora de derechos humanos y feminista, es la primera mujer afrodescendiente en la historia de Colombia en formar parte de una fórmula presidencial.
Rodolfo Hernández se presenta como un «outsider», de fuera de la política, y pragmático. Ingeniero civil, empresario y también ex alcalde, Hernández se declara ajeno al establishment y a los partidos tradicionales. En solo un mes triplicó el apoyo que mostraban las encuestas hasta llegar al 28% de los votos, con una retórica fuerte y un discurso directo a través de las redes sociales. Como representante de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, su programa lleva por bandera la lucha contra este problema, pese a que llegó a las elecciones presidenciales con un caso abierto en su contra.
Tres semanas al balotaje:
Aunque la experiencia en muchos países indica que ahora comenzará una campaña distinta, vale pena tener en cuenta que planteaban los otros candidatos que reunieron un porcentaje no insignificantes de los votos.
A Federico Gutiérrez, el candidato de la derecha, se lo veía como el principal rival de Petro. El ex alcalde de Medellín -donde hizo una buena elección- representa el establishment con apoyo de los partidos tradicionales. Su programa proponía fortalecer la seguridad y la justicia con leyes antimafia para las estructuras militares, endurecer la lucha contra la corrupción y construir un entorno fiscal que evite la evasión de impuestos. Sus opositores le atribuían ser el candidato del ex presidente Álvaro Uribe y de continuar con la política del actual presidente, Iván Duque.
Sergio Fajardo se desinfló como la opción de centro. Ex alcalde de Medellín y ex gobernador del departamento de Antioquia, Fajardo se presentbaa como solución a la polarización política. En 2018 estuvo cerca de la segunda vuelta, aunque esta vez las encuestas las encuestas le daban pocas chances. Entre sus propuestas estaban la lucha anticorrupción, el impulso de la educación gratuita y un cambio del modelo energético. Sus rivales a cada lado del espectro le criticaban su falta de claridad en temas clave.
En cualquier caso, es necesario tener presente que la plataforma colombiana Misión de Observación Electoral ha afirmado que el periodo preelectoral ha sido el más violento de los últimos doce años.
El escenario institucional
El sistema político de Colombia es presidencialista, similar al argentino. Los poderes ejecutivo y legislativo son independientes entre sí y se eligen por separado mediante sufragio universal directo. El presidente de la República, que no puede ser reelegido, es jefe de Estado, jefe de Gobierno y comandante de las Fuerzas Armadas, pero no puede disolver el Congreso. No obstante, este supervisa las actividades del Ejecutivo y debe dar consentimiento para que se aprueben algunas de sus iniciativas o nombramientos. En ese sentido, el reparto de poder en el Congreso condiciona la capacidad de acción del presidente colombiano.
De ahí la importancia de las elecciones legislativas del pasado marzo. De ellas salieron los 268 miembros que ocuparán la Cámara de Representantes (166) y el Senado (102) en los próximos cuatro años. Las presidenciales, donde suele haber primarias junto a las legislativas, constan de dos vueltas. El vencedor, por mayoría simple, en la segunda vuelta, toma posesión el 7 de agosto.
El marco social
Colombia llegó a estas elecciones atravesada por el malestar y el descontento con el gobierno de Iván Duque, que lleva meses con una desaprobación de en torno al 70%. A finales de 2019, un paquete de reformas de austeridad, la corrupción y la violencia de grupos armados propiciaron un estallido social que resurgió en 2021, después de que el presidente anunciase una reforma fiscal. Las protestas pronto se convirtieron en una denuncia de la brutalidad policial, de la pobreza y desigualdad, agravadas por la pandemia de coronavirus, y el deterioro institucional. Los medios también mencionaban la insatisfacción con la democracia, pero el bajísimo porcentaje de votos en blanco o anulados parece desmentirlos.
Desde AgendAR señalamos que el PBI de Colombia es el 4° de América Latina, detrás de Brasil, México y Argentina. Su población, la 3°, con casi 52 millones de habitantes. conviene prestar atención al proceso que se abre.