Compartimos este interesante hilo en Twitter de Martin Hadis, escritor, profesor universitario e investigador, que propone algunas reflexiones técnicas sobre el «lenguaje inclusivo». Tal vez lo llamativo es que están despojadas de la emoción política que se ha volcado en estos días en el tema:
¿Qué es el «idioma inclusivo? Para responder esta pregunta es necesario formular otras. Para empezar ¿es otro idioma?
En contra de esta afirmación: es idéntico al castellano, con excepción de unas pocas transformaciones, no mucho más sofisticadas que las que aplica el jeringozo. El hecho de que sea casi igual al castellano y preserve casi todos sus rasgos es crítica. Para que a dos sistemas linguisticos se los considere idiomas diferentes tiene que haber un fuerte grado de diferenciación en varios ejes. Claramente, no es el caso.
Si bien es cierto que el «inclusivo» neutraliza en gran medida el género del castellano, esa diferencia es demasiado exigua para considerarlo un idioma diferente. Hay que tener en cuenta que un requisito fundamental para delimitar idiomas es que dos sistemas comunicativos no sean inmediatamente inteligibles entre sí.
Esto claramente no ocurre en este caso: Cualquier hablante de castellano entiende el «inclusivo» y (sobre todo) cualquier hablante de «inclusivo» entiende castellano «no inclusivo». Así que no se trata de otro idioma.
Pero entonces ¿Qué es el «inclusivo»? ¿Un dialecto del castellano?
Tampoco parece un término apto. No solo por lo arriba descripto (ambos tienen la misma sintaxis, la misma fonética, un vocabulario idéntico y la misma morfología, salvo por un rasgo extremadamente específico)
Pero además, en términos sociolingüísticos los dialectos están asociados a regiones o localidades específicas. En el caso del inclusivo, esa filiación no existe. No procede de ningún lado determinado ni es la forma característica de hablar de ninguna localidad o comunidad.
Tampoco es un sociolecto (variante asociada con un estrato social o grupo sociocultural) ni un cronolecto (variante asociada a una generación o período de tiempo).<
En resumen: el «idioma inclusivo» no está asociado a ninguna localidad geográfica, ni a ninguna clase social, ni a ninguna generación ni época específica.Así que no es dialecto, ni sociolecto, ni cronolecto.
Otra cosa que me hace ruido es que al menos en su uso actual, los hablantes de «inclusivo» no tienen incorporado el léxico ni las estructuras, necesitan procesarlas en cada acto de habla. En esto también se parece al jeringozo.
¿Qué es entonces el «inclusivo»? Si no es un idioma, y resultado forzado llamarlo dialecto, ¿qué es?
Creo que considerando su uso actual, lo más atinado sería enfocar al «idioma inclusivo» como un fenómeno sociolingüístico, cuyos equivalentes más cercanos o son las «jerigonzas», las llamadas «lenguas secretas» y las «hablas de evitación»
Con «cercanos» u homólogos quiero decir que -como el inclusivo- esos sistemas funcionan de un modo idéntico a la lengua nativa de sus respectivos hablantes: mantienen una gramática, vocabulario, sintaxis y fonología casi idénticos, con excepción de un conjunto de rasgos o palabras específicos y delimitados que se modisfican o reemplazan con respecto al idioma base, por lo general en un solo eje .
Por ejemplo: el «vesre» rioplatense, una jerigonza que consiste únicamente en la permutación de las sílabas de una o más palabras: «seguchán» para «sanguche» (de sandwich), «jovie» para viejo, «tordo» para doctor, o bien el jeringozo, que no creo que necesite explicación, y su equivalente rosarino: el muy querible gasó o rosarigasino. (Por estar asociado una localidad encajaría mejor con la definición sociolingüística de dialecto que el inclusivo)
Las «lenguas secretas» que mencioné arriba no son idiomas, sino «criptolectos», formas de alterar el habla común mediante modificaciones de palabras, y/o la incorporación de términos inventados de otras lenguas para que sólo lo entiendan los integrantes de un grupo determinado.
Por último, las llamadas «hablas de evitación» (que me parecen las más similares al «inclusivo») son un grupo de fenómenos sociolingüísticos que exigen el uso de una forma especial del lenguaje en contextos específicos. Creo que constituyen el fenómeno más parecido al inclusivo.
Esa forma especial no es realmente otro idioma: mantiene la fonología, morofología y sintaxis del idioma original pero suele reemplazar algunas (o todas) las palabras del mismo por otras.
Por ejemplo, en el idioma de la etnia Murui, del sur de Colomba y norte de Perú, los hombres utilizan un vocabulario especial cuando salen de caza en busca de presas de gran tamaño. Se lo llama «lenguaje de caza» y consiste en reemplazar los nombres de los animales por otras palabras que los denoten. La idea es que aludir a los animales con su nombre haría que sus espíritus detecten que que van a ser cazados y huyan.
Curiosamente, los términos utilizados para nombrar a esos animales se basan en los rasgos físicos o la conducta del animal que (consideran) pueden observarse en otros objetos de la naturaleza: mayormente, FRUTAS. (es en serio)
Otras de las «hablas de evitación» son los así llamados «idiomas pandanus». Los utilizan tribus de las tierras altas de Nueva Guinea cuando están recolectando ese tipo de nueces (pandanus, también llamadas karuka). Se trata de un estilo o registro que mantiene todos los rasgos de la lengua base, pero altera su léxico, para evitar que ciertas palabras dañen a las plantas que dan esa nuez.
Curiosamente, los «idiomas pandanus» solo deben usarse en las zonas de recolección. Así como podría ser dañino utilizar la lengua común en esas zonas, resulta peligroso utilizar el registro pandanus fuera de ellas….ya que los dioses que habitan las altas cumbres se extrañarían, y descenderían a investigar por qué los humanos están hablando de ese modo tan extraño.
En resumen: el inclusivo es más un fenómeno sociolinguistico, una convención y un estilo o registro utilizado en ciertos contextos. No es de ningún modo un idioma, y resulta forzado llamarlo dialecto.