Sero Electric, el «decano» de los vehículos eléctricos argentinos, ahora llega a EE.UU.

La firma nació hace 10 años, con prototipos de moto vehículos que llegan hasta 50 km/h; hoy fabrica cuatro modelos y los compradores son empresas; en 2023 inaugurará una planta en EE.UU.

Una década de duro trabajo le llevó a la empresa Sero Electric hacer pie y consolidarse en el mercado argentino de vehículos eléctricos. Montado sobre la estrategia de convertirse en una solución de bajo costo para las compañías que operan intramuros o en el entramado urbano, se expandió al punto de que el año próximo inaugurará su primera planta en los Estados Unidos.

La historia comenzó en 2012 cuando su presidente, Pablo Naya, compró en Italia una serie de prototipos de vehículos eléctricos que ya estaban homologados para circular en Europa bajo la categoría L6, un segmento que en ese momento no existía en la Argentina.

Así fue que Sero Electric empezó a trabajar en un plan que abordaba dos frentes al mismo tiempo: la fabricación de las unidades y la negociación para que puedan ser habilitadas a la circulación en el país.

Hay cuatro modelos diferentes de Sero Electric
Hay cuatro modelos diferentes de Sero Electric

Naya cuenta que a los prototipos italianos “les hicimos algunos cambios y adaptamos piezas de autopartistas argentinos a ese producto. Al tener una baja escala es clave tratar de adaptar piezas que hoy están en producción”. Actualmente los Sero Electric tienen una integración local del 80%; el restante 20% es importado.

Este flanco es, tal vez, el único que termina por exponerlo a los vaivenes de la macroeconomía argentina, agobiada por la escasez de dólares. “La importación está complicada –confiesa Naya-. No es sencillo importar piezas, ponen muchas trabas. Importamos controladores, diferenciales, algunas partes de frenos, instrumental. Son aproximadamente 10 piezas las que compramos en el exterior”.

En el terreno administrativo Naya y su gente también tuvo que librar una ardua batalla. La categoría L6 no existía en la Argentina y hubo que crearla para que los vehículos eléctricos pudieran circular por las ciudades, con las restricciones propias que impone este tipo de movilidad.

El interior del Sero Electric
El interior del Sero Electric

“Una vez que pudimos desarrollar el producto empezamos a trabajar para poder homologarlo en la Argentina porque no existía la categoría L6. A partir de tener el producto, entre 2015 y 2019, cuando logramos homologar, trabajamos con el Ministerio de Transporte para categorizar este tipo de vehículos. Todo eso nos llevó aproximadamente cuatro años”, narra el empresario.

Lo primero que hicieron fue copiar la estructura legal que aplicaba Europa para la categoría. Luego se sometieron a los 14 ensayos de laboratorio que son necesarios para que el vehículo fuera homologado, lo que incluye el testeo de elementos tales como cinturón de seguridad, vidrios, espejos, luces, asientos, bisagras, cerraduras y demás.

Finalmente, las unidades Sero Electric fueron habilitadas en la categoría moto vehículo, cuyo límite de velocidad alcanza los 50 kilómetros por hora. De su planta en el Parque Industrial del Pitam, en Castelar –una superficie de 2000 metros cuadrados donde trabajan 12 operarios- salen los cuatro modelos de la marca: el Sedán, el Cargo alto, el furgón y el Cargo bajo largo.

Espacio de carga
Espacio de carga

¿Qué tipo de empresas compra un Sero Electric? Alejandro Bustamante, distribuidor de la marca, explica que “hoy el mercado busca bajar costos. En la última milla del reparto, el microcentro por ejemplo, no se puede ingresar con autos a combustión.

Entonces las empresas privadas bajan costos porque gastan el 65% menos mensualmente que un auto convencional, y cargan hasta 300 kilos. Trabajan en repartos de rubros como perfumerías, farmacias, paquetería, entre otros”. También están las grandes empresas como Techint e YPF, que adquieren los vehículos para moverse dentro del área de fabril de la propia compañía.

Los vehículos Sero Electric tienen un precio que oscila entre los $2,5 millones y $3 millones con impuestos. Y, según acota Bustamante, “tenemos financiación por medio del Banco Francés en 36 o 72 cuotas”. En la actualidad la firma cuenta con siete puntos de venta en todo el país.

“A medida que vayamos escalando en volumen vamos a ir nombrando nuevos puntos –resalta Naya-. Ahora designamos en Bahía Blanca. Vamos subiendo la escalera muy de a poquito porque vemos que el mercado todavía no tira lo suficiente en la Argentina”.

El principal punto fuerte de estos vehículos eléctricos está dado, según relata el presidente de la compañía, en que los Sero Electric “hacen 100 kilómetros con $ 80 de energía. Cuando con cualquier otro vehículo se necesitan más de $ 1000 porque son 10 litros de combustible”.

En cuanto al mantenimiento, “no precisan lubricantes ni filtros. Se lo enchufa en cualquier lugar a 220 voltios y en 4 o 5 horas tiene la carga completa. No se necesita un cargador especial. El pack de batería son 6 kilowatts para hacer 100 kilómetros. Cualquier auto eléctrico necesita entre 60 y 80 kilowatts de potencia para hacer 200 kilómetros”.

La vida útil del vehículo dependerá de su uso y cuidado. Como parámetro, en la empresa garantizan que “el pack de baterías aguanta hasta 150.000 kilómetros”.

Para exportación

Al momento de evaluar la plaza local, Naya lamenta que en la Argentina no exista una política firme para difundir la movilidad eléctrica: “Es una lástima que las reparticiones públicas no estén comprando este tipo de vehículos cuando podrían ahorrar un montón de dinero en combustible y demás cosas para lo que es el sector público”.

Y acota: “Si cada municipio adquiriera dos vehículos para el reemplazo de alguna camioneta, nosotros estaríamos vendiendo 20 vehículos al mes. Y no los estamos vendiendo porque los municipios no lo consumen, el Estado no lo consume. Compran vehículos mucho más caros, cuando esto es más barato y económico para moverse por la ciudad”.

La ambición por expandirse lo llevó a desembarcar en los Estados Unidos. Allí el mercado está maduro. “Nos dijeron: acá todo lo que tenemos está vendido, y si tuviéramos algo más también lo vendemos”.

De regreso, Naya cuenta que el resultado de la exploración fue más que positivo. “Logramos poder armar la empresa allá, sacamos el número de importador y estamos trabajando con la oficina de transporte de Estados Unidos para poder hacer la importación”.

VIALa Nación - Gustavo García