Francia inició este martes el proceso de nacionalización total del endeudado grupo de energía nuclear EDF, con el fin de asegurar un mayor control de sus suministros energéticos, en un momento en que Europa lucha por sustituir el gas ruso en la antesala del que, teme, sea un duro invierno.
El gobierno de Emmanuel Macron ha presentado una oferta al regulador del mercado para comprar todas las acciones del grupo que aún no posee por 12 euros cada una, lo que representan unos 9.700 millones de euros, ciñéndose al precio que había anunciado durante el verano boreal. En principio, tiene previsto lanzar la oferta al mercado el 10 de noviembre, según la notificación.
«La emergencia climática y la situación geopolítica exigen decisiones contundentes para garantizar la independencia y la soberanía energética de Francia», dijo el Gobierno en un comunicado en el que se detallaron los términos de la oferta.
Poner a EDF bajo el control total del Estado le permitiría «comprometerse con proyectos a largo plazo que a veces son incompatibles con las expectativas a más corto plazo de los inversores privados, sin exponerse a la volatilidad de los mercados de valores», añadió el comunicado.
Comentario de AgendAR:
Los consorcios nucleares franceses, AREVA primero y EDF después, pasaron décadas haciendo la plancha, cobrando la electricidad nuclear fabricada por centrales construidas enteramente por el estado en tiempos de Francois Mitterrand, y sin invertir un franco (o luego un euro) en reposición y/o mantenimiento. Después de todo, el plan unánime de los partidos políticos franceses importantes era cerrar las centrales nucleares no bien hubieran terminando su ciclo de vida inicial (entonces, 30 años en operaciones).
Mientras, tanto la primera como la segunda empresa fueron incapaces de construir un nuevo modelo de central comparable con el modelo de 900 MW de tiempos de Mitterrand, sin duda el PWR más confiable y barato del mundo, y entregar ese nuevo modelo en tiempo y forma. Con sus reactores de 1400 e incluso 1600 MW, incurrieron en demoras de más de una década sobre los planes de entrega, y con sobrecostos que triplicaban la oferta inicial.
Y Francia, tranquilísima: los parques eólicos y el gas ruso serían el futuro energético del país. ¿De qué preocuparse? Pero ni el viento ni Putin son manejables desde el palacio del Eliseo y el país enfrenta su primer invierno con electricidad 10 veces más cara que en 2020, y cortes de luz asegurados porque más de la mitad del parque nuclear está inoperable.
Un problema!, porque suministraba el 71% de la producción eléctrica francesa, que justamente por nuclear, era la más barata de toda la UE a precio mayorista y también de consumidor final. De modo que el presidente Macron, lejos de mandar a juicio a EDF por haber cobrado a lo grande por usar infraestructura pública sin invertir, la recompra por algo menos del precio de una sola central, y se hace cargo de las pérdidas, y tratará de poner todo ese inmenso parque nuclear francés de nuevo en estado de disponibilidad.
Como el Estado francés terminó siendo el accionista mayoritario de EDF, Macron debería denunciarse a sí mismo…
Daniel E. Arias