Ayer lunes 24 fue el primer día para solicitar el nuevo bono de $ 45.000, que se pagará en dos cuotas de $22.500 en los meses de noviembre y diciembre.
En las sucursales de la ANSES en C.A.B.A. y en el Gran Buenos Aires, como en casi todas las que atienden en las ciudades grandes y medianas de nuestro país se formaron largas filas para inscribirse en el nuevo Refuerzo Alimentario para adultos sin ingresos.
Imágenes como la que encabeza esta nota representan una radiografía social de la «nueva pobreza».
No se ven en general las imágenes de miseria y deterioro físico -aunque si se las busca, están- que saltan a la vista en otros países de la región, aún en aquellos cuyas cifras de crecimiento económico son mejores que las nuestras.
Pero si tantos adultos están dispuestos a formar «cola» durante largas horas en un día laborable por una suma que apenas si es -en este caso su nombre es realista- un «refuerzo alimentario» (el equivalente local de las «food stamps» en EE.UU.), muestra la ausencia de oportunidades de empleo para un numeroso sector de nuestra población.