La posibilidad de que Twitter deje de funcionar fue una de las noticias más leídas en todo el mundo. En esta nota, Eugenia Mitchelstein recuerda otras redes sociales que dejaron de ser relevantes. El factor Elon Musk.
Estos comentarios se hacían -claro- en Twitter: una plataforma que siempre se utilizó para comentar las noticias, en tiempo real, con personas conocidas o desconocidas. Con sobrerrepresentación de periodistas, políticos, activistas, y personas preocupadas por temas de actualidad en general, Twitter es una plaza pública virtual, como la llamó Musk.
Cuando muere una persona conocida, se revela un resultado electoral o deportivo, o se emite el episodio final de una serie exitosa, es habitual entrar a la red para seguir las opiniones – tristes, furiosas, irónicas, celebratorias- según el caso. Es un lugar común el titular “los famosos despidieron a (quien sea que haya muerto) en Twitter”.
Otras plataformas se usan para mantenerse en contacto con amigos y conocidos, como Facebook. O para presentar una versión estetizada de la realidad, como Instagram. O para postear y consumir videos cortos y divertidos, como TikTok. Twitter se usa para comentar las noticias, del mundo real o digital.
Cada red social tiene sus usos y costumbres. Están dictados, en parte, por las reglas que ponen quienes las programan, y en parte por las prácticas de los usuarios. En algunos casos, los programadores pueden adoptar las innovaciones de los usuarios. Por ejemplo, en Twitter, los usuarios hacían RT (Retweet, repostear un tweet de otra cuenta) manualmente, hasta que la plataforma incluyó el botón de retwittear. El hashtag (#) para agrupar los tuits sobre un tema también fue primero una innovación de los usuarios. Una vez incluido en la plataforma, fue usado por movimientos sociales para promover sus causas, como #NiUnaMenos o #BlackLivesMatter.
Las propuestas de Elon Musk parecen ignorar tanto la composición del público de Twitter como el tono dominante en la plataforma. La idea de cobrar la verificación no tuvo en cuenta que el registro en Twitter es el de la ironía, y que ocho dólares no iban a ser suficientes para desalentar a usuarios que quisieran reírse de Bush, el costo de los medicamentos en Estados Unidos, o la práctica de vender agua embotellada. La presión sobre los empleados ignoró la cultura organizacional de la empresa -o apuntó a cambiarla.
Todavía no sabemos qué va a pasar con Twitter. Tal vez Musk logre hacerla rentable, una novedad para una empresa que perdió plata durante casi todos los años que estuvo funcionando. O la transforme en un espacio más vibrante y democrático. O, como predijeron especialistas y legos, Twitter pueda morir. No será de un día para el otro, no se va a caer el sitio de manera abrupta. Funcionará cada vez peor, con menos personas trabajando en mantener su infraestructura. Habrá un éxodo de usuarios, el contenido será menos atractivo, quienes queden entrarán menos seguido, el efecto de red hará su trabajo. Un día, sin saberlo, alguien publicará un último tuit. La conversación pública digital continuará en otro lado. Los famosos despedirán a Twitter en otras plataformas de redes sociales.»
Eugenia Mitchelstein