Los dos socios más grandes del acuerdo regional se volvieron a alinear con Paraguay para resistir la flexibilización que quiere Montevideo. Hoy martes, sería el plato fuerte con los presidentes.
El encuentro de cancilleres del Mercado Común del Sur (Mercosur) que se llevó a cabo este lunes en Montevideo sirvió como antesala del plato fuerte previsto para este martes, cuando los presidentes de Uruguay, Argentina, Brasil y Paraguay se verán frente a frente, y anticipó el frente de batalla que se volvió a dividir -como en la última reunión- entre Buenos Aires, Brasilia y Asunción contra los intentos «librecambistas» de Montevideo, que busca revertir los parámetros del bloque relacionados con las negociaciones con terceros países y los aranceles de las importaciones.
Durante el encuentro que tendrá lugar en el edificio Mercosur, el gobierno uruguayo volverá a la carga con los dos temas que desde hace meses marcan su agenda económica y política con el bloque: revertir la disposición 32, que establece que las negociaciones con otros países se llevan a cabo de forma conjunta para poder negociar de manera unilateral Tratados de Libre Comercio (TLC) con Asia y, además, flexibilizar las reglas vigentes del Arancel Externo Común (AEC).
Para ello, deberá enfrentar la oposición de Buenos Aires, Brasilia y Asunción, que la semana pasada amenazaron con “adoptar las eventuales medidas” que consideren necesarias para terminar con la avanzada oriental.
“Precisamos un bloque que quiera y pueda proyectarse en las nuevas dinámicas y tendencias mundiales; aggiornado, moderno, que quiera y pueda hacer frente a los desafíos del hoy, ayer y mañana”, aseguró el canciller uruguayo, Francisco Bustillo.
El fue quien disparó la semana pasada disparó de nuevo las alarmas internas del bloque al asegurar, durante una gira que realizó por Nueva Zelanda y Australia, que su país desea sumarse al CPTPP, un acuerdo comercial con varios países de Asia que viola la norma que establece que las negociaciones de este tipo se realizan de forma conjunta. “Necesitamos un bloque capaz de estrechar lazos con otros otros países y bloques. No nos podemos permitir el inmovilismo”, agregó.
Ayer lunes se evidenció una vez más el rechazo unánime que existe en el resto de los integrantes a los sueños uruguayos. El canciller argentino, Santiago Cafiero, advirtió que no se observa “una aspiración a la futura convergencia dentro del bloque” y que la Casa Rosada ve “con preocupación un camino que parece ser unilateral y que, muy probablemente, podría desembocar en una ruptura”.
El canciller de Brasil, Carlos França, aseguró que su país está “preocupado” por los posibles “problemas jurídicos y comerciales” que podrían surgir si Uruguay continuara con su avanzada para negociar sin respetar las normas internas del bloque. Su par de Paraguay, Julio Arriola, consideró que las negociaciones unilaterales “socavan la imagen del Mercosur” y convocó a “respetar los textos fundamentales” del bloque.
La unanimidad en contra de la jugada uruguaya genera una tranquilidad en Buenos Aires que se acentúa al tener en cuenta que a partir del 1 de enero Luiz Inácio Lula da Silva será el nuevo presidente de Brasil y que en los próximos meses se espera que se confirme la afiliación plena de Bolivia como integrante del grupo, dos puntos que limitarán el margen de maniobra de Montevideo.
Lucio Garriga Olmo
Comentario de AgendAR:
Este editor recordaba ayer en las redes sociales que hace unos dos siglos el Uruguay se rebeló contra el Imperio del Brasil -la recordada expedición de los 33 Orientales fue el disparador- para unirse a las Provincias Unidas del Río de la Plata. Pero la guerra se prolongó, y finalmente la diplomacia inglesa ofreció a la Provincia Oriental la posibilidad de tener un Estado propio.
La moraleja es que también hoy Argentina, y Brasil, deben preguntarse cuánto están dispuestos a conceder a Uruguay para mantenerlo dentro del bloque. Teniendo en cuenta que, sin negociación conjunta con terceros países y un arancel externo común… no sería un bloque.
A. B. F.