La condena judicial a la Vicepresidenta que se conoció hoy es, sin lugar a dudas, un hecho de profunda repercusión. Pero AgendAR no tiene credenciales para pronunciarse con autoridad sobre temas judiciales o políticos. Aunque, es inevitable, tengan consecuencias en las actividades productivas que son nuestros temas.
Sí nos parece necesario señalar algo evidente, pero que queda tapado por las pasiones desatadas. Un poder judicial cuyas decisiones carecen de legitimidad para un numeroso sector de nuestros compatriotas, mientras son saludadas con entusiasmo por otro, también numeroso, no puede cumplir con el rol institucional que le corresponde.
La dirigencia política, en su conjunto, eligió hace mucho tiempo tener jueces amigos antes que jueces con legitimidad social.
Abel B. Fernández