Neuquén y la CNEA acordaron un plan para reactivar la Planta Industrial de Agua Pesada

La planta de agua pesada de ENSI, en la estepa de Arroyito, afueras de Neuquén, con capacidad de fabricación de 200 toneladas/año, que los vecinos llaman “El barco” por motivos obvios. Nos hace el primer productor mundial de agua pesada.

La presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica, Adriana Serquis, y el gobernador de la provincia de Neuquén, Omar Gutiérrez, reafirmaron el compromiso de puesta en marcha de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) al mismo tiempo que acordaron un plan para reactivar el funcionamiento de la misma, ubicada en la localidad de Arroyito.

La planta, la más grande del mundo, produce un insumo clave para las centrales nucleares argentinas, que también se utiliza a nivel internacional en la industrias electrónica y de insumos médicos, situación que convierte al agua pesada en un producto de exportación.

“Con el gobernador Omar Gutiérrez acordamos empezar a trabajar en conjunto en la reactivación de la PIAP. En dicha planta, que tiene dos líneas de producción, se aplicaría una de ellas a la producción de 80 tn por año de agua pesada, mientras que la segunda línea se orientaría a la producción de urea, proyecto en el cual se trabaja en la elaboración de un plan de negocios y participa también Y-TEC”, dijo Serquis.

El presupuesto 2023 del Poder Ejecutivo de Neuquén incluye una partida de 1.000 millones de pesos destinada a la PIAP, lo que muestra con total claridad la “decisión política del gobierno provincial de avanzar en la puesta en marcha del complejo industrial de Arroyito, uno de los más importantes del país”, dijo el gobernador Gutiérrez.

Gutiérrez recalcó que, “trabajando juntos y a la par con el gobierno nacional, vamos a poder actualizar la PIAP, poniéndola al servicio del país y de la provincia, manteniendo las fuentes de trabajo y generando ingresos que se volcarán al sistema productivo”.

La instalación es propiedad de CNEA y está operada por la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería (ENSI), una sociedad conformada entre la CNEA y la Provincia de Neuquén, que tiene la mayoría accionaria. Fue inaugurada en 1993 y su capacidad de producción era de 200 toneladas de agua pesada por año, porque se la pensó a fines de los ’70 para abastecer un programa de ocho centrales medianas de uranio natural. Por eso hoy es la mayor del mundo.

El agua pesada es uno de los insumos principales en las centrales nucleares que utilizan como combustible el uranio natural. En la actualidad el principal objetivo para la puesta en marcha de la PIAP es la producción de las 485 tn que se necesitan para garantizar la provisión de las tres centrales en operación –Atucha I, Atucha II y Embalse- hasta el fin de su vida útil.

Transcurridos los casi siete años que demandará el primer objetivo estimamos que Nucleoeléctrica Argentina SA tendrá la posibilidad de contar con el agua pesada que se necesite si comienza con la construcción de la segunda central tipo CANDU prevista en su plan estratégico, lo que disparará la producción de 500 tn más. Por otra parte, en la actualidad se trabaja en un plan de negocios orientado a la provisión de clientes extranjeros que, tal como se ha dicho con anterioridad, utilizan el agua pesada como insumo para electrónica y usos médicos.

La importancia de la reactivación de esta planta radica en preservar la gran inversión que realizó el estado nacional entre 190 y 1993, al mismo tiempo que se mantienen fuentes de trabajo y crean nuevas, se garantiza la provisión de nuestras centrales nucleares y se generan divisas por exportación.

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