El ministro de Economía, Sergio Massa, se reunió este viernes 23 en Brasil con Geraldo Alckmin, el vicepresidente electo, y con Fernando Haddad, el futuro ministro de Hacienda de Luiz Inácio Lula da Silva. Entre los temas que conversaron está el proyecto de una moneda común.
Fuentes cercanas al ministro de Economía argentino agregaron que además se trató una amplia agenda vinculada a la integración regional. Particularmente, se trabajó sobre las relaciones comerciales bilaterales. En este aspecto, se debatió sobre “el gas como energía de transición y el financiamiento del comercio exterior” y otros intereses comunes.
Voceros del funcionario argentino contaron que se trabajó sobre “el futuro de integración Argentina-Brasil”. En ese aspecto, se enumeraron “proyectos que deben ser parte del proceso de integración económica, financiera, de infraestructuras y de desarrollo del Mercosur y la región”, y se trabajó sobre el “intercambio de monedas”.
Además, contaron fuentes al tanto del encuentro, se volvió a tratar el “proyecto de una moneda común”. La Argentina terminará este año con una inflación cercana al 100% y prácticamente con un peso que funciona sólo como una moneda transaccional y no de ahorro ni de referencia, para lo que ahora se usa el dólar.
Lula da Silva ha mencionado el proyecto en varias oportunidades desde 2002. El mandatario brasileño sugirió entonces crear una moneda de toda la región, para no depender del dólar.
Referentes de la actual oposición argentina también mostraron interés en la idea. En 2019, el ex presidente Mauricio Macri negoció con el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, la creación del “peso-real”. Incluso, el entonces ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, viajó varias veces a ese país para tratar de concretar la idea. Recientemente, el diputado Martín Tetaz propuso una convertibilidad del peso argentino con el real de Brasil.
Comentario de AgendAR:
En nuestra considerada opinión, hablar, en el presente o en un futuro menor a una década distancia de una «moneda común» que reemplace al peso y al real, o establecer una convertibilidad rígida entre ambas -lo que en la práctica sería equivalente- es absolutamente irreal.
Es imposible contemplarlo para Argentina, con un nivel de inflación anual hoy cercano al 100% y que no descenderá bruscamente. Y también para Brasil, con una inflación mucho menor pero que depende tanto como nosotros de las oscilaciones de los precios de commnodities que exporta y combustibles que debe importar en el mercado mundial.
¿Significa entonces que se trata de una consigna política, que se enarbola porque expresa una voluntad de integración, y de menor dependencia de los mercados globales, pero sin intención de ambos gobiernos de avanzar en esa dirección?
Es posible -aunque difícil- imaginar una unidad monetaria de valor más estable, para conducir el interbambio entre ambos países. Y, eventualmente, con otros países de la región. El valor de esa «divisa sudamericana» se ajustaría periódicamente en relacion a sus monedas nacionales.
Sin duda, sería un proyecto complejo y de largo aliento. Se justificaría emprenderlo si se tiene la convicción, como la tenemos en AgendAR, que sólo acuerdos estratégicos firmes y realistas entre Argentina y Brasil les permitirán ser algo más que peones en el ajedrez global.
A. B. F.