Luego de varios años de trabajo, un grupo de científicos estadounidenses y británicos difundieron este miércoles en la revista Nature un preocupante informe sobre el glaciar más grande del mundo, el Thwaites en la Antártida, que es apodado el “Glaciar del Día del Juicio Final” por los efectos globales que tendrá en el nivel de los océanos su actual desmoronamiento y derretimiento.
Un robot en forma de lápiz de 4 metros de largo se sumergió por primera vez bajo el punto donde el hielo toma contacto con el mar. Allí los científicos observaron un fenómeno inquietante. “El glaciar se desmorona en pedazos sobre el agua. No se está adelgazando y derritiendo. Directamente se rompe”, dijo la creadora de robots y científica polar Britney Schmidt de la Universidad de Cornell.
Los científicos no habían tenido hasta ahora la posibilidad de observar este punto crítico y difícil de alcanzar. Pero el robot llamado Icefin fue bajado por una grieta de 587 metros de profundidad, y así pudieron observar los efectos que está teniendo la fractura del hielo.
Los científicos afirman que el agua “caliente” se está filtrando por las grietas del glaciar lo que acelera su ruptura.
El agua más caliente se abre paso en las grietas y otras aberturas conocidas como terrazas, provocando un deshielo lateral de 30 metros o más al año.
Esa fractura “potencialmente acelera la desaparición general de esa plataforma de hielo”, dijo Paul Cutler, director del programa Thwaites de la Fundación Nacional de Ciencias que regresó del hielo la semana pasada. “Su modo final de desaparición será por desmoronamiento”, dijo, aunque el proceso puede demorar cientos de años.
Thwaites, que tiene aproximadamente el tamaño de la península de Florida en Estados Unidos, representa más de medio metro de potencial de aumento del nivel del mar mundial, y podría desestabilizar los glaciares vecinos que pueden causar un aumento adicional de tres metros.
Como parte de la colaboración internacional Thwaites Glacier -la mayor campaña de campo jamás intentada en la Antártida-, un equipo de 13 científicos estadounidenses y británicos pasó unas seis semanas en el glaciar a finales de 2019 y principios de 2020.
“Este es el tipo de cosas por las que todos deberíamos estar muy preocupados”, agregó sobre los hallazgos que subrayan cómo el cambio climático está llegando a la Antártida.
Los resultados de un segundo estudio, en el que también trabajó Schmidt, mostraban un deshielo de unos cinco metros al año en la línea de base del glaciar, lo que es menor a lo que predecían los modelos de adelgazamiento más agresivos.
Sin embargo, el deshielo sigue siendo preocupante.
“Si observamos menos deshielo (…) eso no cambia el hecho de que se está derritiendo”, dijo Schmidt.
Hasta ahora los científicos dependían de las imágenes satelitales para mostrar el comportamiento del hielo, lo que dificultaba la obtención de detalles pormenorizados. Es la primera vez que un equipo llega a la línea de base de un gran glaciar.
Según Paul Cutler, director del programa de Ciencias Antárticas de la Fundación Nacional de la Ciencia, los resultados ayudarán a desarrollar modelos de cambio climático. Cutler revisó los documentos, pero no participó en la investigación.
“Estos datos pueden incorporarse ahora a los modelos que predecirán el comportamiento futuro, y ése era exactamente el objetivo de este trabajo”, destacó.