Reproducimos la entrevista del portal Canal 12 al ingeniero naval Walter Granja, del astillero «Al Sur».
La industria naval chubutense, desconocida e ignorada por algunos, marcó presencia en la segunda edición de EVENPa 2023, el encuentro empresarial más importante de la región patagónica. A través del stand que el astillero capitalino ‘Al Sur’ montó en la feria, quedó al descubierto que en Puerto Rawson hay un polo naval que construye buques pesqueros en serie, que apuesta por la renovación de flota, innovación tecnológica y productiva de Chubut, pero que también necesita de herramientas para subsistir a futuro, teniendo en cuenta los tiempos que corren.
Hace más de 20 años que el reconocido Héctor Yalungo lleva adelante el astillero, que en su historial acusa más de 50 embarcaciones construidas, con mano de obra y proveedores locales. El entramado productivo es cien por ciento chubutense y los productos son netamente patagónicos. Así lo destaca el ingeniero naval Walter Granja, quien desde el 2006 trabaja junto a Yalungo en la parte técnica de la empresa.
El profesional recibe a Canal 12 Web en su oficina móvil, desde donde destacó el potencial que tiene para ofrecer el complejo industrial ubicado sobre la margen izquierda del Río Chubut. «Ahí estamos, haciendo barquitos contentos», cuenta.
C.D.: Cincuenta embarcaciones en 20 años no es un dato menor para un astillero chubutense y eso habla mucho también de que la industria naval local tiene importancia en el marco nacional.
W.G.: Soy un convencido de que hay muchas posibilidades de crecimiento en la industria naval de Chubut y lamentablemente estamos exportando trabajo hacia Buenos Aires y Santa Cruz, porque no tenemos las posibilidades de reparar en la zona haciendo mantenimientos periódicos, principalmente a la flota colorada.
C.D.: ¿Es por una cuestión operativa?
W.G.: Es operativo y del tamaño que se necesita para hacerle mantenimiento a un buque de más de 23 metros de eslora. Hoy no lo podemos hacer en la provincia. Hay una necesidad de dar respuesta a esa flota, que se está yendo para Santa Cruz, Buenos Aires y algunas también para Uruguay. Realmente por el litoral marítimo que tenemos la industria naval necesita una atención muy particular en lo político, pensando en una estrategia a largo plazo. Hoy los astilleros que tenemos en Argentina pueden dar soluciones y se pueden preparar para hacer embarcaciones y dar respuesta a la renovación de flota en varios tipos de altura.
C.D.: Pese al contexto económico, vemos continuamente casos de astilleros marplatenses, como Contessi, SPI e incluso Aloncar en Quequén, que siguen moviendo la industria construyendo costeros, fresqueros de altura e incluso congeladores, a partir del Régimen de Promoción de la Industria Naval Argentina de 2018.
W.G.: Exacto. En el caso de Astillero Al Sur somos muy competitivos en la franja de eslora entre 10 y 21 metros. Sabemos que nuestros productos andan muy bien y tenemos diseños propios. En 2018 dimos inicio a una serie de nuevos pesqueros con características particulares. Botamos el primero en 2020 y hoy tenemos diez barcos de flota artesanal construidos con las características de proas invertidas, que en esloras chicas es muy novedoso el diseño. Llevamos lo mismo a los buques de 21 metros, pese a que ya hay de esas características con proas bulbo. Son barcos que están pescando muy bien y con funcionamientos integrales.
C.D.: Antes de la entrevista me comentabas que es una industria que hoy, indudablemente, necesita una serie de herramientas, medidas y gestiones por parte del Estado, primero para subsistir en el tiempo y, luego, ampliar los horizontes. ¿Cuáles son en concreto las que plantea el sector industrial chubutense?
W.G.: Hay cuestiones de asimetrías. Para nosotros el hecho de estar trabajando en la Patagonia no es lo mismo que trabajar en Buenos Aires donde te hace falta un rodamiento y tenés muchas posibilidades de asistirte y comprar todos los insumos que necesita el quehacer naval. Esa es una desventaja desde el punto de vista comparativo. También el tema salarial genera una desventaja. El entender este tema desde la asimetría y lo que significa ser productor de industria naval en nuestra zona merece una atención particular.
Un barco para que pesque en Patagonia debería ser patagónico. Al menos en las esloras de 9,90 a 21 metros. Por su puesto que hay competitividad de por medio y uno no es ajeno. También yo he escuchado mucho que no tenemos industria naval en Chubut y nuestra presencia en EVENPa 2023 da cuenta que sí tenemos; hemos hecho muchos barcos.
El sector lo que necesita son facilidades en cuanto a préstamos para el desarrollo de una embarcación y para mejorar el equipamiento alrededor del astillero. Debemos mejorar todo lo que tiene que ver con lo herramental y obras que acompañen, que de alguna manera te aseguren alguna continuidad de trabajo y en las épocas de frío poder tener zonas cubiertas para trabajar.
C.D. ¿Cómo impactaron a la empresa los problemas para importar acero naval?
W.G.: Nosotros trabajamos con chapa nacional, no trabajamos con acero importado. Sí tenemos problemas de desabastecimiento; cuando se hace el pedido para un barco cuesta conseguir todo el material. Las diferencias que hay entre los distintos tipos de cambio genera un ruido importante a la hora de proveernos, no solo con chapa, sino de motores, cajas de cambio e insumos en general. La cuestión coyuntural que vivimos a nivel económico nos está generando un problema en el abastecimiento. El año pasado hubo momentos en que casi tuvimos que parar porque no había materiales, después se reactivó.
C.D.: ¿Cuántos empleados viven de este astillero?
W.G.: Aproximadamente 25 personas.
C.D. ¿En estos momentos cuántos proyectos de construcción tienen?
W.G.: Tenemos dos pesqueros de 9,90 en construcción, uno de ellos con un 80% de avance y el otro un 70%. La semana pasada pusimos la quilla de otro de 10,50. Además, tenemos dos buques de 20,90 metros construyéndose.
C.D.: Respecto a ése último estrato de flota amarilla, entiendo que es la primera vez que se construyen barcos de esas dimensiones en Chubut.
W.G.: Correcto, son los primeros barcos. Es una apuesta muy importante por parte de un empresario local que decidió apostar en la zona. Ya construyó otras tres embarcaciones en el astillero y decidió invertir en un nuevo barco, de 20,90 metros, proa invertida y características particulares para la atención del ámbito de Rawson.
C.D. ¿El resto de los buques también son para armadores de Chubut?
W.G.: Son todos armadores locales, algunos clientes que están renovando flota de 15 años de antigüedad. Comenzó a pesar más el concepto de seguridad en la navegabilidad y productividad, respecto al diseño anterior. Se mejora bastante la habitabilidad para la marinería, más allá que el espacio en un barco de 9,90 metros es limitado.
C.D. ¿Los armadores chubutenses cuentan con las herramientas crediticias para poder afrontar la construcción de un barco en un astillero local?
W.G.: En este momento hay unas líneas de crédito que estamos intentando activar, a través del Banco Nación, para ver si puede reiniciarse la hipoteca naval. Estamos trabajando, hasta ahora todos los barcos que se construyen y construyeron son con capitales propios de los armadores o con financiación de alguna pesquera.
C.D. ¿Cuál es la lectura respecto al futuro de la industria naval en Chubut?
W.G.: Creo que tiene un potencial enorme para crecer. Hay que atender mucho al sector porque la flota amarilla y artesanal son multiplicadoras de empleo genuino. Hay muchas empresas que dependemos de esta actividad y el sector político tiene que brindar ayudas al sector naval para que siga trabajando, no fijarse solamente en la parte impositiva. Tenemos que pensar también en darle atención a la flota colorada. Hace algunos años presenté el proyecto del Polo Industrial Naval y Puerto Madryn tiene características particulares para desarrollar la industria. Hay necesidades de mantenimiento para la flota fresquera y las posibilidades de atender la futura reconversión que ésta necesita.