El periodista Martín Burbridge describió la samana pasada en el newsletter de El Cronista, este detallado informe sobre la forma en que la recientísima ola de anuncios sobre la Inteligencia Artificial provocó el alza de las acciones de empresas tecnológicas, incluso de aquellas que, como Nvidia, nada tenían que ver con este desarrollo.
Por cierto que es muy probable que con las aplicaciones de la IA surjan nuevos gigantes, y algunos billonarios. Pero lo que muestra esta alz a es el carácter especulativo de los mercados financieros – el Gran Casino – y que, pase a las señales de desaceleración de la economía global, hay mucho capital en busca de rápidos beneficios.
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«En lo que promete ser el mejor primer semestre para el Nasdaq (la bolsa neoyorquina donde cotizan las empresas tecnológicas) desde 1999, todos en Wall Street se frotan las manos al ver cómo, una vez más, aparece un conejo de la galera.
La IA está logrando revertir el pesimismo reinante, salpicado por una inflación que no se termina de controlar y la política de subas de tasas de interés aplicada por la Reserva Federal como antídoto, la desaceleración económica es un hecho y el resto del mercado sabe que las noticias no son buenas.
Fue la llegada del ChatGPT que disparó de manera espectacular los índices de la Bolsa de Nueva York vinculados con el sector tecnológico. Fue así que el Nasdaq 100 registra ganancias de un 30% desde principios de enero pasado. Y todo hace prever que va a terminar junio con la suba más significativa desde 1999, cuando se dio el auge de la burbuja punto com.
MAYORES GANADORES
Entre los mayores ganadores del viento de cola que la IA está dando a la renta variable, el fabricante de microprocesadores Nvidia, una empresa que no es de las más conocidas por los pequeños inversores cruzó la semana pasada la barrera psicológica del u$s 1 billón de capitalización bursátil, cuando a principios de año valía «tan solo» u$s 350.000 millones.
El detalle no es menor, ya que eran solo cinco las compañías que pertenecían a este selecto club: Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon y la petrolera Saudi Aramco, la única que no forma parte del sector tecnológico.
Pero el fenomenal rally alcista de Nvidia no es casual: es la firma que hace funcionar, con su última versión de microprocesador (el H 100), al «cerebro» del ChatGPT, de ahí la desesperación de los inversores por comprar acciones de la empresa.
Está claro que hay una obsesión en Wall Street por todo lo que tenga aroma a IA, como sucede cada vez que hay un boom en algún sector de actividad, aunque en las últimas décadas siempre se dio bajo el paraguas de las empresas tecnológicas.
«Si bien es probable que los precios de las acciones tecnológicas experimenten una pausa a corto plazo después del impresionante desempeño de este año, seguimos creyendo que la perspectiva de ganancias del sector se revisará al alza a largo plazo a medida que el gasto en IA continúe creciendo», expresó el analista Ed Yardeni.»