Los presidentes del bloque sudamericano del Mercosur -Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay- se reúnieron en Puerto de Iguazú (Argentina), donde Brasil asumio la presidencia semestral rotatoria del bloque.
La delegación paraguaya estuvo integrada por el presidente saliente, Mario Abdo, y el presidente electo, Santiago Peña, quien asumirá el cargo en agosto.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo que el bloque del Mercosur quiere que el acuerdo comercial con la Unión Europea sea una situación en la que «todos ganen». «No queremos imposiciones para el Mercosur», dijo Lula en una transmisión en directo por las redes sociales. «Es un acuerdo de socios estratégicos, por lo que uno no puede amenazar al otro. Sentémonos y resolvamos nuestras diferencias».
Brasil se ha opuesto especialmente a las cláusulas medioambientales introducidas por la Unión Europea. El Ministro de Asuntos Exteriores brasileño, Mauro Vieira, declaró que su país presentaría un borrador de contrapropuesta a la UE en los próximos días.
El Ministro de Relaciones Exteriores argentino, Santiago Cafiero, pidió una «actualización» del proyecto de acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, que, según dijo, «refleja un esfuerzo desigual entre bloques asimétricos». Según el borrador del acuerdo, el Mercosur eliminará los aranceles sobre el 95% de las importaciones agrícolas de Europa. La UE corresponde sólo con el 82% de lo que importaria del Mercosur, ademas de las restricciones paraarancelarias.
La cumbre del Mercosur concluyó con un documento conjunto que firmaron los presidentes Alberto Fernández (Argentina), Lula Da Silva (Brasil) y Mario Abdo Benítez (Paraguay), que no rubricó Luis Lacalle Pou (Uruguay) porque los miembros del bloque se negaron a flexibilizar los acuerdos extra zona.
En el documento “los presidentes coincidieron en la necesidad de abrir un espacio de reflexión política sobre la modernización del bloque, incluyendo el fortalecimiento de la agenda interna para una mayor integración de sus economías, así como la estrategia de inserción internacional, sobre una base consensuada y solidaria”. Pero Uruguay pretendía que se abriera la puerta para negociar acuerdos extracomunitarios.
En el texto que no firmó Lacalle Pou, Fernández, Lula y Abdo Benítez “convinieron en trabajar para fortalecer la cohesión interna del bloque, donde aún se observan distintos tipos de dificultades para el comercio y la integración, profundizar su inserción comercial internacional y articular mecanismos que favorezcan la formación de cadenas de valor regional e inter regional sustentables, justas y resilientes”.
En un documento solitario, el gobierno uruguayo ratificó su postura favorable a la “conformación de la zona de libre comercio” y a “la revisión de los instrumentos de inserción internacional con un enfoque pragmático y flexible”.
El canciller Santiago Cafiero adjudico un “proteccionismo verde” a Europa, con la que sostiene una trabajosa negociación que tendrá un nuevo capítulo en la reunión Celac-Unión Europea (UE), en Bruselas, los próximos 17 y 18 de este mes.
El presidente argentino Fernandez dijo que “la presentación de nuevas demandas en materia ambiental por parte de la Unión Europea, luego de prácticamente cuatro años durante los cuales el proceso negociador estuvo virtualmente detenido por diferencias políticas internas en Europa, nos presenta una visión parcial del desarrollo sostenible. Una visión excesivamente centrada en lo ambiental, con nulo registro de las tres dimensiones de la sostenibilidad (ambiental, económica y social) y de la interacción de ellas entre sí”. Y atribuyó la falta de acuerdo a “actitudes proteccionistas” de países europeos.
Descontada la sintonía con su par brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, a quien traspasó la presidencia pro tempore por los próximos seis meses, Fernández previó nuevos desencuentros con su par uruguayo Lacalle Pou, quien insistió en sus críticas al funcionamiento del mercado común y hasta propuso, de boca de su canciller Francisco Bustillo, renombrar al Mercosur como “Zocosur” (Zona Común del Sur), un modo irónico de admitir el fracaso de los intentos de integración regional. Bustillo fue, incluso, más allá: habló de “evaluar las posibilidades para mejorar la inserción”, y una de las posibilidades-a discutir por todo el arco político uruguayo-es la de “bajar” el status de Uruguay de miembro pleno a Estado asociado del Mercosur.
Cuando le tocó hablar, Lacalle Pou fue enfático al afirmar que su postura no es “caprichosa” sino que “viene siendo sostenida por distintos gobiernos” de distinto signo partidario. En relación con el acuerdo con la UE, pidió a Lula da Silva que “sea optimista en relación al acuerdo”, una manera de pedirle que trabaje para cerrarlo. Y en relación a los acuerdos extra bloque, que Uruguay negocia con China y Oceanía, fue terminante. “Ustedes saben cual es la posición de Uruguay, quisiéramos ir juntos, porque juntos somos más fuertes, pero el inmovilismo nos hace más fuertes”, afirmó. Y destacó que “cuando vemos que no avanzamos juntos, lo vamos a hacer unilateralmente”.