domingo, 28 abril, 2024 - 11:55 pm

Una nueva turbina fabricada por IMPSA partió hacia la central de Yacyretá

Una importante pieza para la generación de energía renovable y limpia de nuestro país se encuentra en pleno viaje desde Mendoza al río Paraná. Se trata de una turbina tipo Kaplan, que pesa cerca de unas 180 toneladas, y que fue fabricada, balanceada y puesta a punto para desarmarla, embalarla y enviarla a destino por la empresa local IMPSA.

Con mucho orgullo, la semana pasada anunciaron las autoridades de la empresa IMPSA que «ya salió desde nuestra planta, en Mendoza, el cubo de una turbina Kaplan que tiene como destino la Central Hidroeléctrica Yacyretá, en Corrientes. El cubo es el corazón de la turbina, la parte central de la misma, donde luego se montan los cinco álabes».

Luego agregaron que todo el operativo de traslado -aún en proceso, ya que lleva entre 10 y 15 días- estaba a cargo de Transapelt, una empresa del grupo IMPSA que se especializa en la planificación y ejecución del transporte de cargas sobredimensionadas y extra pesadas. Una vez que todas las piezas lleguen a la represa, la turbina estará lista para su montaje y puesta en marcha.

 

El video muestra la complejidad y refinamiento de la pieza. El rodete tiene cinco enormes álabes que pueden cambiar su ángulo de ataque respecto de la corriente de agua, para tratar de mantener una velocidad de giro constante aunque el caudal hídrico varíe. El segundo despiece muestra el anillo de alimentación de la turbina, con ventanas de apertura también variable para graduar el caudal que embiste horizontalmente los álabes desde todas las direcciones del radial. Este segundo mecanismo de control de la velocidad de giro contribuye también, como el ángulo de ataque variable de los álabes, a mitigar vibraciones destructivas de la turbina con un río que, como el Paraná, está sujeto a variaciones estacionales de caudal de hasta el 50% bajo o sobre el promedio, además de años de inundación y otros -como los tres últimos que hemos pasado- de sequía rabiosa. La idea de un diseño tan adaptable es que Yacyretá puede seguir al menos parcialmente en producción eléctrica en casi toda circunstancia, aún las muy extremas, algo que rindió réditos en los últimos dos años de la reciente super-sequía. Que estas piezas se diseñen y fabriquen en Argentina no debería llamar la atención. IMPSA es proveedor de turbinas en todo el mundo. Junto con la barilochense INVAP, esta centenaria firma mendocina, hoy estatal, es una de las dos mayores y mejores exportadoras de tecnología compleja nacional.  

La turbina mencionada fue diseñada con altísima tecnología y programas de inteligencia artificial desarrollados por los ingenieros de IMPSA, orgullo de la producción industrial local. Debe su nombre a su inventor, el austriaco Viktor Kaplan.

Se emplean en saltos de pequeña altura y grandes caudales, como los que se encuentran en un río como el Paraná o Uruguay. Las amplias palas o álabes de la turbina son impulsadas por agua a alta presión liberada por una compuerta. Esto las diferencia de las que se utilizan en las centrales hidroeléctricas de Mendoza, que son de tipo Francis, para menores caudales, y mayor altura del salto de agua.

Un dato interesante y que refleja la importancia del trabajo realizado en la empresa mendocina es que la energía que genera la central de Yacyretá alcanza a cubrir los requerimientos de electricidad de nada menos que del 50% de los hogares de Argentina.

Trabajo en IMPSA

Para desarrollar y fabricar esta turbina trabajaron 50 ingenieros, cerca de 100 técnicos y más de 250 operarios, quienes dedicaron un total de 80.000 horas de trabajo a este proyecto

Antes del envío de la pieza se realizó el montaje en blanco y posterior despiece de la turbina Kaplan es un procedimiento que demanda casi dos semanas de trabajo, y en el cual se realizan los últimos ensayos funcionales para garantizar su correcto funcionamiento. Es el paso previo al traslado de la turbina desde el Centro de Desarrollo Tecnológico, en Godoy Cruz, Mendoza, hasta la central hidroeléctrica en la cual va a generar energía limpia.

En concreto, el montaje en blanco consiste en tomar todas las piezas que componen una turbina y armarla sobre una plataforma especial, que se la denomina Dispositivo de Balanceo. En esa plataforma se van uniendo cada uno de los álabes al cubo del rodete, hasta que la turbina quede completamente armada.

Colocarla en ese dispositivo de balanceo es lo que permite realizar todos los ensayos funcionales que garantizan el correcto funcionamiento de la turbina. Estos ensayos abarcan el testeo de la carrera de apertura y cierre de álabes; de las presiones de movimiento de álabes; la estanqueidad de sellos (es un ensayo para evitar que el agua que circula por fuera de la turbina ingrese, y que el aceite contenido dentro del cubo y el eje no salga); la medición de diámetro del rodete; y el balanceo del rodete.

Tras ese último chequeo, se lleva adelante lo que se denomina despiece, que es el proceso a través del cual se vuelve a desarmar la turbina, se separa cada una de las partes y se dejan las piezas listas para el traslado final hacia su destino. Una vez que todas las piezas de la turbina están en la central hidroeléctrica se procede a realizar el montaje y la puesta en marcha para que comience a generar energía limpia.

VIADiario Uno