La explotación de hidrocarburos en el mar es una práctica común a nivel mundial. Al contrario de lo que se cree, también tiene peso en la Argentina, ya que casi el 20% del gas que se consume proviene del offshore.
Las primeras exploraciones costas afuera en el país fueron en la década de 1970. En 1989 comenzó la producción de gas en el yacimiento Hidra, frente a Tierra del Fuego. Hasta el momento se perforaron en el Mar Argentino alrededor de 400 pozos.
Reproducimos esta entrevista de El Destape a Verónica Tito, consultora legal y regulatoria de la Secretaría de Energía de la Nación, que acaba de publicar el libro La exploración y explotación de hidrocarburos offshore en la República Argentina: su marco legal: oportunidades y desafíos. Tito remarcó que la producción de hidrocarburos costas afuera “podría cambiar rotundamente la matriz energética del país”. Rescató el trabajo de científicos y académicos y afirma que “el desarrollo debe darse en un marco de estricto cuidado del ambiente y las personas”.
Todos los hitos del offshore argentino se hicieron en aguas de hasta 400 metros de profundidad. Sólo YPF (en un consorcio con PAE y Petrobras) perforó a 500 metros en el área Malvinas 1 en 2011. En la actualidad, se está avanzando con una licitación en la qued se adjudicaron 18 áreas a 13 petroleras para buscar petróleo en las cuencas Argentina Norte (CAN), Malvinas Oeste (MLO) y Austral (AUS), es decir, en aguas profundas o ultra profundas, que van hasta los 4.000 metros. En el largo plazo, la expectativa de las compañías petroleras como del gobierno, las provincias y el ámbito académico es que en el Mar Argentino podría haber recursos similares a Vaca Muerta. Según un informe de Ecolatina, el offshore podría representar exportaciones por US$ 20.000 millones (3,5% del PBI actual).
– ¿Cuáles son los hitos más importantes para sintetizar la historia del offshore en la Argentina?
– El primero puede ser en la década del ´70, que se adjudicaron dos bloques offshore ubicados frente a la provincia de Santa Cruz, al norte de Río Gallegos y al sur de Magallanes, y otros dos bloques exploratorios frente a Tierra del Fuego. En el año 1994 el Poder Ejecutivo Nacional otorgó la concesión de explotación de varios lotes de explotación pertenecientes al área Cuenca Marina Austral I (CMA 1). Otro hito puede ser en 2005, cuando se pone en producción el yacimiento de gas natural Carina y un año después también entra en producción Aries. Ya más cerca en el tiempo, en 2016 entra en producción el yacimiento offshore de gas y condensado Vega Pléyade, ubicado a 20 kilómetros (km) de la costa de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
– ¿Cuál es la situación actual de los proyectos offshore en producción en la Argentina y qué importancia tienen?
– La única cuenca productiva offshore actualmente es la Austral, donde se encuentran en concesión de explotación el área Magallanes y el área CMA 1. Entre ambas aportan aproximadamente el 18% del gas natural que se consume en el país. La novedad es el proyecto Fénix encarado por el consorcio constituido por Total Energies, Pan American Energy (PAE) y Wintershall-Dea, el cual consiste en la instalación de una nueva plataforma de producción que cuando se ponga en marcha suplirá el declino natural de la cuenca y aportará más gas natural para la Argentina.
– ¿Cómo analizas el avance hasta el presente de los proyectos offshore adjudicados en el Concurso Público Internacional Costas Afuera N° 1 lanzado en 2018 y adjudicado en 2019?
– Si bien las tareas exploratorias en los bloques adjudicados en el año 2019 han tenido alguna demora principalmente por la pandemia del Covid-19 que se suscitó apenas ser habían iniciado los trámites de otorgamiento de permisos ambientales, actualmente ya se han otorgado varios permisos de prospección sísmica y un permiso para la perforación de un pozo exploratorio que se estima se realice hacia fines de diciembre de este año, principios de enero de 2024.
– ¿Qué se puede esperar para el segundo semestre en el offshore?
– El hito más importante va a ser la perforación del pozo exploratorio Argerich x-1 en el área CAN-100 que se proyecta realizar hacia fines de este año o principios del próximo. La información que sea recabada y evaluada de este pozo podría darnos alguna proyección acerca del potencial del área y, eventualmente, de la cuenca.
– ¿A largo plazo qué potencialidad tiene el offshore para la Argentina?
– Hay mucha expectativa al respecto. Hay que ser pacientes y aguardar los resultados de las actividades exploratorias, pero tanto la industria como el gobierno nacional y provincial, los distintos gremios y los sectores científicos y académicos están muy expectantes y trabajando desde ahora en planificar acciones en torno al desarrollo de la cadena de valor local, capacitación y desarrollo científico tecnológico. Un desarrollo del offshore argentino como todos esperamos, podría cambiar rotundamente la matriz energética del país con el consecuente desarrollo económico y bienestar para la población.
– ¿Para avanzar en la exploración y explotación offshore, es necesario implementar alguna medida desde el punto de vista regulatorio?
– El marco regulatorio actual permite el desarrollo de las actividades. Siempre es criterioso hacer una periódica revisión, especialmente en función de las nuevas prácticas y tecnologías.
– En los últimos dos o tres años hubo un debate entre el desarrollo offshore y posturas ambientalistas críticas. ¿Qué visión tenés de esta discusión y cómo se puede superar?
– El desarrollo, en todos los ámbitos, debe darse en un marco de estricto cuidado del ambiente y especialmente de las personas, teniendo como eje rector la sustentabilidad y el principio de preservación para generaciones futuras. Las posturas ambientalistas extremistas, que esgrimen se dejen absolutamente de lado las actividades de exploración y explotación de hidrocarburos son muchas veces sesgadas y carentes de información, lo cual daña severamente el derecho de los ciudadanos a informarse adecuadamente. Creo que justamente con profusa y adecuada información, y un trabajo conjunto entre todos los actores del sector y la ciudadanía, siempre con una activa participación, es posible superar la cuestión y lograr una licencia social sostenida en el tiempo.