#FAdeA | La aeronave prototipo Pucará Fénix, matrícula OVX-501, de la @FuerzaAerea_Arg, realizó su primer vuelo tras haber pasado de forma exitosa los ensayos en tierra.
Es en el marco de las pruebas requeridas para la certificación de la modernización de NAVCOM. pic.twitter.com/ugdXIf9g7P
— Ministerio Defensa (@MindefArg) August 9, 2023
Observación de AgendAR:
Este avión, que iba a ser un aparato de observación bastante interesante, va a quedar en el prototipo. En su lugar, las células Pucará que logre recuperar y remotorizar la Fuerza Aérea Argentina (tal vez 20) se van a dedicar a la función de ataque a tierra. Muy interesante si se trata de operaciones COIN, o contrainsurgencia, y si los atacados no tienen misiles infrarrojos portátiles, o MANDPADS, lanzables desde el hombro.
Pero si los insurgentes están un poco mejor organizados y equipados para enfrentar aviones y helicópteros, ese ataque es un viaje de ida para el Puca. Y ni hablar de lucha simétrica, entre estados. Si lo que se ve en Ucrania es el futuro de la guerra, el ataque a infantería con un Puca está más perimido que las cargas de caballería ligera.
No entiendo por qué la FAA, que por primera vez en mucho tiempo tiene un jefe excelente, se sigue equipando para las guerras de hace 40 años.
El Puca OVX-501 que está testeando motores tenía, como novedad, un «pod» de observación ISR diseñado por INVAP y Fixview, con un combo de observación bastante poderoso. Tiene una articulación universal, o «gimball» que elimina vibraciones de motor y aerodinámicas, y carga por el frente con un sensor electro-óptico (en mi barrio, una cámara) e infrarrojo, además de un telémetro y un iluminador láser para marcar blancos.
En el lateral del pod, que tiene más o menos la forma y dimensiones de un tanque externo auxiliar de combustible, hay un radar de apertura sintética tipo AESA que emite en banda X hacia un costado. Los AESA -de éste en particular ignoro los límites- son radares complejos, que no sólo detectan por emisión de señal y eco, sino que tienen capacidad de detección pasiva, sin delatarse, de las emisiones de otros radares, e incluso de interferirlos.
Los modos de detección de este radar lateral son tres: stripmap, en que se mapea el terreno y lo que se mueve o queda quieto en él en forma de una gran «calle» paralela al lateral del avión, spotlight, en que el haz del radar se detiene en apuntamiento sobre un objeto o lugar y lo sigue, aunque el avión se mueva o maniobre, y ISAR, o apertura sintética inversa, del cual no logro que nadie me explique coherentemente en qué se diferencia del stripmap.
Lo cierto es que este pod y una electrónica nueva y adecuada a bordo transforman al Puca en una patrulla armada de fronteras, o marina, o de reconocimiento del frente. Potencialmente, patrulla armada, porque el paso lógico siguiente es dotarla de misiles guiados y/o drones programables desde el asiento trasero, donde va la persona realmente importante a bordo, para ataque stand-off, a gran distancia, con la fuerza de gravedad trabajando a favor del atacante porque incrementa el alcance y la velocidad del proyectil, y sin arriesgar excesivamente a los pilotos. Para el caso, el Puca tiene una capacidad más que interesante de carga de municiones inteligentes: 1700 kg.
Aún sin ese armamento propio, el Puca reconvertido a observación nos da hasta cierto punto las capacidades de un AWACS, avión de control aéreo de teatro de operaciones, que sencillamente no tenemos. Digamos que el OVC-501 es un AWACS de la pobreza, pero peor es no tener nada, como ahora.
Mala idea que esto vaya a quedar en prototipo. Mala idea que las pocas células que la FAA no transformó en estatuas de plaza vayan a volverse aviones de bombardeo y ametrallamiento, pero sólo de enemigos cortesmente mal armados.
Daniel E. Arias