El mes pasado se realizo en Buenos Aires la reunión del Nuclear Suppliers Group (NSG), que agrupa a los 48 países con capacidad de producción de equipamiento y materiales para la industria nuclear. Matias Alonso brinda los detalles de la reunion, y marca el papel especial de los acuerdos forjados entre Argentina y Brasil para el control mutuo de su actividad en la materia.
Uno de los ejes sobre los que gira este encuentro es determinar qué insumos se pueden comerciar entre los países y cuáles no. Y el objetivo principal de este grupo es que no haya países que puedan acceder a los elementos que les permitirían hacer una bomba atómica.
Por otra parte, también se suelen usar las limitaciones que impone el grupo como un tipo de barreras para la producción de algunos bienes intermedios con posible aplicación en el desarrollo armamentístico nuclear. Por ejemplo, se han llegado a limitar la ventas internacionales de centrifugas de aluminio y de láseres que se usan en la industria y la ciencia por su posible adaptación para uso militar.
La Argentina forma parte de este grupo desde 1994 y se ha convertido en un actor principal ya que tiene la posibilidad de mediar entre potencias de visiones muy antagónicas. Las conversaciones que se mantienen en el NSG no son públicas pero al final de la semana de discusión se suele publicar un documento, que este año no se pudo publicar en conjunto por las fuertes discusiones que se dieron entre las potencias que están enfrentadas por la guerra en Ucrania.
El ente fue creado en 1974, cuando se descubrió que India estaba haciendo pruebas para hacer su propia bomba nuclear con material que había sido importado para uso civil y sin haber firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear. Este otro tratado fue firmado por 190 países y estipula que los países que pueden tener armas nucleares son: Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido y China, los únicos países que habían hecho detonaciones nucleares antes de la firma del tratado de no proliferación, en 1968.
El Tratado de No Proliferación Nuclear establece que ningún país podrá contribuir a que otro país desarrolle armas nucleares y que sí se facilitará el intercambio de tecnología para los usos pacíficos de la energía nuclear. El artículo VI de este tratado indicaba que los países que tenían bombas nucleares se comprometían a desarmar de manera progresiva sus arsenales pero eso no se cumplió en la medida de lo comprometido.
El NSG hace dos reuniones técnicas anuales en la embajada de Japón en Viena, Austria, y una reunión plenaria en el país que preside el ente durante ese año. En 2023 se acordó que la presidencia fuera para la Argentina y para el año próximo sea para Brasil.
Se trata de la cuarta vez que la Argentina preside el NSG y es el país que más veces lo ha hecho. Isidro Baschar asistió a las reuniones plenarias como director de Nucleoelétrica Argentina (NA-SA), la empresa que gestiona las centrales nucleares de potencia y dijo: “Es importante que la Argentina haya podido realizar una reunión exitosa en un contexto tan especial, previendo las cosas que iban a ocurrir y las que no. También se hicieron visitas de delegaciones al complejo nuclear de Atucha, al RA10, y CONUAR de Ezeiza y al CAREM, algo que no suele ocurrir en las reuniones”.
En los últimos años los enfrentamientos entre las potencias están haciendo que sea difícil encontrar puntos comunes de acuerdo. La guerra de Ucrania y el enfrentamiento comercial entre Estados Unidos y China han hecho que no pueda haber acuerdos ni siquiera sobre la sede de la presidencia. Es ahí adonde la posición neutral de Argentina ha cobrado valor. “Se eligió a la Argentina porque los candidatos que se ofrecían tenían el veto de algunos miembros y se necesitaba un país que pudiera manejar una situación diplomática muy compleja y nuestro país contó con el consenso para hacerlo, además de que esto también se acompaña de un conocimiento técnico. La reunión genera ventanas de oportunidades y permite participar de las reuniones en las que se discute el acceso a ciertos materiales y equipamientos vinculados a tecnologías que nos posibiliten seguir robusteciendo el desarrollo nuclear y generar exportaciones”.
Y agregó: “Por ejemplo, en su momento estuvo la discusión sobre qué países podían hacer enriquecimiento de uranio y la Argentina demostró que, a nivel laboratorio, podía hacerlo, y eso nos dejó la puerta abierta para poder seguir trabajando la tecnología de ultracentrífugas y de enriquecimiento con láser, que es un desarrollo para el futuro”, dijo Baschar.
En los últimos años también se discutió la inclusión de India como miembro del NSG, que contó con el veto de China, país que pone como condición que también sea aceptado Pakistán, que tiene el veto de países occidentales. En esta reunión también parece haber estado presente esta discusión, con posiciones muy firmes desde cada uno de los bloques, que no permiten llegar a un acuerdo.
Durante el encuentro se decidió también que la reunión plenaria del año próximo sea presidida por Brasil, que junto con la Argentina comparten una excepción dentro de este grupo de países: se hacen inspecciones mutuas sobre el material nuclear que tienen y desarrollan. Desde 1991, cuando se creó la Agencia Brasileño Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC), los países mantienen independencia de controles internacionales mediante el control mutuo. Baschar expresó: “La Argentina y Brasil son reconocidos para hacerse cargo de un liderazgo estratégico en un momento muy complejo para el futuro de la no proliferación y el desarrollo pacífico de la ciencia y tecnología nuclear”.