Ratificando lo que el grupo controlador de la mayor distribuidora de enregía del país había anticipado antes de las elecciones del 19 de noviembre pasado que despejaron la incertidumbre política y la Argentina ya eligió como nuevo presidente a Javier Milei, el grupo italiano Enel acelerará la venta de su controlada Edesur.
La decisión fue tomada luego de un profundo análisis sobre los pro y contra que para el sector energético tiene el cambio de modelo y la asunción de un presidente más afín a la libertad de mercado como es Milei.
Pero también se tuvo en cuenta que se trata de una postura tomada por el grupo italiano a principios de año en el marco de un proceso global para desprenderse de activos internacionales que no son considerados importantes o esenciales para el futuro plan de negocios del holding con sede en la ciudad italiana de Milán.
Minimizar el impacto
Considerada la mayor distribuidora de electricidad de la Argentina con cerca de 2,5 millones de clientes, llegando a más de dos millones de hogares y abasteciendo a comercios y a grandes empresas de la Capital Federal y parte de la provincia de Buenos Aires, será más que probable que cambie de propietario durante el primer trimestre del 2024.
Para los ejecutivos italianos, con la llegada de Mieli al gobierno no parece que, por lo menos en el corto plazo, se modifique la política energética, teniendo en cuenta que el presidente electo ya anunció públicamente que, por ahora, se mantendrán los subsidios a las tarifas de luz y gas, marcando un matiz con su propia plataforma electoral que propone liberar esos precios hasta que encuentren equilibrio de mercado.
Milei, solamente prometió a las distribuidoras que, para ayudar a recomponer sus ingresos, eliminará los impuestos que pagan los servicios. Es decir, que el ajuste lo pague el Estado a partir de estas reducciones tributarias o mecanismos de rediseño impositivos que beneficien el flujo de fondos de las compañías y para que el impacto en precio de las tarifas sea minimizado.
El presidente electo argumentó así que la recomposición de la rentabilidad de las empresas no va llegar por el lado del aumento de las tarifas que el ministro de Economía, Sergio Massa, congeló, sino a partir del recorte de impuestos.
Sin embargo, el impacto de esta reducción es marginal para empresas como Edesur y Edenor y queda lejos de permitir ordenar las críticas cuentas que ofrecen las compañías, con pérdidas que se vienen acumulando luego de más de 15 años de congelamientos de las facturas.
Lo que históricamente vienen reclamando las empresas, es una sincera recomposición de lo que se llama Valor de Distribución (VaD), que es el costo medio de capital y operación de una red de distribución de una empresa eficiente de referencia, operando en un área de una determinada densidad de carga.
«Eso nos permitiría una genuina recuperación de nuestras cuentas», señalan fuentes del mercado energético que avaló la postura del grupo Enel de seguir buscando un comprador para salir de Edesur.
Cambio de opinión
Pero, a diferencia de mantener la postura sobre la venta de Edesur, el holding europeo dio marcha atrás con la decisión de abandonar El Chocón y buscará prorrogar la concesión de la compañía hidroeléctrica.
La empresa tiene la concesión de la represa, con un contrato que vence este año y que, de acuerdo con sus cláusulas, puede prorrogarse sólo un año.
La postura de Enel choca con la idea de los gobiernos de Neuquén y Río Negro para formar una empresa que opere las hidroeléctricas cuyas concesiones van cayendo.
En el caso de Enel, es dueña de El Chocón tras haber comprado el grupo español Endesa que, a su vez, se había quedado con la homónima chilena.
Reactivar el proceso
Con relación a Edesur, desde Enel entienden que la llegada de Milei a la Casa Rosada no despeja del todo la incertidumbre política que prevalecerá en la economía durante los primeros meses del gobierno libertario, por lo cual se decidió reactivar el proceso de venta que fue suspendido por los actuales propietarios debido a las dudas que generaba el escenario argentino entre los posibles interesados, más que nada del exterior.
De hecho, se espera que Enel retome el proceso en diciembre, casi durante la misma semana del 10 de ese mes, cuando Milei deberá recibir el bastón presidencial de manos de Alberto Fernández.
El obetivo está puesto en desprenderse de Edesur antes de que finalice marzo de 2024, tal como ya había establecido en su plan inicial de reducción de sus activos a nivel internacional.
Los candidatos
En cuanto a candidatos, hasta ahora la mayoría de los interesados que habrían presentado propuestas ante el banco español Santander, encargado del proceso de cambio accionario, son de origen local como el Grupo Werthein, actuales dueños de todos los activos de Direct TV en América latina; el empresario Alejandro Macfarlane, titular de Disvol, la sociedad que controla la distribuidora de gas Camuzzi; Electromecánica (EMA), sociedad vinculada al sector energético y el Banco Piano. También, se mencionó al Grupo Olmos, dueño de multimedios argentinos que, hasta ahora, vienen desmintiendo su interés.
Pero ahora, con un gobierno pro mercado que promete respetar las reglas de juego, cumplir con las obligaciones y los contratos firmados, no se descarta el interés de parte de varios fondos inversores extranjeros que buscan oportunidades en países como la Argentina donde, por la crisis política y económica, pueden adquirir activos a muy bajo precio.
Una vez que el banco Santander reciba las propuestas firmes, el objetivo de Enel es conformar una short list con los candidatos más factibles, no sólo por la oferta monetaria sino también por la participación que tengan en el negocio energético local o internacional.
También, deberán contar con un importante poder de lobby para negociar con las nuevas autoridades del área energética que designará Milei, tanto en la Secretaría de Energía como en los organismos de control como el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) y el Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS), que se asegura serán fusionados.
Ocurre que la política energética local es, precisamente, establecida por el Palacio de Hacienda y llevada a cabo por la Secretaría de Energía de la Nación, a cargo de Flavia Royón y por el ENRE. Además, el sector será absorbido por el superministerio de Infraestructura que dirigirá Guillermo Ferraro y que también tendrá a su cargo otras áreas como las de Transporte, Obras Públicas, Minería y Comunicaciones.
Históricas pérdidas
Con las medidas que el kirchnerismo vino aplicando al sector energético, se agravaron los problemas financieros que vienen atravesando compañías como Edesur que, a pesar de haber cerrado el primer semestre de este año con ganancias superiores a los $26.883 millones contra una de $7.756 millones de igual período de 2022, mantiene sus cuentas en rojo después de una década de congelamientos tarifarios y de enfrentamientos políticos con los sucesivos gobiernos de esa coalición.
Es más, en junio pasado, recibió de parte de Enel alrededor de $9.000 millones en un movimiento financiero que no es novedoso si se tiene en cuenta que la casa matriz europea de la distribuidora ya lo hizo en varias oportunidades al punto que llegó a girar cerca de $10.000 millones en los últimos años, con el fin de sostener su operatividad y afrontar el cierre presupuestario de cada período.
Es más, en los últimos 10 años solamente obtuvo ganancias en tres períodos, aunque en 2022, su resultado fue positivo, pero gracias a un acuerdo con el Gobierno por millonarias deudas cruzadas, ya que, ni siquiera los últimos aumentos restringidos otorgados por la Secretaría de Energía de la Nación, sirvieron para mejorar sus cuentas.
En este sentido, Edesur es la distribuidora de servicios públicos que mayor dinero perdió en la Argentina, que tiene las tarifas más bajas del país y de Latinoamérica y la que más cortes de luz generó en su zona de influencia, como el ocurrido a principios de febrero que volvió a causar una fuerte disputa con el Gobierno que llegó a amenazar con anular la concesión de la compañía.
Con este escenario, la empresa debió además financiar costos de obras y mantenimiento que no dejan de aumentar, así como los gastos de materiales, contratos con terceros y las subas salariales pactadas con el gremio del sector.