La investigadora del CONICET Mónica García fue reconocida con el Premio Beca L’Oréal-UNESCO 2023 por un proyecto que apunta a desarrollar tratamientos oncológicos que puedan hacer blanco en el sitio tumoral sin afectar negativamente otros tejidos.
El cáncer de mama es una enfermedad que lleva a que células de la mama con alteraciones se multipliquen de manera descontrolada y formen tumores, que, en caso de no tratarse a tiempo, pueden propagarse por diferentes partes del cuerpo y llegar a producir la muerte. De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer de mama es en la actualidad el cáncer de mayor prevalencia en el mundo.
Solo en 2020, a nivel global, 2.3 millones de mujeres fueron diagnosticadas con cáncer de mama y cerca de 700 mil fallecieron por esa enfermedad. Aunque puede afectar también a los hombres, solo ocurre entre un 0,5 % y un 1 % de los casos. Dada la importancia de esta patología, la OMS ha lanzado una Iniciativa Mundial contra el Cáncer de Mama que tiene el objetivo de reducir en un 2,5 % anual la mortalidad mundial por esta causa, lo que implicaría que entre 2020 y 2040 se eviten 2,5 millones de muertes por cáncer de mama en todo el mundo. En la Argentina, donde la enfermedad tiene gran incidencia al igual que en el resto de la región de las Américas, en 2021 se registraron 5.806 muertes en mujeres por cáncer de mama, de acuerdo con cifras del Ministerio de Salud de la Nación.
Este tipo de cáncer es la primera causa de muerte por tumores en mujeres.
La investigadora del CONICET Mónica Cristina García acaba de ser distinguida con el Premio L’Oréal –UNESCO “Por las mujeres en la ciencia” 2023, categoría Beca, por un proyecto que tiene el objetivo de desarrollar nanomedicinas que incorporen simultáneamente agentes quimio en inmunoterapéuticos para el tratamiento del cáncer de mama.
Según explica la científica, que lidera un equipo en la Unidad de Investigación y Desarrollo en Tecnología Farmacéutica (UNITEFA, CONICET-UNC), las nanomedicinas son medicinas (o medicamentos) de tamaño diminuto -un nanómetro es un millón de veces más pequeño que un milímetro- que ofrecen la posibilidad de atravesar membranas celulares y vasos sanguíneos para poder ser dirigidos con mayor facilidad hacia un blanco específico, como puede ser un sitio tumoral. Estas nanomedicinas están, generalmente, constituidas por una o más drogas o principio activos, que son los que ejercen la acción terapéutica, y un nanovehículo o “nanotaxi” que facilita su transporte hacia un sitio patológico, como el tumor, y su retención en ese lugar.
Además, en su diseño incorporan la posibilidad de reconocer ciertos estímulos o señales que les permitan detectar la presencia del tumor, para liberar los agentes terapéuticos solo en ese punto, y evitar así los efectos secundarios sobre tejidos y órganos sanos.
“Aun cuando se han hecho muchos esfuerzos por optimizarlas, las terapias convencionales contra el cáncer, como la quimioterapia, suelen conllevar efectos adversos. Muchas pacientes padecen síntomas como la caída del cabello, náuseas y vómitos; lo que repercute negativamente en la aceptación de los tratamientos por parte de las personas. Por eso, nos parece importante desarrollar nanosistemas que funcionen como una especie de tiro blanco, que direccionen los agentes terapéuticos al sitio de acción tumoral, y evitar así que se esparzan por el resto del organismo y afecten tejidos sanos”, señala la investigadora laureada, que es también Profesora Adjunta en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba.
García destaca, además, que en este caso, uno de los desafíos es sumar, al agente quimioterapéutico clásico, un agente que estimule la respuesta del sistema inmune del paciente contra el tumor maligno, con el objetivo de potenciar el tratamiento y hacerlo más eficaz.
“En trabajos previos hemos desarrollado nanomedicinas con la misma nanoestructura, pero hasta el momento solo hemos logrado vehiculizar un fármaco quimioterapéutico. El desafío ahora es poder cargar en el mismo ‘nanotaxi’ un agente inmunoterapéutico, para de esa manera sinergizar su acción y hacer más efectivo el tratamiento”, indica García. El proyecto apunta a que estas nanomedicinas puedan ser administradas por medio de una inyección endovenosa.