El 29 de octubre de 1969, hacen hoy 54 años, la Fuerza Aérea Argentina, siendo su comandante el brigadier general Jorge Martínez Zuviría durante el gobierno del presidente de facto Juan Carlos Onganía, fundó la Base Aérea Vicecomodoro Marambio, hoy Base Marambio, generando un importante asentamiento en el territorio de la Antártida Argentina como parte clave de la soberanía nacional en un disputado continente del que pretenden apropiarse tradicionales estados colonialistas del hemisferio norte.
La base lleva el nombre del pionero de la aeronáutica argentina sobre el territorio antártico, el vicecomodoro Gustavo Argentino Marambio, y está situada en la isla que también lo tiene como epónimo, antes denominada Seymour, en el mar de Weddell, situada a 64 grados, 14 minutos y 42 segundos de Latitud Sur y 56 grados, 29 minutos y 25 segundos de Longitud Oeste, con un territorio de unos 14 kilómetros de largo por otros 8 de ancho.
Está construída a unos 200 metros sobre el nivel del mar y su distancia con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires alcanza a los 3.304 kilómetros. La temperatura llega a extremos de los 30 grados bajo cero mientras que los vientos soplan con una fuerza enorme propia de sus normales 120 kilómetros por hora. Esa violencia de los vientos es la que impide la acumulación de la nieve que habitualmente cae sobre la meseta donde está instalada la base. La temperatura promedio anual es de 8,8 grados bajo cero, llegando en verano a una máxima de 10 grados sobre cero en tanto que la sensación térmica alcanza los 40 grados bajo cero.
Se trata de una base que amén de lo específicamente militar se ocupa de cuestiones científicas, entre ellas la medición de ozono en la atmósfera y todo lo relacionado con la protección del medio ambiente. Varias de las tareas de carácter científico se encuentran agrupadas en el Laboratorio Antártico Multidisciplinario en Base Marambio denominado con la sigla LAMBI. Dado que las tareas se desarrollan a lo largo de todo el año la base está permanentemente ocupada por una dotación que, según los momentos, oscila entre las 75 personas en invierno y las 160 en verano.
Los servicios que allí se prestan son los de alojamiento, aeropuerto, biblioteca, capilla, casino comedor, central de comunicaciones, correo, estación ozono, gimnasio, hospital, lavandería, sala de juegos, teléfono público y televisión e Internet. Para ello cuenta con una infraestructura de 5208 metros cuadrados cubiertos, con 102 m2 de laboratorios científicos, una sala de conferencias con capacidad para 63 asistentes, un área logística de 5012 m2 y 170 camas. Además posee una ambulancia, un autoelevador, un buldócer, un camión normal, cuatro camiones todo terreno, una camioneta, seis cuadriciclos todo terreno, tres palas cargadoras, un tractor y cinco vehículos de bomberos.
Se comunica con otras bases utilizando un avión De Havilland DH-6 y durante el verano utilizaba dos helicópteros Bell 212, luego reemplazados por otros MI-171E de fabricación rusa, para las tareas científicas. Su torre de vuelo de doce metros de altura es desde donde se organiza la navegación aérea a través de instrumentos visuales y radioeléctricos. Posee dos pistas para el despegue y aterrizaje de las aeronaves; una original de 1200 metros y otra construida en 2015 de 1600 de largo por 30 de ancho. Ambas con balizamiento eléctrico y una línea de luces estrobocópicas y pueden operar en ellas los aviones Hércules C-130. Sus instrumentales técnicos permiten los aterrizajes aún en circunstancias de escasa visibilidad.
Desde la base se presta apoyo a la Campaña Antártica de Verano del Programa Antártico Argentino y, llegado el caso, se pueden encarar operaciones de rescate en la región. En cuanto a sus actividades científicas opera en colaboración con la Dirección Nacional del Antártico y el Servicio Meteorológico Nacional.
La Base Marambio, que forma parte de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, apareció como una necesidad cuando a partir de 1940 fue cobrando importancia la presencia argentina en el sector antártico sobre todo luego de los vuelos del vicecomodoro Mario Luis Olezza al Polo Sur y las tareas desde la entonces Base Teniente Benjamín Matienzo, ahora redenominada Base Matienzo.
Esa necesidad se hizo más presente cuando con el gobierno de Juan Domingo Perón entre 1946 y 1955 se incrementó esa presencia y en ese sentido fue importante que en diciembre de 1951 el vicecomodoro Marambio sobrevolase la Bahía Margarita, en el noroeste de la Antártida. Al año siguiente el mismo Marambio estudió los lugares más apropiados para el aterrizaje de aeronaves en el Sector Antártico Argentino. Estudios que se profundizaron en la década de 1960.
Así fue como el 25 de noviembre de 1968, ya en tiempos del gobierno de facto de Onganía, una delegación de la Fuerza Aérea, transportada por el rompehielos ARA General San Martín, de la Armada Nacional, llegó a la ahora Isla Marambio con dos helicópteros Bell UH-1. Sus estudios fueron decisivos para tomar la decisión de construir la base. Una de las cuestiones más tenida en cuenta fue la falta de nieve en la meseta isleña gracias a los vientos.
Meses después, el 30 de agosto de 1969, la isla fue ocupada por la Fuerza Aérea con un equipo de 23 oficiales y suboficiales encabezado por el vicecomodoro Olezza que conformaron la “Patrulla Soberanía”. Desde la Base Matienzo se trasladaron los materiales necesarios y los aeronáuticos, distribuidos en los campamentos “Alfa” y “Beta”, bajo la conducción de los tenientes Francisco Florencio Mensi y Mario Víctor Licciardello, fueron quienes a pico y pala construyeron la primitiva pista de aterrizaje.