Buena noticia para la Argentina, si su Programa Nuclear resiste la que se viene. La India acaba de poner crítica Krakapar-4, una de las 16 centrales NPCIL de 700 MWe hasta hace un mes en construcción, todas ellas clones del diseño canadiense CANDU, del cual tenemos una máquina en línea desde 1984, la cordobesa Embalse. Que es la mejor central individual del Sistema Argentino de Interconexión, por su 91% de disponibilidad.
Las CANDU y sus derivados indios NPCIL son el 11% de la flota nucleoeléctrica mundial, pero también el segmento de crecimiento más dinámico HOY. Con las 16 que se construyen hoy en la India y sumando dos en Rumania, ya van para el 30% de las 60 en obra en todo el planeta.
Esto es bueno para la Argentina, porque exporta componentes y combustibles CANDU a los 7 países que se obstinan en esa línea tecnológica. Lo hacen no sólo por seguridad (existen desde 1961 y jamás se accidentó ninguna). Tampoco por su disponibilidad, que es de las mayores. Ni siquiera por su bajo costo de construcción, un 50% promedio menos que las PWR y BWR, que hoy dominan la flota mundial.
Tampoco por su modularidad: están casi íntegramente hechas de los mismos tipos de caños de aleaciones especiales con base de circonio o base de níquel, y usan los mismos elementos combustibles cortitos, de 50 cm., sin importar si la potencia instalada es de 220 Mwe o de 880 MWe. Por algo hoy le estamos vendiendo componentes a China, la India e incluso a Canadá, los padres de la criatura.
Las CANDU resucitan más rápido que las centrales de agua liviana, hoy dominantes, por todo lo anterior. Pero sobre todo porque te hacen independiente del club (o mafia) de los grandes exportadores de uranio enriquecido. Las CANDU son LA central de uranio natural. No hay otras marcas que la canadiense y la india, que pueden compartir todos sus componentes esenciales.
Y lo que sucede en la India es garantía de que al menos un actor clave de nuestro Programa Nuclear, CONUAR, empresa mixta de la Comisión Nacional de Energía Atómica, CNEA y el Grupo PECOM, tendrá trabajo. Es un panorama distinto del posible invierno que amenaza al resto de esta orquesta científica y tecnológica argentina, formada por organismos y firmas estatales y mixtas y más de 140 empresas privadas calificadas.
Imposible no recordar que las CANDU, hoy en un «revival» rampante, fueron llamadas «autos con carburador» y consideradas una vía muerta de la electricidad nuclear por el sociólogo Julián Gadano. El mentado estuvo inexplicablemente al frente de la mayor y más efectiva fuerza de ingenieros, físicos, químicos y fabricantes de componentes nucleares del Hemisferio Sur. Que viene a ser el mentado Programa Nuclear Argentino.
En 2018, Gadano se dio el gusto, siguiendo instrucciones del Ing. Juan C. Aranguren, «el mejor ministro de energía» (de la Shell), de degollar en la cuna la construcción de una nueva CANDU 70% nacional por diseño, componentes y montaje en el predio de las Atuchas, con un 85% de financiación china asegurada, 20 años para devolver la deuda a bajo interés a partir de su puesta en marcha, con 60 años de vida planificada. Se pagaba sola vendiendo electricidad. Pero esa cancelación dejó paradas a 140 empresas privadas nacionales que iban a participar en la obra, diseñada por Nucleoeléctrica Argentina SA, tras haber retubado Embalse.
Toda central nuclear ofende a un ministro o secretario de energía petroleros: 1000 MWe nucleares instalados ahorran la combustión de 1600 millones de metros cúbicos anuales de gas natural.
Pero las CANDU -y este defecto es incurable- ofenden a la mafia de los países exportadores de uranio enriquecido, que son de yapa los dueños del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Si no bailás su música, es apagón.
Las CANDU impiden esos silenciosos chantajes diplomáticos por desabastecimiento de combustible, onda «Dame esta concesión minera o firmame esta alianza militar o perdé esta licitación internacional, o te quedás sin combustible». Uranio natural, en algunos más, en otros menos, hay en casi todos los países.
Tenemos sólo tres centrales nucleares, y por eso del uranio natural, ninguna es apagable desde el State Department. Éste ya nos hizo boicot de uranio enriquecido en 1981 cuando Argentina exportó sus dos primeros reactores nucleares a Perú. Aquí no se apagó nada. Nuestra única central nuclear activa a la fecha, Atucha 1, siguió funcionando, imperturbable: no es una CANDU pero de todos modos quema uranio natural.
Es inevitable que en el edificio Harry Truman de Washington, donde está la mentada cancillería, nos odien bastante. Y que toda vez que puede nos fabriquen secretarios o ministros de energía. Y sociólogos pintorescos.
La cancelación «sine die» de Atucha 3 CANDU en 2018, máquina llamada «Proyecto Nacional», por el ing. José Luis Antúnez, supuso cancelar 7000 puestos de trabajo directos y calificados durante la obra, planificada para 3 años. También el despido de los 270 ingenieros nucleares de NA-SA que venían de retubar exitosamente Embalse. Si la idea es probar que una tecnología murió, asesinarla exime de pruebas.
Imposible no citar aquí al mexicano Ruiz de Alarcón: «Los muertos que vos matasteis/
gozan de buena salud».
No tan buena en la Argentina, como se ve, y menos que menos ahora. Pero supongo que el resto del mundo cuenta. Dicho sea de paso, Canadá piensa darle extensión de vida por retubamiento a su flota de 19 CANDU activas, y construir al menos 10 nuevas, combinando un diseño nuevo de 1000 MWe, y versiones remozadas de las CANDU-6 como Embalse.
Vamos los indios, todavía. Y los canadienses, si se les plantan nuevamente a los EEUU para defender SU tecnología, como hicieron entre los ’60 y los ’90, y máxime «en casa». Y que nos sigan comprando componentes. Seguir lo que estamos exportando ahora nos terminará sirviendo. Si nuestro país no se hace pedazos con «Macri 2.0 reloaded», ya haremos nuestra nueva CANDU argenta, de marca propia, y preferentemente muchas. Eso estaba en planes firmes en 2014.
Entre tanto, como el pintor que se cuelga del pincel cuando le sacan la escalera, podemos ser la calle Warnes de «Planeta CANDU», incluidos no sólo fierros sino servicios.
Es tristísimo que la India, el pais más poblado del mundo, no le haya preguntado si seguir o no con su programa de uranio natural y agua pesada al sociólogo Gadano. En ese nuevo gigante asiático -y en casi todos lados- los programas nucleares son asuntos estratégicos, y los dirigen ingenieros, físicos, químicos o empresas estatales o mixtas con el estado, y dependen del Poder Ejecutivo. Petroleros, abstenerse.
Con 110 centrales nuevas planificadas y 300 más en estudio de factibilidad, el átomo se relanza como la mejor opción contra el desastre climático global. Y en ese renacimiento, las CANDU son el 11% de lo que existe, y por ser las mejores en términos técnicos y geopolíticos, el 30% de lo que se construye.
Pese a tanto réquiem y a tanto enterrador en vida, el diseño CANDU sigue vivo.
Daniel E. Arias
COMUNICADO DE NPCIL (Nuclear Power Corporation of India, Ltd.)
La Unidad 4 del Proyecto de Energía Atómica de Kakrapar (KAPP 4 – 700 MW) alcanzó el importante hito de la criticidad (inicio de una reacción en cadena de fisión controlada) por primera vez hoy a las 01:17 horas. La criticidad se logró tras cumplir todas las estipulaciones de la Junta Reguladora de la Energía Atómica (AERB), que había dado su autorización tras una rigurosa revisión de la seguridad de los sistemas de la central. KAPP-4 es la segunda de la serie de dieciséis reactores autóctonos de agua pesada a presión (PHWR), de 700 MW cada uno, que se están instalando en el país.
El acto fue presenciado por Shri B.C.Pathak, CMD de NPCIL, que estaba presente en la sala de control de la central con el equipo de la planta. Los funcionarios de la sede central presenciaron el acto a través de una conexión de vídeo. Dirigiéndose a los funcionarios en el sitio y la sede después del evento, CMD NPCIL felicitó a todos los empleados de NPCIL. Dijo que el logro de la criticidad de KAPP-4, dentro de los seis meses de la operación comercial de la Unidad-3 fue un logro significativo. Junto con el buen funcionamiento de KAPP-3, demostró la fuerza de NPCIL en todas las facetas de la energía nuclear, es decir, diseño, construcción, puesta en marcha y operación. Instó a todos a trabajar para completar rápidamente las unidades en construcción.
Después de la primera criticidad, se llevarán a cabo varios experimentos y pruebas en KAPP-4 y se aumentará el nivel de potencia por etapas, de acuerdo con las autorizaciones de la Junta Reguladora de la Energía Atómica (AERB), culminando finalmente con el funcionamiento de la unidad a plena potencia.
KAPP 3 y 4 (2X700 MW) están situados en Kakrapar, en el distrito de Surat (Gujarat), junto a los reactores existentes KAPS 1 y 2 (2X220 MW). Estos PHWR autóctonos cuentan con dispositivos de seguridad avanzados y figuran entre los reactores más seguros del mundo. Aunque estos reactores han sido diseñados, construidos, puestos en servicio y explotados por NPCIL, el suministro de equipos y la ejecución de los contratos han corrido a cargo de industrias/empresas indias, siendo así el fiel reflejo del espíritu de Atma Nirbhar Bharat. (Espíritu de autonomía de la India, en una traducción casera de AgendAR).
NPCIL opera actualmente 23 reactores con una capacidad total de 7480 MW y tiene nueve unidades (incluyendo KAPP-4) con una capacidad de 7500 MW en construcción. Además, otros 10 reactores con una capacidad total de 7000 MW ya están en actividad en forma previa al proyecto. Se espera que estén terminados progresivamente hasta 2031-32.
PS de AgendAR: los presuntos muertos gozan de MUY buena salud.