El helidrón que funciono en Marte durante casi 3 años terrestres

La NASA anunció el final de las operaciones de vuelo para Ingenuity, su pequeño helicóptero en Marte, tras sufrir daños irreparables en las aspas del rotor. A pesar de mantenerse erguido y en comunicación con los controladores de vuelo, la misión de 85 millones de dólares de este aparato llegó a su fin según confirmó la agencia espacial estadounidense a The Associated Press.

Este dispositivo, que llegó al planeta rojo a bordo del rover Perseverance en 2021, superó con creces las expectativas iniciales tanto en duración como en alcance, convirtiéndose en una pieza clave para la exploración de Marte. A lo largo de tres años, Ingenuity llevó a cabo 72 vuelos, acumulando más de dos horas en el aire y cubriendo una distancia aproximada de 18 kilómetros, lo cual supone más de catorce veces la distancia prevista inicialmente.

Este éxito demostró que el vuelo propulsado es posible en la delgada atmósfera marciana, abriendo camino hacia nuevas metodologías de exploración en el planeta. Fue durante su último vuelo cuando se detectó el daño en una o más de sus aspas, lo que impide cualquier futuro despegue. Aunque el helicóptero consiguió ascender a alrededor de 12 metros y mantenerse en el aire por unos segundos antes de descender, perdió contacto con Perseverance, su relé comunicativo, confirmándose posteriormente el daño tras recuperar la comunicación. La NASA aún investiga la causa de esta pérdida de comunicación.

Aunque sabíamos que este día era inevitable, no hace que sea más fácil” anunciar el final de la misión, dijo Lori Glaze, de la NASA. “Es casi un eufemismo decir que ha superado las expectativas”. El rendimiento destacado de Ingenuity ha motivado a la NASA a planificar la inclusión de dos mini helicópteros en futuras misiones a Marte.

La misión de Ingenuity

El 19 de abril de 2021 el helicóptero experimental Ingenuity de la NASA logró el primer vuelo motorizado en otro planeta, elevándose sobre la superficie polvorienta de Marte flotando en el aire durante 39 segundos y alcanzando una altura de 3 metros, completando así todos los objetivos principales de su misión, según confirmó la agencia de noticias The Associated Press.

El desafío tecnológico que representaba este proyecto de 85 millones de dólares era considerable, dada la atmósfera marcial cuya densidad es apenas el 1% de la de la Tierra. Para generar el sustento necesario, las hélices del minihelicóptero de 1,8 kilogramos, compuestas de carbono y rellenas de espuma, tuvieron que girar a 2.500 revoluciones por minuto, cinco veces más rápido que una helicóptero terrestre.

Ingenuity arribó al planeta rojo junto al rover Perseverance en abril de 2021 y, desde entonces, superó todas las expectativas de duración y alcance del proyecto inicial. (R. Lannom/NASA/JPL-Caltech/REUTERS)Ingenuity arribó al planeta rojo junto al rover Perseverance en abril de 2021 y, desde entonces, superó todas las expectativas de duración y alcance del proyecto inicial. (R. Lannom/NASA/JPL-Caltech/REUTERS)

A pesar de las condiciones desafiantes, entre ellas vientos marcianos que oscilaban entre 7 y 22 kilómetros por hora, Ingenuity se mantuvo firme y logró un aterrizaje suave, demostrando su resistencia frente a la frígida noche marciana con temperaturas descendiendo hasta los -90°C.

El rover Perseverance, que transportó a Ingenuity hasta Marte, desempeñó un papel crucial, no solo al brindar un medio para su llegada sino también captando imágenes en color del helicóptero posándose sobre la superficie marciana tras el vuelo. El éxito del vuelo fue recibido con júbilo entre el equipo de control en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en California, quienes tuvieron que esperar más de tres horas para confirmar el éxito de la misión debido a la distancia de 287 millones de kilómetros que separan la Tierra de Marte.

El proyecto Ingenuity, que tomó más de seis años en desarrollarse, contempla hasta cinco vuelos de creciente ambición, los cuales podrían marcar el camino para una flota de drones marcianos en las próximas décadas. Estas tecnologías no solo prometen expandir nuestra capacidad de exploración en Marte sino también en la Tierra, facilitando la navegación en áreas de difícil acceso como el Himalaya.

Comentario de AgendAR:

El primer helicóptero robótico terrestre en Marte ya no volará más. Y quizás sea el último, si la NASA llega a la conclusión de que el planeta rojo no es sitio para propulsión a pala. 

Pero si la idea resiste los análisis que se están haciendo de su vida operativa extraordinariamente larga (duró casi tres años terrestres), el Ingenuity en cambio podría ser el primero de una progenie.

Lo realmente importante de este helidrón marciano no es que se acaba de romper, y tampoco lo que quiso descubrir sin éxito (suelo con contenido de agua). La hazaña es puramente tecnológica: el pendorcho duró 1000 días marcianos resistiendo un arco térmico circadiano espantoso, y radiación de partículas solares como en la Tierra sólo la encontrás en la exósfera del Polo Norte, y cuando hay alguna erupción solar. 

Y eso es mucho decir para una idea de último momento, un helicóptero robótico acompañante de un clásico «rover» propulsado a ruedas, de los que viene armando periódicamente el Jet Propulsion Laboratory desde el Sojourner, aquella heroica patineta de 10,6 kg. con 6 ruedas y propulsión fotovoltaica, que deambuló durante 92 «soles» (días marcianos) en 1997. Se esperaba que la patineta heroica a lo sumo durara 7 soles. 

A diferencia de aquel primer complejo y diminuto robot deambulador, el helidrón Ingenuity se diseñó en pocos días, se construyó con componentes electrónicos comerciales de anaquel, costó chirolas en proporción al resto de la misión del dron a ruedas Perseverance, y logró 72 vuelos. 

Y de yapa, esos 72 vuelos los hizo en una atmósfera cuya densidad es de una centésima parte de la nuestra. Para un helicóptero o helidrón terrestre, esa presión atmosférica es el equivalente de alto vacío industrial. A pala, no podría ni despegar.

El Ingenuity, que por su arquitectura minimalista y ultraliviana recuerda más a un frágil mosquito que a un helicóptero, probó ser prodigiosamente aguantador. Lo mismo puede decirse de sus placas fotovoltaicas, baterías, y de su motorcito eléctrico de corriente continua.

Volar con energía solar no es fácil en un planeta cuya órbita es más externa que la terrestre, y en el cual la luz diurna tiene apenas un cuarto de la potencia explotable que la de la Tierra. Y de yapa, en una atmósfera que en nuestro planeta pasaría por alto vacío industrial.

Gran respeto por el Ingenuity. Que quiere decir «ingenio». Porque el ingenio a veces mata chequera, como dicen los vagos en el Jet Propulsion Laboratory cuando Washington le amarroca plata a la NASA.

Daniel E. Arias

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