Aunque el mito dice que el petróleo y el gas se formaron con los huesos de los dinosaurios, en realidad lo hicieron con sedimentos orgánicos entrampados bajo el agua, ya sea de mar o de lagos. Esas enormes cocinas de los hidrocarburos son lo que se define como rocas madre o roca generadora y en Argentina hay 11 de ellas de tipo shale, siendo Vaca Muerta la más conocida.
Palermo Aike: cómo es el plan para poner en producción la Vaca Muerta de Santa Cruz
En una súper síntesis, podría considerarse que cada una de las cuencas hidrocarburíferas del país tienen debajo de los recursos convencionales, una roca madre en donde se formaron el gas y el petróleo, es decir, que cada cuenca tiene su propia Vaca Muerta o incluso más de una.
De sur a norte, reparemos las cuencas y las formaciones shale. La primera es la Cuenca Austral que abarca Santa Cruz y Tierra del Fuego. Aquí la roca madre es Inoceramus, más conocida como Palermo Aike, y también hay una segunda formación shale, denominada Serie Tobífera.
En la Cuenca del Golfo San Jorge, entre Chubut y Santa Cruz, se identificaron también dos rocas madres shale. Una es la Formación Pozo Diadema 129 o D-129 que actualmente es estudiada por Tecpetrol. Un poco más profunda se ubica otra formación shale, Neocomiano.
La Cuenca Neuquina, que conforman Neuquén, Río Negro, La Pampa y el sur de Mendoza, no solo tiene a Vaca Muerta, sino además otras dos rocas generadoras como son Los Molles y Agrio.
En la Cuenca Cuyana hay una sola generadora, Cacheuta, la cual además tiene la particularidad de haberse formado en agua dulce, lo cual marcó con el paso de millones de años que el petróleo de esa zona sea pesado, al igual que sucede con D-129.
Por último, en la Cuenca del Noroeste, la roca generadora del sector correspondiente a la Cuenca Paleozoica es Los Monos, que se estima que cubre también buena parte de Bolivia. Mientras que en el sector de la Cuenca Cretácica la roca generadora es Yacoraite.
Además de las 11 rocas madres, existen en el país otras cuatro formaciones no convencionales, pero en este caso de tipo tight, es decir de hidrocarburos atrapados en arenas compactas.
Las diferencias entre las formaciones shale, o entre las 11 Vaca Muertas del país son muchas y en gran medida es lo que ha determinado que solo una de ellas cuente hoy con más de 2000 pozos en producción.
Las ventajas de Vaca Muerta
En síntesis, hay elementos clave a la hora de mirar las formaciones shale. El primero es el contenido orgánico, es decir la cantidad de hidrocarburos que pueden haber quedado atrapados allí pero también hay otros parámetros clave como el espesor, la permeabilidad y la superficie.
Estas son las condiciones que potenciaron el desarrollo de Vaca Muerta en detrimento de las demás rocas madres. Se trata de una formación que posee un alto contenido de hidrocarburos en su interior, tiene un espesor importante – de hasta 450 metros- que permite que se pueda aprovechar mejor la superficie a estimular, cuenta con una extensión enorme, en cuatro provincias y posee en su interior tanto gas como petróleo liviano.