Neurología: ubican la zona del cerebro que impulsa el altruismo

El cerebro ha desconcertado a los neurólogos durante siglos y continúa siendo un enigma fascinante. A pesar de los avances en neurociencia, conocemos muy poco de este órgano. 

Recientemente, una investigación científica reveló una cuestión fundamental: ¿qué parte de nuestro cerebro nos impulsa a actuar con solidaridad y bondad? Este descubrimiento podría marcar un hito en la manera en que interactuamos con el mundo que nos rodea.

¿Cuál es la parte del cerebro que nos hace solidarios y buenas personas?

Un grupo de científicos de la Universidad de California llevó a cabo una investigación pionera que revela la génesis del altruismo en el cerebro. 

Este estudio realizado en ratones, proporciona una base física para comprender el comportamiento altruista, demostrando que no es meramente una idea abstracta, sino que tiene raíces neurobiológicas concretas.

Los ratones, al igual que los humanos, exhiben comportamientos sociales complejos y muestran una predisposición innata a ayudar a otros individuos de su especie en momentos de necesidad. Esta conducta altruista se observó en situaciones donde un ratón herido recibe ayuda de sus congéneres, quienes proporcionan saliva para aliviar su dolor.

Los investigadores descubrieron que esta respuesta altruista está asociada con la activación de una región específica del cerebro llamada córtex del cíngulo anterior, situada justo detrás del córtex prefrontal. Esta zona está relacionada con la toma de decisiones. 

Este hallazgo sugiere que la solidaridad en los ratones está arraigada en su neurobiología, siendo un comportamiento innato que no requiere aprendizaje.

Sin embargo, extrapolar estos resultados directamente a los seres humanos plantea desafíos debido a la complejidad del cerebro humano y la falta de comprensión completa sobre cómo se forman las decisiones altruistas.

 Aunque el estudio marca un paso significativo hacia la comprensión de cómo el cerebro responde a las necesidades de los demás y regula las acciones para enfrentarlas, el neurobiólogo Weizhe Hong, director del estudio, advierte que aún queda mucho por investigar.

A pesar de estas limitaciones, Hong sugiere que estos avances podrían eventualmente influir en comportamientos altruistas en la sociedad humana. Sin embargo, reconoce que el debate sobre si las personas nacen buenas o malas sigue siendo uno de los grandes enigmas de la neurociencia. 

La neurociencia nos recuerda que la moralidad humana es un fenómeno complejo. (Foto: archivo)

Investigación científica: ¿qué nos hace malos?

El reconocido doctor Adolf Tobeña, catedrático de Psiquiatría y autor del libro «Neurología de la maldad», nos alerta sobre una realidad inquietante: entre el 1 y el 1,5% de los niños argentinos podrían poseer una predisposición innata hacia el mal desde su nacimiento

Del mismo modo en que hemos descubierto la región cerebral asociada a la solidaridad y la bondad, se han identificado zonas del cerebro que funcionan de manera peculiar en individuos diagnosticados como psicópatas. 

Estudios demostraron que lesiones cerebrales en áreas específicas pueden alterar radicalmente el comportamiento altruista de las personas, llevándolas a adoptar actitudes más egoístas.

¿Qué factores externos nos vuelven buenas personas?

La investigación neurocientífica revela las bases biológicas del comportamiento humano, pero el desarrollo moral de una persona también está influenciado por factores externos

  • La influencia de la educación: los estudios demuestran que el tipo de educación recibida puede moldear las actitudes y valores de una persona. 
  • El rol de la familia: el ambiente familiar ejerce una influencia significativa en la formación moral de los individuos. Los valores inculcados por los padres y el modelo de comportamiento que observan en el hogar pueden tener un impacto duradero en la manera en que interactúan con los demás y enfrentan situaciones difíciles en la sociedad.
  • La importancia de la comunidad: además de la educación y la familia, el apoyo de la comunidad y la participación en actividades sociales pueden fomentar el desarrollo de valores como la solidaridad y la empatía. 
VIACronista