El gráfico responde con 10 casos a la pregunta: ¿cómo se distribuye el crecimiento en América Latina, famosa entre los economistas por ser socialmente más desigual que África y Asia?
Para ello, el proyecto distribuciones.info, liderado por los doctores en economía Mauricio de Rosa (Universidad de la República), Ignacio Flores (Universidad de New York)- y Marc Morgan (Universidad de Ginebra), habilita la descarga libre de datos sobre la distribución del ingreso, los impuestos y las transferencias en América Latina, basado en evidencia generada en investigaciones recientes.
Agradecemos al diario montevideano La Diaria por este estudio, basado en datos de esa página web.
La información se divide en tres grupos. El primero refiere a la denominada predistribución del ingreso, que refleja los ingresos generados por los mercados antes de la intervención fiscal.
El segundo se centra en la distribución del ingreso monetaria, que considera el pago de impuestos y el cobro de prestaciones sociales.
Por último, el tercer conjunto de datos refiere a la distribución del ingreso disponible, donde se imputan también las transferencias sociales en especie, principalmente referidas al gasto público en salud y educación.
Los autores advierten poquísima redistribución monetaria en la mayoría de los países analizados. Incluso luego de deducir impuestos y sumar prestaciones sociales, es enorme en Perú y México. En el resto de los 10 países comparados, las transferencias monetarias no contrarrestan el efecto regresivo de los impuestos al consumo. Ejemplos argentinos de tapa de manual, el IVA, o Ganancias aplicado a sueldos.
Es en el ingreso disponible donde se observa una baja relevante de la desigualdad en algunos países de la región. Esto se debe a la relativamente buena focalización del gasto en educación y salud entre los estratos de ingresos más bajos.
En el gráfico se recogen dos indicadores relevantes para medir la desigualdad de ingresos: la participación en el ingreso disponible del 50% más pobre, comparada con la del 10% más rico.
Países como México, Colombia, Perú o Brasil presentan niveles extremos de desigualdad, con ingresos muy concentrados en la cola alta de la distribución. En estos países, el 10% de la población concentra más de la mitad del ingreso disponible anual. En el extremo inferior de la distribución, el 50% de la población concentra entre un 10% y un 15% del ingreso disponible anual.
Por el contrario, en los países menos desiguales de la región, entre los que se encuentra Uruguay, el 10% más rico de la población concentra cerca del 40% del ingreso disponible anual, mientras que el 50% más pobre como mucho se apropia del 20%.
La Argentina es un caso aparte. En los ’50 y ’60, y casi sin desocupación, los sueldos del trabajo registrado llegaron a ser el 51% del ingreso, y el efecto igualizador se potenciaba con hospitales públicos, sistemas de salud sindical y educación pública en todos los niveles.
La Argentina no sólo fue el país más igualitario de la región. También el más educado, industrial, sano y próspero.
El retroceso de ingresos de asalariados y de desocupados desde 1974 y especialmente en la última década, así como el abandono de los sistemas de salud y educación pública, lograron algo insólito. Transformaron a la Argentina en un país más desigual que Ecuador y que el Salvador. Y que Uruguay.
Daniel E. Arias