Nicolás Posse se quedó con el manejo de las centrales nucleares y ubicó a un hombre de Eduardo Eurnekian para presidir la empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina S.A., que administra las plantas Atucha y Embalse.
El próximo lunes 22 de abril se realizará la asamblea para designar al nuevo directorio de NA-SA, que quedará conformado por Luis Fasanella en la presidencia y Julian Gadano como vicepresidente. De directores titulares van Damian San Filipo, Santiago Casaux Alsina y Mario Hugo Levy. Completan la lista como suplentes Hector Sergio Falzone y María Laura Alfonso.
De los nombres que conforman el cuerpo directivo se desprende que prevalecieron las designaciones propiciadas por el jefe de Gabinete, Nicolas Posse, por sobre la iniciativa del secretario de Energía, Eduardo Rodriguez Chirillo, que se quedó apenas con un director y los dos suplentes. Levy, Falzone y Alfonso son los únicos tres que responden al titular de la cartera.
Lo concreto es que los nombramientos que propicio Jefatura de Gabinete generaron ruido en el sector. Por una lado, el flamante presidente Luis Fasanella se desempeñaba como Desarrollador de Nuevos Negocios en Corporación América. «Sabe menos de centrales nucleares que Bambi», comentó socarronamente una fuente de la secretaría de Energía.
Sin embargo, la situación mas incómoda para el gobierno libertario es el retorno de Julián Gadano, ex subsecretario de Energía nuclear durante el gobierno de Mauricio Macri. Durante su gestión y pese a la fuerte suba que registró la tarifa eléctrica en esos años, la compañía acumuló deuda por más de $ 4000 millones entre proveedores y salarios.
«Si todos quisieran cobrar todo al mismo tiempo y rápido, el resultado sería simple y dramático: nadie cobraría, porque la empresa no podría afrontar sus compromisos. Esta es una empresa pública. No tiene arriba un ´señor Burns´ que gana mucho dinero», dejó escrito Gadano en una insólita referencia al malvado personaje Charles Montgomery Burns, que en la serie televisiva Los Simpsons es el propietario de la planta de energía nuclear de Springfield.
Sabe menos de centrales nucleares que Bambi, comentó socarronamente una fuente de la Secretaría de Energía sobre el nuevo presidente de Nucleoeléctrica
La discusión sobre los recursos que planteaba Gadano en el 2019 se actualiza ahora respecto al proyecto de reactor CAREM que es la sigla de Central Argentina de Elementos Modulares y se trata de un prototipo de reactor de potencia, es decir, un generador de energía eléctrica que está construyendo desde 2007 la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
Estos reactores, a diferencia de los reactores de investigación o multipropósito, que Argentina ya diseña y fabrica, son muy desafiantes en su ingeniería, porque tienen que funcionar en condiciones mucho más exigentes: más presión, más temperatura, más estrés, más exigencia en cuanto a vida útil, entre otros etcéteras. De hecho, de lograr poner en marcha este modelo, Argentina entrará a un club muy pequeño, de menos de diez países, que han diseñado o diseñan reactores de potencia.
Javier Milei se comprometió con Estados Unidos a cancelar el proyecto de Atucha III que tiene financiamiento chino y frenó la construcción del reactor Carem, hito en la historia del desarrollo nuclear argentino. La manera de Milei de desmantelar la política nuclear argentina es la misma que aplica a otras áreas: deja sin fondos al sector.
Gadano salió al cruce de esta noticia con una publicación en Seul, el house organ del macrismo. «Puntualicemos dos cuestiones. La primera, el condicional: Argentina se sumará al club en caso de poner en marcha el modelo. Creo que ha llegado la hora de que se haga pública una hoja de ruta realista, fundamentada y transparente (y no anuncios con powerpoints de diez láminas) que explique claramente cuántos recursos y cuánto tiempo falta para terminar el prototipo, y cuáles son los desafíos y obstáculos tecnológicos que aún quedan pendientes, que los hay. Quien vaya a poner los recursos que faltan para terminar el proyecto tiene derecho a saber qué va a recibir a cambio, cuándo lo va a recibir y cuánto le va a costar. Sea un privado o el Estado» dice Gadano.
En la misma línea argumentativa sobre el desfinanciamiento de los proyectos, el flamante funcionario agrega que «en segundo lugar, es importante tener en cuenta que el CAREM es un prototipo que, así como está diseñado, jamás será un modelo comercial competitivo. Y no lo será aunque se lo escale a cuatro veces su tamaño (como se anuncia desde la CNEA), porque su falta de competitividad está en el diseño. Esto no es necesariamente un problema, un prototipo no tiene que ser necesariamente competitivo. El problema está en no decirle la verdad a la sociedad, que ha sido hasta ahora la que puso la plata. Quienes hemos participado de rondas para levantar capital para financiar un proyecto tecnológico (o de cualquier tipo) sabemos que el inversor que pone «el primer millón» muchas veces es consciente de que luego de ese aporte no se ganará dinero. Pero sí le importará mucho saber exactamente qué se hará y en cuánto tiempo. Pero, sobre todo, quien invierte rechazará que alguien que busca su capital le diga que a tiempo equis va a ganar dinero cuando eso no va a ocurrir. Caso contrario, la mayor parte de las veces se cansa, se va, y no vuelve. No veo por qué debería ser diferente en un proyecto público, aunque evidentemente otros no piensan lo mismo».
A las claras, la visión de Gadano va en línea con las ideas libertarias. La incomodidad de los funcionarios del área que responden directamente a Milei y padecen la designación de Gadano como un avasallamiento de la Jefatura de Gabinete responde a las expresiones públicas del nuevo vicepresidente de Nucleoeléctrica contra Milei en plena campaña.
Ocurre que Julian Gadano es uno de los pocos cuadros técnicos que tiene el PRO. El secreto a voces es que su desembarco en la vicepresidencia de la estatal de energía nuclear fue promovida con mucho ahínco por Patricia Bullrich.
La pertenencia de Gadano a las filas del PRO data de tiempos recientes. Entre el 2003 y el 2008 fue Director General de Administración de RRHH y Organización bajo la órbita de Oscar Parrilli durante la presidencia Nestor Kirchner. Ya con Cristina, en el 2012 se sumó como asesor del directorio de la Autoridad Regulatoria Nuclear.
Dato no menor es que el salario promedio del cuerpo directivo de Nucleoeléctrica Argentina va de ocho a diez millones de pesos por mes.