El 9 de abril de 1940, en horas de la mañana, la maquinaria de guerra de Adolf Hitler, mediante la operación Weserübung, invadió Dinamarca que capituló ante Alemania a pesar de insistir en su neutralidad.
El rey Christian X decidió quedarse en su país para darle protección a su pueblo y sabotear las actividades del invasor. Al mismo tiempo, encomendó a los daneses exiliados en Gran Bretaña formar un comité para apoyar a la resistencia y tener así una chance a su país de liberarse de los invasores.
El 30 de septiembre de 1940, en la ciudad de Londres, se fundó el Consejo Danés. Sus miembros, activistas de la causa aliada, comenzaron sus trabajos. La propaganda, esencial para movilizar a la comunidad de exiliados, se propaló a través del periódico Frit Danmark (que se traduce como “Dinamarca libre”).
Los jóvenes daneses en el exilio se presentaron como voluntarios para la lucha y formaron, dentro de la Royal Air Force, la “sección danesa”, dirigida por Werner Michael Iversen que se convirtió en su oficial al mando.
Pero el alcance del Consejo Danés no solo se limitó a reclutar voluntarios para combatir: aquellos que por su edad (ya sea por menores o por ser considerados mayores para el combate) también prestaron su apoyo a la resistencia contribuyendo al esfuerzo de guerra de alguna manera. La práctica más común era recolectar dinero (o metal, para ser vendido) para comprar armamento. Hubo dos slogans muy populares en aquellos años, dirigidos a las amas de casa: ‘Convierte tu sartén en un Spitfire’ y el segundo fue; ´Un Spitfire en el aire mantiene alejado a Hitler de su casa’.
El Spitfire fue el avión caza británico usado por la Royal Air Force y muchos otros países aliados en la Segunda Guerra Mundial. Un arma imprescindible, que se produjo durante todo el conflicto.
En octubre de 1941 el Consejo Danés de Londres creó el Fondo Spitfire Danés, cuyo objetivo fue recolectar dinero para adquirir ejemplares del icónico caza y crear un escuadrón en la RAF similar al Escuadrón Argentino 164, pero en esta ocasión formado con personal de Dinamarca. La recaudación pretendida era de 65.000 libras, la cantidad de dinero necesaria para comprar al menos 12 Spitfires.
Embajadores del Fondo Spitfire Danés salieron a buscar dinero entre los daneses en el exilio y sus descendientes repartidos por todo el mundo. Una delegación visitó América del Norte, Uruguay y la República Argentina.
En Argentina encontraron gran repercusión: una porción considerable de la comunidad dinamarquesa y público general adhirieron a la causa aliada y brindaron su ayuda para la colecta. Con el apoyo de escolares realizaron operaciones de recolección de metales: tubos de dentífrico, ollas viejas, chapas y cualquier resto de metal que pudiese ser vendido era bien recibidos. Toda la chatarra luego sería transportada al puerto de Buenos Aires y desde allí se embarcaría hacia los puertos británicos donde seguirían camino hacia hornos de fundición.
Las donaciones de dinero se obtuvieron, mayormente, en las localidades de Necochea, San Cayetano, Lobería, Tandil, Tres Arroyos, Posadas, Oberá y Bariloche gracias a la población dinamarquesa en su mayoría vinculada al ámbito rural.
En total, la colecta realizada en la República Argentina sumó 6877 libras. Fue la segunda contribución de mayor importancia en el continente americano y su monto permitió asegurar la adquisición de un caza Supermarine Spitfire.
Aunque lo recolectado no alcanzó para dar vida al tan ansiado escuadrón danés, la recaudación en el resto del continente permitió la compra de otros dos Spitfire logrando así que los ‘daneses libres’ consiguieran por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial su sección de tres aviones dentro de una unidad en el Comando de Cazas de la RAF.
La colonia danesa en Argentina no sugirió nombre de bautismo para el Spitfire comprado con sus donaciones, por cuanto la decisión quedó en manos del Consejo Danés.
El 9 de abril de 1942, la delegación Danesa se presentó ante el primer ministro Winston Churchill, orador en la ceremonia que anunció la incorporación a la RAF de tres Spitfires que serían piloteado por pilotos voluntarios daneses, que expresó los siguientes conceptos:
‘Nunca haremos una pausa en nuestra lucha, llegará el día en que Dinamarca se liberará de las garras en que ha sido retenida y regresará a ocupar su lugar independiente, honrado y antiguo entre los pueblos y estados libres de Europa. Nunca hemos olvidado esos días, ni hemos olvidado los días más largos del pasado cuando nuestros ejércitos sirvieron juntos. Haremos todo lo posible para recompensar a Dinamarca con buenos resultados. Hace falta buen tiempo para convertir este espléndido cheque en los primeros truenos de la tormenta que ha de azotar a esta odiosa tiranía’.
Un día más tarde, los tres Spitfires daneses fueron presentados al Escuadrón 234 de la RAF en una ceremonia que se realizó en la base aérea Ibsley, Gran Bretaña.
Cada uno de los Spitfires fue bautizado con alusiones a personajes o costumbres de la cultura danesa y fueron construidos en la factoría Castle Bromwich de Birmingham. A cada Spitfire se le colocó el clásico motor Rolls Royce Merlin versión 45.
El primer Spitfire recibió el nombre de ‘Skagen Ind’, correspondía al lema utilizado para la recaudación de fondos entre los daneses. También refería al sueño de los marineros daneses en el exilio que soñaban con regresar a una Dinamarca liberada con la bandera danesa ondeando en la popa.
El segundo fue bautizado ‘Valdemar Atterdag’ en honor al rey de Dinamarca que gobernó sus tierras entre los años 1340 a 1375.
El tercer Spitfire fue bautizado ‘Niels Ebbesen’ en honor al héroe nacional danés del siglo XIV que, en 1340, le dio muerte al Conde alemán Gerhard III de Holstein.
Los Spitfire daneses ‘Valdemar Atterdag’ y ‘Skagen Ind’ fueron los primeros lanzados al combate el 16 de abril de 1942. Su bautismo de fuego fue contra cazas de la Luftwaffe. Ocho días después fueron interceptados y derribados por dos ases alemanes. Uno de sus verdugos fue el Leutnant Wilhelm Ferdinand Galland, hermano del famoso as Adolf Galland que luego de la Segunda Guerra Mundial fue contratado por el gobierno de Perón para organizar a la naciente Fuerza Aérea Argentina.
Hacia 1943 el Consejo Danés, con el dinero restante y nuevas recaudaciones, algunas provenientes desde la República Argentina, y donó otros cinco Spitfires.
Según las actas del Comité de Trabajo del Consejo Danés, se les dio los nombres ‘Dinamarca 4′, ‘Dinamarca 5′, ‘Dinamarca 6′, ‘Dinamarca 7′ y al último, que fue donado poco antes del final de la guerra, el nombre de ‘Holger Danske’.
El Consejo danés soñó con un escuadrón exclusivamente danés, pero nunca logró hacer volar más de tres aviones de la sección danesa al mismo tiempo.
Consolidaron 29 operaciones de combate en total y el único Spitfire sobreviviente fue entregado a una factoría para ser convertido en versión de caza naval para operar a bordo de los portaaviones de ese momento.
La iniciativa no cambió el curso de la guerra, pero sí dio un consistente impulso a la moral y un importante mensaje a la resistencia: el mundo estaba de su lado.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Dinamarca recibió 38 Spitfires que fueron operados por su Aviación Naval y su Ejército. Al fusionarse ambos servicios se creó la Real Fuerza Aérea de Dinamarca, el 1 de octubre de 1950. Desde ese momento, la naciente aviación danesa inició un proceso de modernización que la mantuvo siempre al alcance de los últimos avances tecnológicos.
Aunque discreta y olvidada, esta historia sentó un precedente en Dinamarca, resultando fundacional para su aviación, que fue realizado con aportes de personas anónimas en zonas rurales de un país muy lejano en la zona del conflicto, un lugar llamado República Argentina.