El presidente norteamericano, Joe Biden, firmó el viernes un memorándum que actualiza la política de Estados Unidos sobre la Antártida en un esfuerzo por protegerla de los efectos del cambio climático.
El memorándum se publicó luego de que esta semana circularan informes sobre el descubrimiento de vastas reservas de petróleo y gas por parte de Rusia en una zona del territorio antártico reclamada por Chile, Argentina y Reino Unido. La Casa Blanca no aclaró si está relacionado, pero advirtió que sigue atenta a países que pueden provocar “discordia internacional” en la región antártica.
El memorándum de seguridad nacional reemplaza la política de 1994 sobre el Ártico y la Antártida y establece objetivos clave mediante los cuales Estados Unidos liderará y participará en actividades a través del Tratado Antártico, del que la Argentina es firmante.
“El Tratado Antártico ha mantenido con éxito la paz en la región antártica al congelar reclamos territoriales en conflicto, prohibir actividades militares que no sean en apoyo de la investigación científica o para cualquier otro propósito pacífico, priorizar la ciencia y la protección ambiental sobre los intereses comerciales, prohibir la minería con fines no científicos. y promover la transparencia y la cooperación”, señaló la Casa Blanca
“También proporciona herramientas para verificar el cumplimiento de estas ambiciosas disposiciones, herramientas que Estados Unidos ha utilizado más que cualquier otro país, habiendo realizado 15 inspecciones no anunciadas de instalaciones en la Antártida
“Seguimos atentos a acciones de países que podrían amenazar los intereses nacionales de Estados Unidos al traer discordia internacional a la región antártica. Estados Unidos trabajará con socios internacionales a través del Tratado Anártico para promover la paz y la ciencia en la región, y promover la cooperación internacional al tiempo que salvaguarda los intereses nacionales de Estados Unidos.
La nueva política tiene cuatro objetivos principales: proteger el medio ambiente antártico “relativamente virgen” y los ecosistemas relacionados; preservar y buscar oportunidades para la investigación científica y comprender la relación de la Antártida con el cambio climático; mantener la Antártida como una región de cooperación internacional pacífica; y garantizar la protección de los recursos vivos y los ecosistemas de la región.
Según el memo, las investigaciones realizadas por Estados Unidos y otros países continúan demostrando los daños del cambio climático global en la región antártica, incluso a través del calentamiento y la acidificación de los océanos, el agotamiento de la capa de ozono, el aumento del nivel del mar y la contaminación del aire y el agua.
La investigación estadounidense también ha revelado los riesgos e incertidumbres de los “puntos de inflexión” climáticos, como el colapso de la capa de hielo de la Antártida occidental.
Estados Unidos dijo que seguirá alentando a los países a establecer contribuciones “ambiciosas” determinadas a nivel nacional para 2035 en virtud del Acuerdo Climático de París para limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius y establecer un sistema de áreas marinas protegidas en la Antártida.
La política actualizada se basa en el compromiso de la administración Biden-Harris de modernizar las políticas climáticas y ambientales obsoletas, según informó la Casa Blanca.
Hallazgo
El diario británico The Daily Telegraph informó esta semana que parlamentarios británicos tienen temores de que Moscú intente extraer petróleo de una parte de ese territorio austral. Informes presentados en una comisión de la Cámara de los Comunes del Reino Unido revelaron que Rusia halló reservas estimadas en unos 511.000 millones de barriles de petróleo, lo que equivale a aproximadamente diez veces la producción del Mar del Norte en los últimos 50 años, el doble de las reservas de Arabia Saudita o 30 Vaca Muerta juntas.
El descubrimiento realizado por buques de la empresa rusa Rosgeo en el mar de Weddell ha despertado temores de que Moscú esté realizando exploraciones petrolíferas y de gas, e inspeccionando el continente con fines militares.
Si bien la Antártida no está gobernada por nadie, países como Reino Unido, Argentina, Chile, Australia y Nueva Zelanda han reclamado históricamente partes de su territorio.