Hay distintas versiones de porqué los Super Étendard (SUE) y Super Étendard Modernisé (SEM) aún no vuelan. Estas versiones están sustentadas por personal que respeto, y las tomo como serias. Yo no adhiero ni rechazo ninguna, simplemente las expongo y cada uno opine lo que quiera:
1- Las aeronaves (SUE y SEM) tienen casi todos los componentes vencidos. Además existen problemas de trazabilidad con varios de ellos. Es inviable ponerlas en vuelo de manera segura sin incurrir en una inversión que no se justifica, teniendo en cuenta la vida útil remanente de las aeronaves y las capacidades que puede ofrecer.
2- En realidad algunas de las aeronaves ya se encuentran casi listas para empezar a volar. Sólo sucede que la DIMAC (Dirección General de Aeronavegabilidad Militar Conjunta del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas) se niega a incorporar a CITEDEF al SADEF (Sistema de Aeronavegabilidad de la Defensa). Hasta que esto no ocurra, los ensayos efectuados en CITEDEF con el material pirotécnico de los SUE y SEM (los cuales dieron resultado positivo) carecen de validez. La negativa de incorporar a CITEDEF al SADEF se debe solamente a la animadversión que las máximas autoridades del Estado Mayor Conjunto tienen hacia la idea de recuperar a los SUE y SEM, y de hecho a cualquier otra iniciativa que le permita a la Armada continuar con una aviación naval de ataque con base en tierra.
3- Dentro de la propia Armada hay una interna respecto de si recuperar a los SUE y SEM o no. Sucede que el presupuesto de la fuerza es miserable y los SUE y SEM representarían «otra boca más que alimentar» pero con la misma cantidad de recursos disponibles. Eso, sin mencionar que hay una puja entre la Flota de Mar, la Fuerza de Submarinos, la Aviación Naval y la Infantería de Marina para ver quién recibe más recursos. Los cuatro componentes mencionados tienen legítimas y postergadas necesidades operativas y materiales, pero los recursos solo alcanzan para satisfacerlas de manera muy parcial, por lo cual la conducción de la Armada literalmente debe administrar miseria eligiendo qué pocos proyectos continúan y postergando o directamente cancelando al resto.
Opinión de AgendAR:
Por añadir a la discordia, va este fallo: la Armada desde su misma fundación fue una fuerza importadora, enérgicamente opuesta al autoequipamiento y al «compre nacional».
Sus enormes instalaciones de instrucción técnica, fabricación, reparación y mantenimiento, Puerto Belgrano y los astilleros de submarinos y naves de combate de Puerto Madero y de Río Santiago, otorgadas por sucesivos presidentes esperanzados, tan disímiles como Sarmiento y Perón, fueron recibidas con indiferencia. La propia de un playboy al que le regalan herramientas de mecánica. El único presidente que logró hacer fabricar naves de combate, corbetas y submarinos a nuestra Marina, fue Perón. Y le costó políticamente caro.
Por lo demás, ya sabemos para qué usaron los almirantes la Escuela de Mecánica de la Armada. Eso sí, a la hora de la guerra real contra enemigos reales, contra el Reino Unido y no contra laburantes, estudiantes y sindicalistas cabreros, resultó que de todos los submarinos comprados de primera mano funcionaba uno solo, el tipo 209 San Luis. Y hubo que carenarlo de apuro porque estaba revestido de incrustaciones que lo volvían ruidoso. Y sus torpedos no habían sido testeados, y no servían. También estaba knock-out la computadora de tiro.
Las dos cosas navales que no fallaron en Malvinas fueron el 5to Batallón de Infantería de Marina, los pilotos de los Skyhawk, y los SUE con el entonces bastante novedoso misil antibuque Exocet AM39. El BIM5 defendió el cerro Tumbledown en la batalla más intensa de finales de la guerra, y entre los 8 Skyhawk hechos fruta y los 5 SUE del Comando de Aviación Naval hundieron más tonelaje que toda la Fuerza Aérea Sur con 70 aviones.
La idea de comprar los SEM y canibalizarlos como repuestos de los SUE no es mala. Nuestros SUE casi no operaron en portaaviones, que es muy maltratador de células y trenes de aterrizaje. Tras la guerra, los SUE no operaron mucho desde tierra por razones de inopia mayor. Ergo, deberían estar menos baqueteados que los SEM franceses. Estos cargan con treinta años de amasijo técnico de portaaviones, y de ataque a tierra en todo pifostio causado o intervenido por la OTAN: Bosnia, Croacia, el Golfo Pérsico 1.0 y 2.0, Libia, y andá a contar las operaciones encubiertas de Francia en África. Tras tanta paliza, son chatarra.
Macri no los compró para canibalizarlos, sino como gesto de genuflexión ante la OTAN y porque estaba de compras en Francia. De paso, canceló 5 patrulleras OPV que iban a construirse en Astilleros Río Santiago para la Prefectura Naval Argentina, cuya transferencia de tecnología al astillero alemán Fassmer ya estaba pagada. Las canjeó por 4 OPV comparables pero construidas enteramente en los astilleros de Toulon, Francia, de Naval Group. Es bueno generar trabajo calificado, aunque sea en Toulon y no en Ensenada.
La Armada, encantada con todo esto, y con fungir de Prefectura: algo tiene qué hacer. Lo que no acepta la Armada es reconstruir la flota de SUEs canibalizando los SEM, o viceversa, asunto que debería dilucidarse avión por avión. Pero no está en su ADN construir ni reconstruir.
Pero el caso es atendible: los SUE y SEM son más viejos que la injusticia. ¿Y de qué servirían sin nuevos radares de búsqueda y tiro, sin nueva aviónica y sin misiles antibuque recientes? Los Exocet de hoy tienen 150 kilómetros de alcance. Es lo que hoy uno puede acercarse, incluso en vuelo rasante, a un destructor británico clase Daring antes de ser detectado y misileado. 1982, cuando la distancia de seguridad para los SUE era de más o menos 50 km., quedó muy atrás.
En realidad, estos mismos enormes destructores Daring son cosas bastante obsoletas, pese a ser nuevas. ¿Cuántas naves erizadas de sensores y defensas perdió ya la marina rusa ante los drones ucranianos, aéreos y navales? Algunos de esos drones se diseñaron y construyeron de apuro DURANTE la guerra.
Lo que me lleva derecho al punto: en 2018 la Armada recibió para su evaluación el helidrón RUAS-160 de INVAP, que puede llevar radares, sensores ópticos y electrónicos, equipos de comunicaciones e incluso armamento a gran distancia de cualquier buque de guerra argentino. Sólo se requiere un espacio despejado de obstáculos para el despegue y aterrizaje. Un helidrón es mucho más barato que un helicóptero tripulado, no requiere de hangar, helipuerto ni pilotos, es sacrificable por barato, y extiende el rango operativo de cualquier patrullera, corbeta, fragata o aviso en unos 100 km. a la redonda.
Con un radar 3D de INVAP y sensores ópticos e infrarrojos de FixView, empresa también argentina, el radio de detección lo aumenta en unos 100 o 200 km. más: todo depende de la altura a la que vuele el RUAS. Puede «pispear» piratas y/o enemigos bajo la línea del horizonte, y además acelerar cualquier operación de búsqueda y salvataje de náufragos. Obligación internacional de la Armada que, como se demostró en 2017, ya no puede cumplir con su equipamiento residual.
Por ahora, del RUAS, sin novedad. Sabemos del amor de nuestros almirantes por el equipamiento argentino. Es el que hace que la DIMAC no acepte por buenos los dispositivos de eyección desarrollados por CITEFA. Servirían para que los pilotos de los SUE puedan volar unas últimas centenares de horas en sus sus últimos cacharros SUE, sin muerte asegurada en caso de apagón de turbina.
Si yo mañana amaneciera almirante, ya estaría chiflándole a INVAP, CITEFA y la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA) para que me diseñen y construyan drones de patrulla armada, pero no sólo de alta rotativa como el RUAS, sino de ala fija. Estos tendrían obviamente mayor alcance y autonomía.
Es decir, retomaría el proyecto SARA (Sistema Aéreo Robótico Argentino), apoyado fundamentalmente por el Ejército, pero ninguneado u obstaculizado por la Fuerza Aérea y la Armada. Aquel fue el proyecto principal de INVAP en FAdeA entre 2014 y 2015, y con razonables éxitos en testeo real de un primer demostrador tecnológico de ala fija, desarrollado en menos de dos años.
Estaba hecho a medida del Ejército, como observadores adelantados de artillería. Sus obuses Palmaria de 155 mm. disparan a 40 km. Los sistemas de clase 2 y 3 en diseño se destinaban inicialmente para observación a distancias mucho mayores por parte de las tres fuerzas.
Si yo amaneciera almirante, retomaría el SARA desde donde lo abandonó Macri, y le añadiría sistemas de patrulla armada y de combate, empezando por lo más sencillo y barato: drones kamikaze.
Todo esto es mucho más costo/efectivo que el «wet dream» del Almirantazgo: comprarse un submarino francés por U$ 1000 millones, cifra que duplica los haberes del FONDEF, o Fondo para la Defensa. Fue creado por el Chivo Rossi en su breve paso por ese ministerio. El FONDEF es modesto, pero serviría de algo o de más que algo si la Armada y la Fuerza Aérea aceptaran tres cosas:
- Que tienen que equiparse para combatir guerras del siglo XXI, no las del siglo XX.
- Que nuestras hipótesis de conflicto siguen siendo Malvinas y la Antártida.
- Que los únicos medios de guerra prolongada deben ser de fabricación nacional, bastante automatizados sacrificables y de fácil reposición. Son las cosas que viven inventando Ucrania y Rusia. Si sólo lucharan con tanques, aviones y barcos tripulados, habrían destruido todo su parque militar, y la guerra se habría acabado en semanas.
Creo que en el delirio militar actual, bien sudaca, el de sobrevivir a la pobreza de medios como barrabravas, comparsas o alcahuetes de la OTAN, mi propuesta duraría dos o tres días. Luego sería cajoneada. Y quienes me secunden tendrían algunos accidentes.
Daniel E. Arias